Por Enrique Guillermo
Avogadro
Abogado
Bs.As., 28 Oct 12
“La felicidad consiste en saber
unir el final con el principio”
Pitágoras
A la luz de los hechos generados
por el Gobierno –que se ha quedado tan solo- en los últimos tiempos, hay una
pregunta para la cual no encuentro respuesta: ¿puede todo esto ser mera torpeza
o responde a un plan maestro para que doña Cristina pueda huir del poder
envuelta en el halo de una inventada conspiración mediática?
¿A qué atribuir la afirmación de
que se puede comer por seis pesos diarios unos días antes de la manifestación
del 13-S? ¿Qué quiso decir la Presidente
al afirmar que, si la inflación fuera del 25%, el país estallaría? ¿Por qué
dijo Patotín Moreno que la carne tiene los mismos precios que en 2010? ¿Qué
motivó el desgraciado discurso que
incluyó el “Podrán quedarse con la fragata…”? ¿Cuál fue la razón del giro en la
relación con Irán que, además de agraviar la memoria de 85 muertos argentinos,
la enemistó con la colectividad judía mundial? ¿El Gobierno no percibe cuánto
le está costando su inmunda presión sobre la Justicia en una pelea que a nadie
interesa? ¿Por qué conservan sus cargos Twitterman y Guita-rrita? ¿Cómo se
atreve la verborrágica doña Cristina a ignorar la inflación, la inseguridad, el
crimen de Once, el affaire Ciccone?
Tal como planteara –esbozando mis
sospechas- en ocasión del pago del Boden 2012 –si estamos en default con el
Club de Paris, con los holdouts, con las sentencias del CIADI y hasta con los
dueños de las empresas “estatizadas”, ¿por qué la compulsión para efectuar ese
pago, sacrificando tanto caudal político y tantas otras prioridades?- ha
quedado demostrado que ese esfuerzo fue inútil, ya que la Argentina ha vuelto a
encabezar la trágica lista de países en los cuales resulta riesgoso invertir, y
la Justicia norteamericana le ha dado la razón a los holdouts. La noticia de
que Bolivia –sí, ¡la Bolivia de Evo Morales!- recibiera ofertas de US$ 5.000
millones cuando sólo necesitaba US$ 500 millones, y todo ello al 5% anual,
debiera llamar a la reflexión a los tan enconados defensores del “modelo”, que
ya no encuentra latas en los que “rascar” fondos, para desesperación del pobre
Gallucchio.
La viuda de Kirchner ha aumentado
la llama sobre la cual hierve la leche del humor ciudadano, de la mano de
hechos entre los cuales, obviamente, sobresale la negativa a depositar –a
embargo, no en pago- la fianza requerida por la Justicia de Ghana para
reemplazar el que pesa sobre la fragata “Libertad” y la mantiene inmovilizada
en el puerto de Tema. El humillante regreso de la tripulación a bordo de un
avión “charteado” a Air France permitió la más gruesa comparación: la suma que,
con soberbia, la señora Presidente ha rechazado dar en garantía equivale a
¡siete días! del monumental subsidio a Aerolíneas Argentinas que, en derecho,
aún es española. La escasa tripulación dejada en África impediría la navegación
de la nave de regreso a la Argentina, por lo cual debe suponerse que, como
mínimo, doña Cristina sabe que seguirá allí mucho tiempo o, en última
instancia, que será rematada para servir como yate privado a algún millonario.
El agravio que, con tanto
desparpajo, se ha propinado al pabellón nacional no hace más que confirmar cuál
es la posición oficial respecto a las fuerzas armadas de la Nación. La reciente
y masiva detención de los oficiales y suboficiales que participaron del
Operativo Independencia, en la Provincia de Tucumán y en plena democracia, en
nombre de una falaz política de derechos humanos, es una tergiversación más de
la historia, de las muchas que ha practicado el kirchnerismo; ahora, olvida que
un gobierno constitucional envió a las tropas al monte para desbaratar a una
organización guerrillera que, declarando la independencia de la zona que
ocupaba, pretendía el reconocimiento internacional como parte beligerante en
una guerra que ella misma había desatado.
Pero no le ha bastado a la viuda
de Kirchner con perder la fragata. Muy por el contrario, sigue agraviando a la
ciudadanía, aún sabiendo que ese calor se expandirá por calles y plazas de todo
el país y del extranjero el 8 de noviembre.
La sanción de la ley que impide
el reclamo en la Justicia laboral de quienes sufrieran accidentes de trabajo y
se vieran obligados a aceptar, por urgencia, la indemnización que las ART´s les
ofrezcan, ha enfurecido a la CGT (Moyano) y a la CTA (Micheli) que, antes del
ominoso 7-D, pretenden realizar un paro nacional conjunto, y ha dejado colgadas
de un pincel a la CGT (Caló) y a la CTA (Yasky) que, tascando un complicado
freno, siguen apostando a su relación con la Casa Rosada. Si el Gobierno tenía
tanto interés en esa ley, ¿por qué no esperó un mes y la incluyó en la agenda
de eventuales sesiones extraordinarias del Congreso? ¿Para qué dar una nueva
bandera a quienes protestarán el 8-N en todo el país?
Los empujones de todo tipo, y los
agravios proferidos por los legisladores cómplices de este gobierno desmadrado,
realizado todo ello a la luz pública y en contra de otro poder del Estado, con
el único propósito de intentar evitar una irremisible derrota –en términos
temporales- en Tribunales por la mera aplicación del Código Procesal, pondrá al
Ejecutivo frente a una única opción para cumplir sus objetivos mediáticos: las
vías de hecho, de imposible pronóstico. La indignación generalizada ha
alcanzado tal magnitud que, me temo, recorrer ese camino lleve a una
confrontación que los argentinos no queremos, pero que deberemos aceptar como
inevitable si el Gobierno no reacciona, deja de pensar en su jefa como una
emperatriz y pretende recortar, aún más, nuestros más elementales derechos
constitucionales.
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