Por el Dr. Cosme Beccar Varela
Buenos Aires, 30 de Octubre del
año 2012 - 1139
INTRODUCCIÓN:
Publiqué ya en el
número 2415 del "Correo del Lector", el 16/10/2008, este verso del
mayor de los poetas argentinos, el Padre Leonardo Castellani. Pero como temo
que muchos no leen esa sección sino que, con buena suerte, leen apenas el
artículo de fondo que les mando por subscripción, lo publico nuevamente como
editorial. Nada más a propósito para este momento en que todo parece perdido.
Todo. En esta hora de las tinieblas en que triunfa la perversidad de los malos,
mentirosos, ladrones y fraudulentos, aquí, en el mundo y hasta en los ambientes
del clero "católico"; en esta hora en que los "buenos" son
casi todos idiotas, conformistas, vendidos y cobardes; y para todos aquellos
que permanezcan fieles, sin pena de sí mismos pero sin engañarse sobre la
magnitud de la derrota que estamos sufriendo, ellos y quienes queremos ser
buenos sin lograrlo, nada más maravilloso que este poema inspirado. Si consigue
leerlo sin derramar ni una lágrima, me temo que Ud. está en la enorme multitud
de los que no entienden nada.
Cosme Beccar Varela
* *
*
Dios, que recibes hasta la
derrota,
cuando ha luchado tanto el
derrotado
que de su sangre la postrera gota
quedó sobre el costado
traspasado.
Dios, que no despreciaste ni el
desastre
cuando ha luchado un poco el
desastrado
pero la ola, el viento, el rumbo,
el lastre
y los astros no estaban de su
lado.
Dios, a quien no lo aterra ni el
derrumbe
cuando el escombro de lo
derrumbado
dejó un pabilo, un hálito, una
lumbre
con que encender el incendio
iluminado.
Dios, que eres capaz de alzar la
ruina
cuando no amó su ruina el
arruinado,
cuando gime sobre ella y adivina
la huella en ella del primer
pecado.
Que con dejar lo caedizo
no quedarías bien acreditado,
harías como todos, como hizo
siempre el vulgo desaconsejado.
Señor, que siempre sanaste lo
vencido
más que al triunfante
desapoderado
porque incluso de lo ya fenecido
surge, si quieres, lo resucitado.
Rey, cuyo corazón se va al herido
más bien que al corazón
acorazado,
que más por el enfermo habrás
venido
a nuestra tierra que por el
sanado.
Rey a quien no interesa la
victoria
sino que sea el juego bien jugado
y más que los laureles de la
historia
que salga alguno, y sea buen
soldado.
...
Mírame, oh Rey, mi vida dimediada
la flor de mi vivir ya dimediado,
con este gran dolor en el costado
de no haber hecho nada, nada,
nada.
De no haber hecho nada
consecuente
a todo lo soñado y deseado,
de no haber hecho nada
equivalente
al gran honor del estandarte
alzado.
Mírame, oh Rey, el hontanar vacío
el gran terreno yermo abandonado
y ven Tú mismo un día como un río
en mi vacío nunca resignado.
Ven Tú mismo, Señor, a mi hondo
abismo
y no lo cures por apoderado,
pues creaste el mundo por Tí
mismo
y portmismamente lo has salvado.
Porque si llego al ataúd sombrío
sin una flor en el peñón pelado
no eres injusto porque nada es
mío,
pero no fueras tan santificado.
Pues fuera todo desaprovechado
y un lance y un albur tan mal
perdido
de hacer un gran milagro
insospechado
diferente de todos los que han
sido.
El más milagro y milagrez más
pura,
el más sencillo y simplemente
dado
inmerecidamente regalado
a su creatura de la nuca dura
por el Creador de todo lo creado.
P. Leonardo Castellani SJ
e-mail: correo@labotellaalmar.com
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