Por Emilio Nazar Kasbo
¿Cómo es posible, dirán algunos? La democracia está en la Constitución Nacional, en los partidos políticos, en las leyes electorales...
La respuesta es muy simple: esa estructura necesita de personas que integren tales conglomerados de individuos.
A poco que se analice, se echa de ver que las estructuras partidarias hoy están vacías. Nadie integra ya los partidos políticos, más allá de los candidatos afiliados y ciertas personas que por algún interés se acercan a afiliarse.
En tiempos de antes la familia entera pertenecía a un partido político, tal como podía pertenecer también a un club de fútbol, pero hoy ni eso ha quedado.
Los padrones partidarios están conformados por difuntos. Resulta imposible depurar los padrones, incluso de los partidos mayoritarios, sin hacer peligrar su continuidad, pues es el número lo que puede manterlos vivos.
En estas condiciones, ya no existe ni siquiera una partidocracia. Alguien me refería la posibilidad de que algún día fuesen eliminados los partidos. Mi respuesta fue que no es necesario, porque los partidos ya no existen de hecho, no tienen entidad.
Efectivamente, los partidos no tienen afiliados, pero tampoco tienen una plataforma partidaria, y ni siquiera cuentan con propuestas concretas para la sociedad. Palabras, sólo palabras, que han acabado defraudando a la población.
Los candidatos y los funcionarios partidarios hoy como antes surgen a dedo, por componendas internas, incuso para su designación. Y surgen a dedo de entre pequeñas camarillas que manejan los resortes institucionales, por lo cual quienes designan y los designados acaban desvinculados de la sociedad.
Y no resulta una excepción el caso de quienes finalmente son electos en comicios, quienes conformarán un laboratorio en el lugar en qeu son designados, en particular en el Congreso, donde piensan que es un ámbito para "crear realidades" aunque sea lo más disparatado que pueda existir.
Así, tenemos partidos desvinculados de la sociedad, manejados por camarillas que luego acaban ocupando bancas o pasan a ser funcionarios de algún gobierno, desde los cuales continuarán su desvinculación con la realidad social. Política de laboratorio.
Si alguien dijese que quiere derribar esta democracia, yo le preguntaría qué es lo que pretende derribar, ya que no se puede derribar lo ya derribado y autodemolido. Las elecciones hechas como "internas abiertas" son una muestra del vacío de los partidos, y tal recurso es utilizado para evitar la exhibición pública de sus estructuras anquilosadas y sin afiliados.
Aquí no hay democracia, ni siquiera una demagogia donde el mismo pueblo es el que busca el bien propio en vez del Bien Común, ya que el pueblo está completamente excluído de las decisiones. Meros autores de promesas electorales vacías, de las cuales saben que nada cumplirán, son los candidatos que viven adulando a la nada, haciendo compromisos ante periodistas de medios de comunicación que se dirigen a un receptor abstracto e indeterminado que es moldeado según la ideología del medio del cual se trate. Todo es puro laboratorio.
¿Católicos participando del laboratorio?
Las listas electorales argentinas (todas) tienen mezcla de candidatos provida y antivida. Y aunque el 100% fuesen provida y vencieran, sólo se obtendría: un tercio de la cámara de Senadores, la mitad de los Diputados y... ¿un presidente y vicepresidente providas? He dado el caso más optimista de los resultados más positivos, y aun así se percibe absolutamente insuficiente y que no habrá solución.
Ese voto es un engaño a los provida... pero es lo que hay, "el mal menor que es un principio de moralidad" (sólo en la mente del pecador puede ser así) que dice el Papa.
No votamos por la virtud y el Bien Común a personas conocidas, vecinos o compañeros de trabajo con quienes dialogamos y podemos tener amistad. Votamos a DESCONOCIDOS, que en el laboratorio legislativo hacen lo que se les ocurre. Lo peor es que hay gente que cree que todo lo que sale de ese laboratorio está bien.
Mi esposa ahora está estudiando el Impuesto a las Ganancias, y en los textos se consigna en que el padre de familia declara por toda la familia... ¿cómo sucede ahora con homosexuales "casados"? Pues algunos dicen que declaran 50 y 50 por ciento ¿Es esto razonable? De ninguna manera, porque las ganancias en la sociedad conyugal no se puede declarar dos veces, ni por mitades porque la sociedad conyugal es una unidad. Para discutir esto, se requiere un grado de surrealismo y de mente deformada en grado tal que se reniegue del sentido común. ¿De dónde salió todo eso? Del laboratorio donde 6 votos dieron vuelta el resultado de la aprobación de una Ley que no debió haber pasado la Mesa de Entradas.
Hay quien afirma además que la esperanza es una actitud frente a la vida, y que también hay que mirar más allá. Afirman que los católicos debemos involucrarnos en el sistema, cuyas graves fallas lo han hecho colapsar. La postulación de candidatos católicos es equivalente a tirar manzanas sanas en cajones podridos... ese es el perfil en el actual sistema.
Sucede que para el católico la Esperanza es Sobrenatural, y en Cristo exclusivamente. No en los votos. No hay más allá que el enseñado por el Kempis... para la reflexión personal. Cualquier otra "esperanza humana" resulta absolutamente vana.
Un político católico hoy se confunde con un politiquero más, porque las reglas "del juego" lo imponen. Un político católico... sería un hombre prudente.
Es más, la participación de católicos en la partidocracia implica que se acaba "votando" el Derecho Natural o a la Iglesia Católica, que no son objeto de votación. Ya se votó a Jesús hace dos mil años y perdió... no hay segunda oportunidad para eso.
Quien no dirige sus acciones hacia Dios, por medio de Jesucristo, está errando el camino. De ahí sale como consecuencia todo lo demás. La única esperanza humana cierta es el "sobretodo de madera" (comúnmente llamado féretro), y esa es la mayor certeza de este mundo. Hay esperanzas humanas (vanas) y la Esperanza Sobrenatural que es una virtud. Quien vive de esperanzas humanas se enloquece en lo efímero, mientras que quien desarrolla la virtud de la Esperanza Sobrenatural realmente conoce dónde está el Tesoro por el cual debe vender TODO lo que tiene para obtenerlo...
Un político católico tiene Esperanza Sobrenatural. Un "politiquero católico" tiene la efímera esperanza humana de satisfacer ambiciones personales, ansias de poder, y se deja llevar por una efímera euforia. Imitemos a los políticos católicos.
La solución pasa en realidad por la organización de los católicos, y por la implementación de un sistema corporativista, donde las personas votan a personas conocidas y no a desconocidos, lo cual se realiza en el Amor a Dios y al prójimo, con Caridad y solidaridad en la sociedad, sin violencia alguna. Pero ¿Quién se animará a avalar semejante sistema político que beneficia a toda la sociedad entera, excepto a quienes viven de ella gracias a este perverso sistema que hemos descripto?
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