Por Juan Manuel Otero
El presidente de la DAIA salió
raudamente, en menos de 24 horas, a decir que lo que dijo no es lo que había
querido decir y que lo que hubiera querido decir no es lo que dijo porque lo
que dijo si bien lo dijo, no refleja lo que quería decir.
Este galimatías es un simple deja
vú. No es ni más ni menos que la remake del show ofrecido días atrás por el
Ministro de la Corte Suprema de Justicia Dr. Lorenzetti intitulado "Me sacaron de contexto".
Ahora es el Sr. Aldo Donzis quien asegura que si bien
ayer había dicho que la institución no se había explayado ni dado opinión
oficial respecto a una nota periodística en que se hacía mención a que un
funcionario era nieto de un rabino e hijo de un psicólogo, hoy afirma que SÍ
que hubo preocupación, y mucha, por esas afirmaciones, lo que sucede es que era
“diferente el formato” (¿?), dado que se trató de una “reflexión política”, o
para llamarlo en lenguaje coloquial, una charla entre colegas y sin grabadores.
Pero si era tanta la preocupación y, además, compartida por integrantes de la
Comisión Directiva de la Institución ¿Por qué omitieron emitir un comunicado?
Su inveterada y legendaria sensibilidad así lo habría aconsejado.
Y pensar que en esa charla de
colegas se basó la Presidente para descalificar a un periodista que se atrevió
a citar profesiones de padre y abuelo de un funcionario.
Parece que los servicios de
inteligencia funcionan dado que a oídos de la Presidente llegan al instante
hasta las "reflexiones políticas" privadas. Imaginen la escena, la
Primer Mandataria leyendo el diario a la mañana y recibiendo al mediodía el
informe de que en un reservado despacho de la calle Pasteur se reunieron
componentes de la Comisión Directiva de la DAIA y en una charla de colegas
criticaron la nota. A la tarde ya estaba doña Cristina descalificando al
periodista.
Si eso no es celeridad, no sé de
qué estoy hablando.
Dejando de lado los reales
motivos (por todos conocidos) que llevaron al Sr. Donzis a salir al ruedo de inmediato y totalmente desarmado... ¿Es
tan importante que se publiquen los antecedentes genealógicos de un
funcionario?, ¿Es tan peligroso para un integrante de la comunidad judía tener
un rabino o un psicólogo en la familia?
Realmente no lo veo así, por el
contrario considero que debería ser un motivo de orgullo. Desde mi lejana
infancia recuerdo con nostalgia los relatos respecto a que mi abuelo, oriundo
de Villagarcía de Arosa, había dejado en Galicia un único hermano que había
tomado los hábitos y siempre tuve el deseo imposible de haber conocido a ese
cura de pueblo. Lamentablemente no llegué a conocer ni a mi abuelo ni su
hermano el “padre Otero”, pero sea
como fuere, tal ancestro no me causa ni preocupación ni me lleva a reflexión
política alguna.
Felizmente debo decir, con los
tiempos que corren, que mi padre no fue Psicólogo sino un simple fotógrafo de
galería.
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