Por Tcnl. José Javier de la
Cuesta Ávila (LMGSM 1 CMN 73)
En la madrugada de este 29 de mayo los cuarteles se llenaron de dianas
y el pabellón celeste y blanco ondeo con fuerza agitado por los vientos
diciendo siempre PATRIA.
La idea de que nuestro
Ejercito Argentino "nació con la Patria misma" y que el mismo es "el brazo armado de la
Patria", se completa con la férrea respuesta al llamado de " Juráis a
la Patria, seguir constantemente su Bandera y defenderla hasta perder la
vida" que, en síntesis significa
la vida, el alma, los sueños y las esperanzas de los soldados.
La idea de
"nacimiento" y de "brazo armado", están dando la clara significación
de que el Ejército Argentino es parte de la sociedad, por su origen y su acción,
con lo que esa integración física y espiritual hace que sus integrantes sean a
la vez que soldados reales ciudadanos de la Nación. Por ello, siempre hemos de
saber y recordar, que las mismas virtudes y pecados que tiene la comunidad se
repiten en los militares, lo que dan a ambos un perfil idéntico que es, sin
dudas, la argentinidad.
El Ejercito aquel que tiene
origen en el 1810 es, (fue) la respuesta lógica al paso que se daba, hacia la formación
de nuestro país, ya que, su defensa en ideales y objetivos, solo es (era)
posible con las armas. Este milagro de creación, encontró, en aquellos que sentían
que estaban construyendo el futuro de Argentina, y que ella seria una
"gran nación", no trepidaron en alistarse en aquellas milicias que llevarían
el grito de libertad. Las armas de la Patria cruzaron las pampas y las
montañas, encontrando el triunfo, como lo fuera las batallas de Tucumán y
Salta, o sufriendo el dolor de la derrota, como fuera Vilcapujio y Ayohuma y,
por qué no decirlo acongojados, ser vencidos en Malvinas, pero, en todos los
casos, ante la gloria o el dolor, la sangre de nuestros soldados sembró de un
manto rojo brillante y sagrado esos campos de combate. Esa sangre y esos
cuerpos, cubiertos por el fragor de la lucha, sirvieron de baluartes e
incentivo, pues ellos señalaban que en ese campo se había cumplido con el deber sin negación o dudas.
Nuestro Ejercito Argentino en
sus paginas de éxitos o fracasos acumula el nombre de cientos de argentinos que
supieron que el servicio de soldados era no tan solo una obligación sino el
deber sagrado que hace al ciudadano un soldado y que este, ante la emergencia,
se convierte en héroe entregando su vida si ello le es demandado y preciso.
Nada ni nadie podrá oscurecer el ayer en el cual argentinos empuñaron las armas
bajo las banderas de nuestro Ejercito, porque cada uno de ellos lo hizo, no tan
solo por su vocación, sino preferentemente, por si obligación hacia los
conciudadanos. Cabe, en tal sentido, recordar las inspiradas frases de Carlos
Pellegrini, cuando se refiere al militar argentino, que, en las sabias palabras
del prócer, aparecen las mas calidas y justas expresiones que su mente patriota
y argentina nos lego.
El Día del Ejercito Argentino
es, en realidad, no tan solo la recordación del mismo con sus unidades y
cuarteles, sino la muestra mas clara y sincera de aquello que ya hemos señalado
al inicio, el de la Patria toda, ya que el mismo es solo su "brazo
armado"
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