Por Silvio H. Coppola
En efecto, de varias maneras se puede robar y estafar, herir y matar, ayudar y sostener, pelear y luchar. Y así podríamos seguir con muchos ejemplos.
Pero cuando hablamos o cambiamos ideas sobre robos y estafas, lo primero que salta a la vista es el robo a particulares, a estaciones de servicios (aquí en La Plata, esta semana una batió un récord de treinta asaltos en un año), a bancos, etc.
Y si tocamos el tema de las estafas, aparte de las que son protagonistas los bancos, tenemos un sinfín de ejemplos, que van desde las efectuadas por simples individuos, hasta las perfeccionadas por empresas y financieras. Pero aún así, hay algo que todavía supera todo tipo de robos y estafas. Las producidas por estados soberanos.
Y así vemos cómo el gobierno de la Gran Bretaña, ha resuelto reconocer la existencia política del grupo opositor de Libia al presidente Kadafi o grupo rebelde y darle existencia jurídica internacional o sea a este respecto, efectivizar una situación de hecho ya existente. Es que sigue la política de Estados Unidos y de varios países de Europa, para mejorar su situación estratégica en el Mediterráneo y tomar libremente el petróleo de un futuro estado sumiso.
Pero como Libia resiste y su presidente no acepta ni claudicaciones ni sobornos, Gran Bretaña toma además los fondos pertenecientes al gobierno legítimo depositados en Londres y los entrega a los rebeldes, para que continúen en su rebelión. Robo financiero.
Primero fue la congelación de los depósitos libios y ahora su entrega, por lo menos en parte, ya que se tratan de unos 150 millones de dólares. Debe suponerse que la gran parte del león, corresponde a los propios bancos británicos y a su gobierno, que se apropian de las mayores sumas, hablándose en conjunción con otros similares del continente y estadounidenses, de varios miles de millones de dólares.
Claro que esta colosal estafa financiera, se hace en nombre de la libertad y los derechos humanos, como corresponde. Todo con el aval y en su caso del silencio cómplice, de los demás estados que integran las Naciones Unidas.
Faltaría nomás en este estado de las cosas, que saliera un fallo respaldatorio del robo y a la medida, por parte del Tribunal Internacional de Justicia de La Haya. Entonces sí que se podría cantar bingo.
LA PLATA, julio 28 de 2011.
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