El pensamiento de Mons. Richard Williamson*
Obispo de la Fraternidad
Sacerdotal San Pío X
Número CCLXVII (267), 25 de
agosto de 2012
Uno de mis proverbios favoritos
viene de China: "El hombre sabio se culpa, el tonto culpa a los
demás." No es que los demás no tienen jamás culpa, obviamente, pero que generalmente
poco o nada puedo hacer para cambiar su comportamiento, mientras que yo estoy al
menos en teoría, al mando del mío. Como la Imitación de Cristo sostiene, rara
vez pensamos con provecho acerca de los pecados ajenos, siempre con provecho propio.
Esta sabiduría secular viene a la
mente por la carta de una lectora de "Comentarios Eleison" (# 263) en
la que se queja de la "infección conciliar" que ella observa en la
forma en que pueden ser celebradas las Misas Tridentinas de la Sociedad de San
Pío X en los EE.UU. por los sacerdotes y con la asistencia de los laicos. Si
sus oscuras observaciones se resumen a continuación, no es con el fin de
abrumar a sacerdotes o laicos con la oscuridad, sino para sugerir cómo cada uno
de nosotros puede examinar su propio comportamiento.
En general, ella dice que la
"infección Conciliar" ha ido aumentando en las capillas de la FSSPX
desde hace algún tiempo. Ella va tan lejos como para decir que la situación se
está deteriorando y es desesperada, y que el daño ya está hecho. Es como si a
pesar de que el Latín ha tomado un lugar privilegiado a través de la Fe, como
si todo vale si sólo se trata de una Misa Tridentina rezada en Latín. No haber
entendido -o conservado- lo que la Misa realmente es, dice, los laicos encuentran
normal meramente asistir. Muchos asisten a Misa soñar despierto, y luego
recibir la Santa Comunión de modo muy irrespetuoso, al igual que en la Neoiglesia.
Ella culpa a los sacerdotes por
no haber explicado suficientemente la Fe o la Misa. En cuanto a sus sermones,
ella pregunta a veces si entienden lo que ellos están proclamando y a veces
ella encuentra que las ideas personales del sacerdote y el contexto del sermón
en su totalidad devienen en Conciliares. Las normas litúrgicas no son
respetadas, las rúbricas no son consistentes, el Canon de la Misa es apurado en
su transcurso. En resumen, ella no está sorprendida si un número de sacerdotes
y pueblo laico de la FSSPX están listos para unirse a la Neoiglesia, es más,
puede incluso que ya pertenezcan a ella.
Ahora, nadie en su sano juicio
podría afirmar que su oscura descripción se adapta a todas las Misas de la
FSSPX, pero así es la corrupción de nuestra edad cuyo deterioro del tipo que
observa es completamente muy normal. La
corrupción presiona por igual a sacerdotes y laicos, y eso significa que todos
nosotros necesitamos observar estrictamente cómo puede arrastrarnos a nosotros
mismos. Como la Hermana Lucía de Fátima dijo una vez en la década de 1950, los
laicos ya no pueden confiar en el clero para hacer todo el trabajo para ellos de
introducirlos al Cielo. De hecho, ellos nunca podrían hacerlo, pero una
perezosa “obediencia” es todavía hoy una tentación común. Si el pueblo laico
quiere buenos sacerdotes para conducirlos, y si ellos no quieren que la
Fraternidad San Pío X se convierta en Conciliar, entonces hay que dejarlos observar
su propia familia para ponerla en orden –por ejemplo, ¿cómo puedo yo, y mi
familia, asistir a Misa?
En cuanto a nosotros los
sacerdotes, permítasenos no olvidar la terrible advertencia del profeta
Ezequiel (III, 17-21) a los pastores: si los pastores dicen al pueblo cómo
ellos están pecando, y el pueblo continúa pecando, el Señor Dios castigará al
pueblo, pero Él no tendrá a los pastores como responsables. Por el contrario,
si el pueblo peca y los pastores no dicen cómo está pecando, entonces el Señor
Dios tendrá a los pastores por culpables de los pecados del pueblo. “El Juicio
debe comenzar en la Casa de Dios” (I Pedro., IV, 17)
Por lo tanto, depende de todos
nosotros el hacer lo que está a nuestro alcance para evitar que la Fraternidad
San Pío X se contagie de la “infección Conciliar”. Eso es hoy más fácilmente
dicho que realizado, pero como San Pablo dice (I Cor. IV, 3-5), dejen a cada
uno de nosotros ver sus propios pecados. Es Dios quien juzga.
Kyrie eleison.
* Traducción del original en inglés de Diario Pregón de La Plata
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