Por José Arturo Quarracino
(31 de julio de 2010)
En su intervención sobre la ley del gaymonio (“matrimonio igualitario”), aprobada en la madrugada del 15 de julio de 2010, el jefe de la bancada del Frente para la Victoria, el senador Migue Ángel Pichetto, haciendo hincapié en la coincidencia de la fecha (14 de julio) sostuvo que la aprobación de dicha ley significaba una revolución comparable a la Revolución Francesa de 1789.
Dejemos de lado el hecho que esta ley “gaymónica” fue impulsada y sustentada en definitiva por la Ford Foundation, el brazo del imperialismo cultural de la familia Rockefeller y del Departamento de Estado norteamericano. Como ya hemos dejado asentado y probado, se pretende mostrar esta ley como progresista, a pesar que en realidad es una ley promovida por los amos del imperialismo financiero contemporáneo, es decir, es una ley acorde con la reingeniería social antinacional diseñada por el poder financiero internacional. No es casual que esta iniciativa haya tenido como vocera y principal espada a una joven pudiente de San Isidro, emigrada a Estados Unidos donde se “convirtió” al lesbianismo, para luego volver a nuestro país a hacer campaña a favor de una iniciativa jurídica-cultural de evidente prosapia yankee liberal. Bien reconoció la actual mandataria argentina que se trataba de una ley para minorías, lo que se cuidó de decir la señora Fernández de Kirchner es que la matriz de esta ley es propia de los sectores progres –ricos y pudientes- de Estados Unidos, y que se trata de una ley angloyankee, para nada argentina.
Pero en un acto de sincericidio lamentablemente percibido por muy pocos, el senador Pichetto ha puesto en evidencia además que el kirchnerismo del que forma parte es en esencia anticristiano, antiobrero y gorila, por cuanto el cambiante legislador reivindica como progresista una Revolución que legisló en contra de los trabajadores de la época, prohibiendo la agremiación sindical, y que marginó de la vida política a quienes eran pobres y no pagaban cargas públicas. Pero con ello el senador Pichetto “le enmendó” la plana al mismísimo General Perón, mostrando que era más sabio que éste.
Por carácter transitivo y por vía indirecta, el mismo senador kk confirma así implícitamente que la ley de gaymonio igualitario es una ley reaccionaria.
1) Como ya hemos anticipado, según el sr. Pichetto, la ley de “matrimonio igualitario” es tan revolucionaria como lo fue la Revolución Francesa de 1789. Para el legislador patagónico, que se pretende peronista, esto significa todo un progreso, aunque el senador citado olvida, ignora o encubre que la Revolución Francesa dio rango constitucional a la Ley Chapellier de 1791, que prohibía las asociaciones gremiales. Además, según el Preámbulo de la Constitución sancionada el 3 de setiembre de 1791 por la Revolución, en Francia dejaban tanto «los jurados como las corporaciones de profesiones, artes y oficios». Por otro lado, sólo eran considerados ciudadanos activos con derecho a la participación política los que tenían recursos para pagar cargas públicas, es decir, los pobres no tenían participación política (Título III, artículo 2).
Según el kirchnerista Pichetto, prohibir las asociaciones gremiales e impedir la participación política de los pobres es un progreso. Evidentemente, el kirchnerismo tiene un sustrato esencialmente antiobrero y contrario a los pobres, al menos en la perspectiva del senador Pichetto y de su mentor, el diputado-ausente Néstor C. Kirchner, quien no lo ha desautorizado (el que calla otorga).
2) La mirada del General Perón sobre el mencionado acontecimiento histórico esté en las antípodas de lo afirmado por don Pichetto. Es evidente que este señor desconoce el pensamiento del gran Líder que reivindica, o utiliza arteramente el nombre del General Perón para promover criterios gorilas. También es posible pensar que de tanto estar ocupado cambiando de camiseta según sea quien llega al gobierno, no tenga tiempo para conocer bien en detalle el pensamiento del General Perón sobre la Revolución Francesa.
Según la concepción del General Perón, «puede decirse, sin temor a exageraciones, que el espíritu de las asociaciones gremiales de la Edad Media es el mejor reflejo del humanismo y del espiritualismo cristianos»[1], ya que en ellas se atendía al aprendizaje de los futuros artesanos, se cuidaba el orden económico, se cuidaba el orden social y se velaba por el orden moral. En síntesis, las asociaciones gremiales eran «organizaciones éticas, netamente cristianas, imbuidas de un severo espíritu religioso».
Para Perón, los Derechos del Hombre consagrados por la Revolución Francesa «revisten de un poder teórico ilimitado a los ciudadanos», pero paradójicamente el Estado, «respetuoso de ese mágico poder, priva al hombre –ente social, político y económico a un mismo tiempo- de la protección que históricamente le venían prodigando las organizaciones gremiales». Si bien el hombre es declarado libre, «esa libertad sólo le sirve para morirse de hambre».
Evidentemente, el pensamiento del General Perón respecto a la Revolución Francesa está en las antípodas del pensamiento del legislador rionegrino. Lejos de ser una revolución progresista, ha resultado ser históricamente una revolución burguesa, anti-obrera y anti-popular. ¿O será que el gran Líder argentino no estaba a las alturas del pensamiento del vocero kirchnerista, o bien era incapaz de llegar a la profundidad de pensamiento del senador? ¿Kirchner y Pichetto son más sabios que Perón?
3) Con sus juicios sobre la Revolución Francesa, en directo antagonismo con los juicios del fundador del justicialismo, al poner a dicho acontecimiento al nivel de la “revolución gaymónica”, el legislador menemista-kirchnerista revela el verdadero carácter que ostenta la reforma jurídica kirchnerista: si son equiparables y están al mismo nivel, entonces la “revolución gaymónica” no sólo es anti-cristiana, sino también anti-obrera y anti-popular. A confesión de partes, relevo de pruebas.
En síntesis: al querer justificar su conducta, el senador Pichetto ha puesto en evidencia que el kirchnerismo es en esencia un engendro gorila, anti-obrero y antiperonista. No debe sorprender esto, ya que la monarquía bicéfala patagónica cree que ha ejercido el mejor gobierno de la historia argentina, mientras que algún funcionario delirante cree que la actual mandataria es superior a Juan Perón.
Sólo queda dar gracias al senador Pichetto, quien ha reconocido públicamente que el kirchnerismo es en el fondo gorilismo disfrazado de pejotismo. En buena hora los gorilas infiltrados en el peronismo empiezan a sacarse las caretas y a mostrarse como realmente son: enemigos de Perón y Evita, aunque se llenen la boca con sus nombres.
¡PERÓN VIVE!
RENACE LA PATRIA
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Página: http://www.encuentro-nacional.org
Con GERÓNIMO “MOMO” VENEGAS
Garantía de Doctrina y Lealtad
NOTA:
[1] Enrique Pavón Pereyra, Perón tal como es, Capítulo XV, Buenos Aires, Macacha Güemes, 1973. Todo lo que citemos en adelante del pensamiento de Perón está tomado de esta obra.
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