Por: Ing. Alejandro Pérez Unzner
Analista invitado: Dr. Marcelo Busquets
“¿Sentirías piedad si uno de esos puntitos negros dejara de moverse para siempre? Si te dijera que voy a darte veinte mil libras por cada uno que se parara, ¿me dirías que me guarde mi dinero? ¿O empezarías a calcular cuántos puntitos serías capaz de parar? ¡Libres de impuestos, viejo!”. Harry le declara a Holly, su viejo amigo, contemplando desde arriba, en la “vuelta al mundo” del Prater vienés, su maquiavelismo, su “moral de situación” relativista.
Es una escena clave de “El tercer hombre”, el texto de Graham Greene tan famoso cinematográficamente. Un texto que describe un universo desgarrado, pleno de gente sin confianza en el prójimo, de corrupción y carisma al mismo tiempo -encarnados en ciertas poderosas personas-, de protagonistas revestidos del derecho a reírse de los otros. Un universo casi sin héroes. Pero con víctimas, como las que Holly le echa en cara al prófugo Harry antes de que éste lo fulmine con su propuesta: “Visitaste alguna vez el hospital de niños? ¿Viste a tus víctimas?” Un universo muy parecido al de hoy.
Las fotografías que acompañan este comentario corresponden a la vista aérea del citado parque de diversiones austríaco (1949), a una de las tantas caravanas de refugiados en la Libia actual y a los perjudicados por un “tsunami” en Japón (en 1960).
Falta una imagen: la de la multitud de argentinos que, a diario, intenta no ser, aunque con relativo éxito, un conjunto de esos “puntitos negros” citados por el malvado traficante de medicinas que se ha enriquecido vendiéndolas en el mercado negro, si bien no con el porcentaje de adulteración del que se acusa aquí a varios personajes del mundillo sindical. Como Hugo Moyano, que a última hora del viernes desistió de ejecutar un paro que hubiera supuesto agregar un trozo de leña candente más a esta hoguera en la que (en cierto sentido) se está convirtiendo la Argentina.
Una hoguera como la de Libia, atacada desde el sábado por una coalición militar de potencias que -parece- no toleran los excesos finales de un Khadafi que de serles funcional de a ratos, ha pasado a la categoría de prescindible. Rodeado de “puntitos negros”, eso sí. O como la de del Japón, donde mientras se enfría a la central nuclear se ve cómo miles de personas son afectadas no ya por el sismo sino por los alimentos contaminados por la radiación de Fukushima. De mirar desde el apogeo: de eso parece tratarse la cuestión.
Los fondos nos hacen sonreir, el gobierno no. Arrancó nuestro otoño, es decir la primavera allá en el lejano Norte. Acá, la estación de las hojas caducas trae más avisos acerca de que el gobierno ha suspendido a grandes cerealeras y la novedad de que (según el Ministerio de Agricultura) la cosecha llegará a los 100 millones de toneladas.
Ambas noticias despiertan polémicas: la primera, porque aumenta los temores a que se enturbie aún más la comercialización, y la segunda porque nadie ve más de 95 millones. En el caso de la producción, estimo lo mejor es esperar unas semanas y definir recién en abril o mayo la cifra. En el tema maniobras fiscales, aparte de que “el que esté libre de falta que tire la primera piedra” me parece que, una vez más, pagarán el pato los productores, que probablemente reciban menos de lo posible por la venta de sus granos. Puntitos negros, al fin y al cabo…
No obstante esto, los grandes fondos de inversión y especulación que operan en Chicago son un factor de alegría, de esos que devuelven, después del golpe (la baja), cierta sonrisa esperanzada. Porque no se han deshecho de la totalidad de sus posiciones compradas ya que ven lo que casi siempre hemos venido manifestando, o sea la suma de elementos alcistas que todavía no ha sido bombardeada como Libia. Lo visto el viernes y ayer, o sea la continuidad de la mejora del jueves, refleja la entrada de compradores externos buscando abasto en EE.UU. como tantas otras veces y esa postura técnica, digamos, de ver que los precios han llegado a niveles lo suficientemente bajos como para estabilizarse al menos transitoriamente, hasta que la combinación del peso de la cosecha en Sudamérica más la suma en EE.UU. provoque las naturales bajas estacionales.
Mientras tanto, cabe destacar que la primavera de precios debe fundarse, en parte, en las cifras de área a sembrar con soja y maíz, las cuales estos días son suposiciones cruzadas entre privados y a fin de mes serán dato oficial, vía informe anual de USDA. Y en parte en que llueva oportunamente (dicen, desde hoy) en las pampas, como para sostener al menos los 48 mill./t de oferta de poroto nacional. Más allá de que algunas grandes cerealeras no puedan, por el momento, operar por estar suspendidas del registro.
Las cotizaciones, casi seguramente, hoy (ante las bajas operadas en el nocturno afuera) mostrarán tranquilidad, como en esos típicos martes de cambio de rumbo. Hablo de allá y de acá.
El girasol, en tanto, llega a estas horas al 50% de su trilla, y aun desde Oil World ven el incremento en los rindes, que daría entre 3,1 y 3,2 mill./t de cosecha contra 2,6-2,8 previstos de antemano.
Y todos, esperando recibir “algo” de agua en estos días, para enderezar el rumbo de los cultivos (sobre todo las sojas de segunda). Justamente en el Día Mundial del Agua, jornada en la que se debe tomar conciencia de la importancia y del manejo de semejante recurso, ante la perspectiva de que en 15 años haya 2.700 millones de personas sufriendo por carecer de él. Así, si llueve, al menos, se podrían apuntalar esos 95 mill./t que ven los especialistas, aunque sean 5 millones menos que los estimados en Paseo Colón al 900. Total, de millones está hecho el mundo, tanto de puntitos negros desilusionados y sedientos como de sonrisas y proyectos…
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