Vivía en una residencia eclesial para sacerdotes retirados, en Flores. Tuvo una prolongada estadía al frente del Arzobispado de Mercedes-Luján. Su velatorio tendrá lugar hoy desde las 17 hs en la Iglesia Catedral de Mercedes y hasta las 11 hs del domingo, en la Iglesia Catedral de Mercedes. Luego, será enterrado en el seminario de Mercedes, que él mismo creó.
El arzobispo de Mercedes-Luján, monseñor Agustín Radrizzani SDB, acaba de informar el fallecimiento, ocurrido esta madrugada, de monseñor Emilio Ogñénovich, arzobispo emérito de Mercedes-Luján. El anuncio de monseñor Radrizzani dice
“Queridos hermanos:
“En la madrugada de hoy regresó a la Casa del Padre el que fuera cuarto Pastor de nuestra Arquidiócesis, monseñor Emilio Ogñenovich.
“El Señor recompense los trabajos realizados durante sus 88 años, le conceda la paz del servidor fiel, el esperado encuentro con la Virgen de Luján y anime la esperanza de sus seres queridos.
“El velatorio se realizará en la iglesia catedral Nuestra Señora de las Mercedes, en la ciudad de Mercedes, la misa concelebrada será mañana domingo a las 11 y posteriormente será sepultado, según su voluntad, en el cementerio sacerdotal de nuestro seminario Santo Cura de Ars.
“Rogamos una oración por su eterno descanso.
+ Mons. Agustín Radrizzani, arzobispo de Mercedes Luján”.
Mons. Emilio Ogñénovich
Nació en Olavarría, provincia de Buenos Aires, el 25 de enero de 1923.
Fue ordenado sacerdote el 17 de diciembre de 1949 en la Basílica Nacional de Luján, por monseñor Anunciado Serafini, obispo de Mercedes; y con posterioridad fue designado obispo titular de Mibiarca y auxiliar de Bahía Blanca el 1 de octubre de 1979 por Juan Pablo II.
Fue ordenado obispo el 18 de noviembre de 1979 en la catedral de Bahía Blanca, por monseñor Jorge Mayer, arzobispo de Bahía Blanca (co-consagrantes fueron monseñor Alejo Benedicto Gilligan, obispo de Nueve de Julio y monseñor Rómulo García, obispo de Mar del Plata).
Con posterioridad fue trasladado como obispo de Mercedes-Luján el 8 de junio de 1982, y tomó posesión de la sede el 10 de junio de 1982.
Gracias a su labor, fue lograda la declaración de monumento histórico nacional a la Basílica de Luján.
Elevada la sede diocesana a arquidiócesis de Mercedes-Luján, monseñor Ogñénovich fue promovido a arzobispo de esa sede el 21 de noviembre de 1997. Renunció por edad el 7 de marzo de 2000.
Su lema episcopal era: “In nomine tuo” (En tu Nombre, Señor).
Su pensamiento
En una entrevista efectuada el 27 de noviembre de 1982 a un medio periodístico de Luján, tras la 45° Asamblea de la Conferencia Episcopal, el Obispo Emilio Ogñeñovich detalló su pensamiento del siguiente modo:
"Queremos trabajar mancomunadamente con todos los miembros de la Iglesia por la evangelización de toda la juventud argentina: les pedimos a los jóvenes que sepan decir no sin claudicar jamás. Decir no a un medio ambiente erotizado y mediocre que perturba a los adolescentes, a los jóvenes y a la misma familia, haciéndoles perder la pureza del corazón y la visión esplendente de la virginidad.
"Decir no a las relaciones prematrimoniales sexuales, que envenenan y matan al amor, además de ser grave ofensa a Dios. Decir no al subjetivismo moral que ha hecho estragos en todos los estratos sociales. Necesitamos ajustar nuestra conducta a los Mandamientos de la Ley de Dios, a los preceptos de la Iglesia y las exigencias del Evangelio.
"Decir no a una propaganda que intenta crear una conciencia cada vez más favorable al divorcio, contraria a la ley natural y a la Ley de Dios "ya no son dos sino una sola persona", "que no separe el hombre lo que Dios ha unido".
"Decir no a ese modo de vivir que separa a los padres de los hijos y convierte al hogar en un hotel para dormir y comer, y a los padres los transforma en lacayos de sus hijos o a éstos en seres rodeados de cosas, pero huérfanos de un auténtico amor.
"Decir no al aborto criminal que siempre es un vil asesinato de la vida incipiente en su misma concepción en el seno de la madre.
"Decir no al escepticismo y a la desesperanza que minan las fuerzas morales y espirituales de todos: debemos saber creer y esperar en Dios, a pesar de la maldad o errores de muchos, obrando siempre con rectitud de conciencia.
"Decir no al egoísmo a la indiferencia, a la ambición desmedida, al deseo de tenerlo todo, aunque para ello haya que empeñarlo todo, hasta la misma honestidad y la decencia.
"Decir no a todo aquello que quiere separarnos del amor que debemos a Dios y de una verdadera y filial obediencia a la Iglesia y a su magisterio, cuyos miembros somos por razón del bautismo".
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