Por Jorge
E. Rulli.
Según lo
prometido antes de las últimas elecciones, el modelo se profundiza.
La
profundización del modelo resulta un naufragio en que la política es ahogada
por los agronegocios, cuando todavía en medio de la borrachera postelectoral,
se mezclan los restos de discursos y de ideologías.
El mercado sin
embargo, impone sus reglas en todos los frentes y lo que resta del arsenal del
progresismo, se reduce a protestar las víctimas sociales como quién se desgarra
las vestiduras, mientras negocian con el Club de París, hacen franela con los barones empresariales, tratando de
aplicar las lecturas de Gramsci a poder
conformar una burguesía con las oficinas locales de las Corporaciones
transnacionales, y además, en el final de fiesta de las rentas de la
sojización, llevan adelante una gradual quita de subsidios.
Cuando el
mercado se impone tal cómo ahora está ocurriendo, la profundización del modelo
es la producción lisa y llana de Biocombustibles como Proyecto de país.
En ese
contexto los discursos y los prontuarios de los que se suman, se someten al poder de los Agronegocios y la coartada de engrosar espacios propios o de romper el cerco de la Presidente, no hace sino
legitimar con excusas y argucias el proyecto colonial y los dineros que se
reciben.
Cuando la
globalización instala como doctrina la RSE y cuando las ONG y las empresas
certificadoras, las Universidades y los centros de investigación y desarrollo,
tienen por principal objetivo el de promover nuevas
políticas ambientales o de derechos humanos que acompañen el accionar de las
empresas y mejoren o adecenten la calidad de los productos, sumarse a miradas no cuestionadoras del
conjunto significa la legitimación del sistema mundo al que llamamos
globalización.
Ese sistema
necesita de sectores disconformes que participen, que estén adentro del sistema, que en última
instancia y más allá de ciertas disonancias sean funcionales, que lo legitimen.
En los actuales
cursos de Management empresarial o de búsqueda de fondos y donantes, no está
mal visto usar camisetas con la efigie del Che.
Bajo los
retratos y pinturas que homenajean al Roby
Santucho, profusos respaldos prebendarios pasaron a engrosar algunas
economías de las vanguardias iluminadas que pretenden expresar al mundo
indígena y campesino.
Los nuevos
dueños de la Argentina no se
molestan ni preocupan por el pasado de sus nuevos servidores que, en todo caso,
suma aderezos folklóricos a un presente sin memoria
ni espacios éticos que perturben los criterios de minimizar las pérdidas y
maximizar las ganancias. Los nuevos dueños de la Argentina, como Grobocopatel, Elsztain, Werthein, Eurnekian,
Mindlin y tantos otros, ocupan el
nicho que alguna vez fuera de la vieja oligarquía vacuna… pero son
infinitamente más peligrosos y astutos que los viejos amos de la Argentina del
siglo XIX y principios del XX…
Muchos son los
que no logran comprender este recambio del poder ocurrido en los últimos decenios, otros prefieren no verlo y
mantener su autoestima aferrados a las viejas mochilas ideológicas, mientras
resultan plenamente funcionales a un
modelo neo desarrollista que pone todas sus fichas en acrecentar las
inversiones y mantener el Crecimiento basado en las exportaciones de comodities
y de materias primas.
Desde el
gobierno mientras tanto, se genera un cierto culto al crecimiento del PBI, que
como se sabe, no discrimina entre explotados ni explotadores, ni entre aquello
que afecta o que
no afecta al medio ambiente, tampoco
le preocupan al PBI las agudas diferencias entre ricos y pobres que se
acrecientan con el ascenso de sus índices, menos aún el bienestar humano o la
calidad del empleo...
Un lenguaje de
enorme precariedad conceptual, se impone gradualmente en ese espacio que alguna
vez ocupara la política.
Un lenguaje
tecno economicista inspirado en las más sofocantes épocas del estalinismo,
agobia todo esfuerzo por generar ideas.
Se
restringen a la vez con alevosía todos
los espacios en que puedan generarse disidencias o donde algún aliento
contestarlo pueda surgir de las cenizas...
Aquellos pocos
que, intentan pensar por fuera de los estereotipos impuestos por la dictadura
comunicacional y mantienen en alto una bandera, son implacablemente hostigados
y acallados, a los nuevos cancerberos les es
preciso aislar las voces con memoria.
El mercado y
su universo de hombres mediocres pero funcionales, no pueden permitir la
disidencia, tampoco las miradas abarcadoras que develen las mentiras
institucionalizadas por las ONG, las diversa Fundaciones internacionales como
Avina y Ashoka, como las de Monsanto y Cargill o las academias y Universidades que
alimentan un progresismo al servicio del gran capital.
Son épocas de
simulación y de descaro, cuando se ha logrado “tinellizar” el pensamiento, cuando
las propuestas de construcción de algunos grupos sociales son imaginadas por
ellos mismos, tanto de un lado como del otro del mostrador, es decir con
contrapartes funcionariales, cuando con hipocresía se convoca desde supuestas
izquierdas, no a respaldar al gobierno, sino mediante un subterfugio, a darle el
apoyo a los propios compañeros que están
en el gobierno, para de esa manera ensanchar sus espacios y posibilitar que más
y más referentes del propio grupo, pasen a ser nombrados en las listas gubernamentales.
De esa manera
son muchos los grupos que juegan en la ambivalencia de ser oficialistas pero críticos
del gobierno, no estarán tal vez del todo adentro del oficialismo, pero están
muy adentro del modelo.
Mientras
tanto, el sistema mundo cruje atado a un proceso que amenaza ser irreversible.
Según la OMC,
el Universo de las finanzas mueve en un par de días el volumen que a cualquier
economía le llevaría un año o más implementar.
De esa manera,
la rapidez de las transacciones facilita la vulnerabilidad del sistema, lo hace
hipersensible, volátil y hasta caprichoso…
El futuro
aleatorio e imprevisible de los mercados globales nos distrae sin embargo, de algunas
certezas que debemos tener muy presentes para buscar estrategias de
regeneración de la sociedad y de la vida: una de las más importantes es que el
cenit histórico de la producción de
hidrocarburos ha quedado muy atrás, que se aceleran en el mundo los consumos
energéticos, y que se hace más evidente el final del sistema industrial en que
hemos permanecido durante los últimos siglos.
Necesitamos
ahora hallar nuestro propio camino y nuestra propia escala, necesitamos
arraigar y situar un nuevo pensamiento.
Somos muchos
los que hemos peregrinado hacia nuevos horizontes, los que nos atrevimos a romper
con las miradas urbanas, en muchos casos a dejar el asfalto y tratar de vivir
de otra manera; somos muchos también, los que resistimos el despoblamiento y
persistimos en aferrarnos a la tierra…
Muchos
asimismo, los que aún en medio del entramado de las nuevas megalópolis,
luchamos para romper las antinomias entre lo urbano y lo rural, tendiendo estrategias de supervivencia.
Estamos
convencidos, pese a la desazón generalizada, que surge con dificultades un
nuevo pensamiento anticolonial y a favor de la Soberanía Alimentaria.
Cada día, son
muchos los que se suman al proyecto de escapar de las encerronas de los
monocultivos y de una galopante urbanización que nos amontona en las periferias
de extrema pobreza.
Cada día, una
pequeña multitud de valientes se desafía
a innovar y lo arriesgan todo en la aventura de cambiar la vida que llevaban.
Luchamos en
los ecotonos culturales de las fronteras de la una nueva modernidad global, generando espacios para nuevos pensamientos,
estamos en definitiva, domiciliando la gran aventura de enfrentar la Globalización
desde lo pequeño, desde lo local y sobre todo desde el estar en América
Jorge E. Rulli.
Editorial
De Horizonte Sur
Del Sábado 3 de Diciembre de 2011 / 9 Hs
En la AM 690
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