Número CCLXX (270), 15 de
septiembre de 2012
El Capítulo VII del Evangelio
según San Juan contiene una lección especial para hoy día: ¿quiénes son los
verdaderos rebeldes contra la autoridad, y quienes los que no son más que
aparentes rebeldes? ¿Quién aparenta estar dividiendo al pueblo de Dios y quien
está realmente dividiéndolo? Las cosas no son siempre lo que aparentan. Es
necesario siempre “Juzgar no según las apariencias, sino juzgar según un justo
juicio” (Jn. VII, 24).
Este capítulo VII de San Juan
está cercano al fin de la vida de Nuestro Señor en la tierra. Los judíos están
tratando de matar a Jesús (versículo 1), pero aun así Nuestro Señor sube a
Jerusalén y enseña en el Templo (14). El pueblo está ya dividido (12) y así el
resultado de la enseñanza de Jesús es que algunos del pueblo (40) reconocen en
El al Profeta (cf. Deut. XVIII, 15-19) mientras que otros (41-42) le rechazan
tal reconocimiento porque Él es de Galilea. Por consiguiente, hay división y
disensión. Ahora bien, la división, como tal, merece reprobación, luego ¿de
quién es la culpa? Ciertamente no de Nuestro Señor quien no hacía más que
predicar la doctrina de su Padre en el Cielo (16-17). Tampoco puede culparse a
esa parte del pueblo que aceptó su divina enseñanza. Claramente la culpa de la
división yace en las autoridades del Templo y en aquella parte del pueblo que
estaba rechazando la Verdad.
Del mismo modo en las décadas de
1970 y 1980, el Arzobispo Lefebvre dividió a los Católicos al enseñar y
practicar la verdad de la Tradición Católica, pero ¿cuál será el Católico que
ahora alardee de ser Tradicional, que lo culpe por esta división? Claramente la
culpa por la división en la Iglesia no recae ni sobre el Arzobispo ni sobre los
que lo siguieron, sino principalmente sobre aquellas autoridades de la Iglesia
que estaban torciendo la verdadera religión tal como lo hacían las autoridades
del Templo en los días de Nuestro Señor. Una y otra vez el Arzobispo les pidió
a ellas “juzgar un justo juicio”, para que enfrentasen el problema central
creado por su adulterio Conciliar con el mundo moderno. Hasta el día de hoy,
las autoridades de la Iglesia rechazan tal confrontación. Una y otra vez la
única respuesta de ellos ha sido: “¡Obediencia!” “¡Unidad!”. ¿No es evidente
que su carencia de argumentos con respecto a las cuestiones básicas de la
verdad sugiere que son ellos los verdaderos rebeldes y responsables de la
división en la Iglesia?
Sin embargo la disensión como tal
no es una buena cosa, y ambos, Nuestro Señor y el Arzobispo Lefebvre, sabían de
antemano que a causa de sus enseñanzas resultaría la disensión. ¿Por qué
entonces continuaron a pesar de ello? Porque las almas pueden ser salvadas con
la disensión (cf. Lc. XII, 51-53), pero no pueden ser salvadas sin la Verdad.
Si las autoridades religiosas están extraviando al pueblo –y el Diablo trabaja
particularmente duro sobre ellas, debido al poder que ellas tienen para llevar
a muchas otras almas por el mal camino- entonces es cuando la Verdad debe ser
afirmada para traer al pueblo de vuelta al camino del Cielo, aun cuando eso sea
causa de disensión. Aquí se ve cómo la Verdad está por encima de la autoridad
como de la unidad.
Y, ¿dónde está esta verdad en el
año 2012? El Vaticano II fue un desastre para la Iglesia --¿cierto o falso? Las
autoridades de la Iglesia que efectuaron Asís III y la “beatificación” de Juan
Pablo II están siempre aferradas al Vaticano II --¿cierto o falso? Y, entonces,
si la Fraternidad San Pío X se coloca ella misma bajo aquellas mismas
autoridades, éstas usarán todo su prestigio, y el poder sobre la FSPX que la misma
Fraternidad les habrá dado, para disolver su resistencia al Vaticano II
--¿cierto o falso? Luego, la FSPX corre el grave riesgo de perder
progresivamente la fuerza que todavía le puede quedar para resistir a este
prestigio y poder --¿cierto o falso? ¡Como lo dicen los Romanos, “Roma puede
esperar”!
Entonces, en la FSPX, hoy, si uno
“juzga no según las apariencias sino según un justo juicio”, ¿quién es el
verdadero responsable de la “división”? ¿Quiénes son los reales “rebeldes
contra la autoridad”? ¿Aquellos que critican el riesgo de tal mezcolanza de la
Verdad Católica con el error Conciliar, o bien aquellos que promueven esa
mezcolanza?
Kyrie eleison.
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