En la foto: Bebé con deformaciones sufridas a raíz de los efectos de las bombas de Hiroshima y Nagasaki, arrojadas por Estados Unidos sobre Japón
“¿Qué nombre hay que darles a
aquellos que quemaron en unos minutos, sólo en la ciudad de Hiroshima, a
140.000 pacíficos habitantes, pretendiendo justificarse mediante una fórmula
alucinante, por el deseo de «conservar a sus soldados con vida »? Pero aquel
presidente y su entorno no fueron llevados a juicio… al contrario, perecieron
con la aureola de honorables vencedores.
¿Y qué nombre hay que dar a
aquellos que, cuando la victoria ya estaba asegurada, enviaron, durante dos
días y dos noches, escuadrillas de aviones para que incendiasen la magnífica
ciudad de Dresde, habitada sólo por civiles y repleta de pacíficos refugiados?
El número de víctimas no fue mucho menor que en Hiroshima, y tuvo dos ceros más
que en Coventry. Pero los responsables de Coventry fueron juzgados, mientras
que el mariscal del Ejército del Aire que dirigió el bombardeo de Dresde, lejos
de ser calificado de «criminal de guerra », se convirtió en un héroe nacional
cuya estatua se alza en la capital británica."
Alexandr
Solzhenitsin
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