domingo, 26 de agosto de 2012

¿INFECCIÓN? ¿QUIÉN?




El pensamiento de Mons. Richard Williamson*
Obispo de la Fraternidad Sacerdotal San Pío X
Número CCLXVII (267), 25 de agosto de 2012



Uno de mis proverbios favoritos viene de China: "El hombre sabio se culpa, el tonto culpa a los demás." No es que los demás no tienen jamás culpa, obviamente, pero que generalmente poco o nada puedo hacer para cambiar su comportamiento, mientras que yo estoy al menos en teoría, al mando del mío. Como la Imitación de Cristo sostiene, rara vez pensamos con provecho acerca de los pecados ajenos, siempre con provecho propio.
Esta sabiduría secular viene a la mente por la carta de una lectora de "Comentarios Eleison" (# 263) en la que se queja de la "infección conciliar" que ella observa en la forma en que pueden ser celebradas las Misas Tridentinas de la Sociedad de San Pío X en los EE.UU. por los sacerdotes y con la asistencia de los laicos. Si sus oscuras observaciones se resumen a continuación, no es con el fin de abrumar a sacerdotes o laicos con la oscuridad, sino para sugerir cómo cada uno de nosotros puede examinar su propio comportamiento.
En general, ella dice que la "infección Conciliar" ha ido aumentando en las capillas de la FSSPX desde hace algún tiempo. Ella va tan lejos como para decir que la situación se está deteriorando y es desesperada, y que el daño ya está hecho. Es como si a pesar de que el Latín ha tomado un lugar privilegiado a través de la Fe, como si todo vale si sólo se trata de una Misa Tridentina rezada en Latín. No haber entendido -o conservado- lo que la Misa realmente es, dice, los laicos encuentran normal meramente asistir. Muchos asisten a Misa soñar despierto, y luego recibir la Santa Comunión de modo muy irrespetuoso, al igual que en la Neoiglesia.
Ella culpa a los sacerdotes por no haber explicado suficientemente la Fe o la Misa. En cuanto a sus sermones, ella pregunta a veces si entienden lo que ellos están proclamando y a veces ella encuentra que las ideas personales del sacerdote y el contexto del sermón en su totalidad devienen en Conciliares. Las normas litúrgicas no son respetadas, las rúbricas no son consistentes, el Canon de la Misa es apurado en su transcurso. En resumen, ella no está sorprendida si un número de sacerdotes y pueblo laico de la FSSPX están listos para unirse a la Neoiglesia, es más, puede incluso que ya pertenezcan a ella.
Ahora, nadie en su sano juicio podría afirmar que su oscura descripción se adapta a todas las Misas de la FSSPX, pero así es la corrupción de nuestra edad cuyo deterioro del tipo que observa es completamente  muy normal. La corrupción presiona por igual a sacerdotes y laicos, y eso significa que todos nosotros necesitamos observar estrictamente cómo puede arrastrarnos a nosotros mismos. Como la Hermana Lucía de Fátima dijo una vez en la década de 1950, los laicos ya no pueden confiar en el clero para hacer todo el trabajo para ellos de introducirlos al Cielo. De hecho, ellos nunca podrían hacerlo, pero una perezosa “obediencia” es todavía hoy una tentación común. Si el pueblo laico quiere buenos sacerdotes para conducirlos, y si ellos no quieren que la Fraternidad San Pío X se convierta en Conciliar, entonces hay que dejarlos observar su propia familia para ponerla en orden –por ejemplo, ¿cómo puedo yo, y mi familia, asistir a Misa?
En cuanto a nosotros los sacerdotes, permítasenos no olvidar la terrible advertencia del profeta Ezequiel (III, 17-21) a los pastores: si los pastores dicen al pueblo cómo ellos están pecando, y el pueblo continúa pecando, el Señor Dios castigará al pueblo, pero Él no tendrá a los pastores como responsables. Por el contrario, si el pueblo peca y los pastores no dicen cómo está pecando, entonces el Señor Dios tendrá a los pastores por culpables de los pecados del pueblo. “El Juicio debe comenzar en la Casa de Dios” (I Pedro., IV, 17)
Por lo tanto, depende de todos nosotros el hacer lo que está a nuestro alcance para evitar que la Fraternidad San Pío X se contagie de la “infección Conciliar”. Eso es hoy más fácilmente dicho que realizado, pero como San Pablo dice (I Cor. IV, 3-5), dejen a cada uno de nosotros ver sus propios pecados. Es Dios quien juzga.

Kyrie eleison.
 
* Traducción del original en inglés de Diario Pregón de La Plata

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