La presidente Cristina Fernández de Kirchner promulgó la Ley de Salud Mental, en medio de la polémica por Wikileaks sobre su propia estabilidad psicológica.
La norma pretende la autonomía de personas con patologías psíquicas y prohíbe la construcción de manicomios, entre otras disposiciones. Es decir, ya no habrá más centros especializados para tratamiento de problemas psicológicos, y quienes tengan un problema de esta clase deberán judicializar su situación.
Manzur destacó que "es una ley de avanzada que cuenta con el apoyo de todos los sectores" (sin especificar cuáles) y afirmó que "se inicia en la Argentina un proceso de ’desmanicomización’ de la salud mental".
La presidente rubricó el decreto de promulgación de la ley junto al ministro de Salud, Juan Manzur el jefe de Gabinete, Aníbal Fernández el secretario de Legal y Técnica, Carlos Zannini el director nacional de Salud Mental y Adicciones, Yago Di Nela el autor de la ley, el diputado mandato cumplido Leonardo Gorbacz y un grupo de internos de la "La Colifata", la radio del Hospital Borda.
El director de Salud Mental y Adicciones -organismo creado en abril de 2010 por iniciativa de la presidente-, explicó que "con esta ley nos unimos a un pequeño grupo de países cuyo eje en salud mental es el respeto a los derechos humanos y con el principio de inclusión y no de exclusión".
Es necesario saber que en ciertos centros psiquiátricos hay pabellones especiales para los furiosos, que son personas con una elevada carga de violencia. Se pretende que todos los manicomios desaparezcan, y que quienes padecen algún problema psicológico tengan que acudir a un centro de salud biológica para su tratamiento. ¿Puede una persona con problema psicológico estar en una sala cercana a un enfermo de terapia intensiva? ¿Se está integrando a los pabellones de furiosos en un Hospital común? ¿Esto en realidad es un avance o un retroceso? Con esta norma, muchos que no están en condiciones por diversos motivos (stress, depresión, aceleramientos, etc. que revistan cierta gravedad) tendrán libertad ambulatoria, y solamente serán internados por orden de un Juez, y en hospitales comunes, no en psiquiátricos que estarán en vías de extinción.
Los alcances de la ley fueron debatidos durante una media hora por la Presidente con especialistas, funcionarios e internos de La Colifata, que le regalaron una remera de la radio.
Entre sus disposiciones, la ley establece que las acciones deben realizarse en una red de servicios de salud mental basados en la comunidad y recomienda la internación de personas con padecimiento mental como un recurso terapéutico a utilizar sólo en situaciones excepcionales y en hospitales generales.
La norma también promueve el trabajo interdisciplinario de los equipos de salud y establece que el diez por ciento del presupuesto de la cartera del área debe estar destinado a la salud mental.
La confusión de la salud psíquica con la salud biológica, y su diverso tratamiento es la fuente de una normativa semejante. Por otra parte, la psicología freudiana en completa decadencia ante los avances científicos de la psicología aristotélica, no ha sabido solucionar los problemas de las personas.
Hay quienes consultan al psicólogo por problemas espirituales, en vez de consultar a un sacerdote. Hay otros que consultan al sacerdote por problemas psicológicos. En este caso, siempre gira todo en torno al alma, sus enfermedades y pecados, pero confundir esto con la salud biológica resulta antiracional.
¿Dónde irán los presos que acreditan la inimputabilidad psicológica después de horrendos crímenes? ¿O acaso es una estrategia de CF para cuando salga del poder y sea enjuiciada por numerosas causas judiciales?
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