Por Cosme Beccar Varela
Buenos Aires, 07 de marzo del año
2012 - 1092
La mentira, por repetida que sea,
no deja de ser mentira. Y el mentiroso, por más que se ponga una toga doctoral
de "politicólogo" o de "analista" para mentir, sigue siendo
un mentiroso.
Mentir como mentía el Barón de Münchhausen, para entretener a
los niños, inventando episodios estrambóticos que ni siquiera los niños podían
creer, de puro disparatados que eran sus relatos, más que una mentira era dar
libre curso a la fantasía sin daño para nadie.
Sin embargo, mentir para
confundir al público en beneficio de la tiranía, difundiendo mentiras tan
enormes como las del Barón de
Münchhausen, muchos mentirosos al unísono, con gran difusión de prensa y
con un empaque pedantesco capaz de imponer un falso respeto en los lectores u
oyentes, es otra cosa muy distinta y no tiene nada de inocente. Por el
contrario, es un crimen de traición al deber de informar verazmente y, lo que
es más grave, consolida la tiranía y desalienta toda resistencia.
Eso es lo que hace Vicente Massot en su comentario
político de hoy. Massot es un
personaje del "establishment", maquiavelista confeso, rico, famoso,
con mucha prensa, después de haber sido en su juventud un idealista con
principios muy distintos. En recuerdo de esos primeros años, goza del respeto
de muchos "derechistas" y por eso mismo, a pesar de su actual perniciosidad yo le sigo
guardando un cierto afecto porque tengo la esperanza de que algún día se
convierta.
Ese comentario de Massot (ver informe de M&AInc. del
6/3/2012) da por sentadas las siguientes mentiras (y digo mentiras porque lo
considero suficientemente inteligente como para no creérselas):
1) "Hasta antes del episodio que le costó
la vida a 51 personas y dejó heridas a otras 600, poco más o menos, la imagen
positiva de Cristina Fernández orillaba 65%. Un porcentaje envidiable...".
Esta "imagen positiva"
es imposible, por más que todos los "encuestadores" digan lo
contrario. La mujer que usurpa la presidencia es uno de los políticos más
deshonestos y más desprestigiados del país. Y eso es mucho decir, teniendo en
cuenta la fauna de esa especie que habita entre nosotros...
Decir que el casi 7 de cada 10
habitantes opinaba, hasta la tragedia de Plaza Miserere, en favor de la Sra. Kirchner sólo lo puede creer un hindú
que nunca hubiera visitado la Argentina. Pero no Massot, que no tiene un pelo de zonzo.
Lo pérfido del asunto es que con
esa afirmación, convalida el fraude de Agosto y de Octubre del 2011 que le
atribuyó (el fraude electrónico de INDRA de por medio) un 54% de los
votos. O sea, legitimiza lo que es
brutalmente inmoral e ilegítimo.
2) "Los relevamientos hechos
después de la tragedia de Once muestran una declinación de la imagen de la
presidente de diez puntos en el ámbito nacional y otro tanto en el distrito
metropolitano."
O sea, según Massot, aún después
de la tragedia, después que la mujer en cuestión despreció a las víctimas y ni
siquiera tuvo la decencia de trasladarse 20 cuadras para ayudar en el rescate
(increíblemente demorado por el desorden general), su popularidad sólo habría
bajado al 55%.
Esta es una nueva mentira que
sigue convalidando el fraude de Agosto y Octubre del 2011. Que casi 6 de cada
10 habitantes piense que la Sra. Kirchner
es una buena gobernante, es otro disparate que nadie cree. Yo no lo creo ni aunque
me lo juren todos los encuestadores venales que alquilan sus servicios al mejor
postor. Y Massot lo sabe, por eso no
es que se equivoque sino que miente.
3) "Que en tan poco tiempo
la señora haya dejado en el camino 10 % de su buena imagen debe ser materia de
preocupación; pero deducir de semejantes evidencias que los K han sufrido una
derrota o que ha comenzado para ellos un camino de difícil retorno es hilar
demasiado fino o exagerar de manera abusiva las cosas."
Para evitar el riesgo de que su
engañosa estadística pueda causar el más remoto perjuicio a esta tiranía, Massot concluye tranquilizando a la
banda usurpadora con esta frase que es un modelo de perfidia florentina
("florentina", digo, porque Massot
es maquiavelista).
Tenemos tiranía para rato. La
Sra. Kirchner y su banda son
incombustibles, invulnerables e impunes. No se queman con nada. Nada los afecta
y nunca serán condenados por sus numerosos crímenes.
El premio de Massot es seguir en el candelero, seguir siendo rico, famoso y con
buena prensa. ¿Vale la pena esa pitanza a cambio del honor?
Cosme Beccar Varela
e-mail: correo@labotellaalmar.com
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