Víctor Eduardo Vital.
(VGM) B.IM.5
San Luis- 5 de Agosto de 2013
En medio de este clima
festivalero de elecciones y ensayos de elecciones, que como el de las comparsas
de antaño se preparaban cada uno con sus máscaras para el carnaval, los
candidatos oficialistas y “opositores” se pavonean cómplices y complacientemente, en
medio de un pueblo que se desangra y una nación que se desintegra. Me
pregunto y le pregunto a cada uno de mis compatriotas, si
los militares que han sido condenados a muerte por
haber guerreado contra la subversión apátrida o al hereje invasor
inglés en Malvinas ¿son dignos por haberse escapado de estos
verdaderos Campos de Concentración y Exterminio?
Una de dos: o son delincuentes
de la más perversa calaña como los llama el Régimen de Ocupación bajo el rótulo
de “Lesa Humanidad”, queriendo desconocer que hubo una guerra
convencional subversiva, que habiendo comenzado en la selva tucumana se
extendió por todo el país desbordando las fuerzas de seguridad, por lo cual se
firmaron los decretos 261/75 de la Presidente Constitucional María Estela Martínez
de Perón y los decretos 2770, 71 y 72/75 de Luder como Presidente
Provisional. Estos decretos ordenaban que se utilizaran a las fuerzas
militares que “sean necesarias a fin de aniquilar el accionar
subversivo en todo el territorio Nacional”.
O son “Prisioneros de Guerra” de la Corona Británica, que
financió “la guerra civil devastadora” e incitó la
Guerra deMalvinas, como se exponen en mi denuncia penal por
Traición a la Patria a la Presidente de la Nación, (http://www.malvinense.com.ar/snacional/2012/1380.htm) por nombrar
como jefa de los derechos humanos a una ciudadana británica, hija de un
alto diplomático británico, en tres ministerios, Defensa, Seguridad
e Interior. Esta inglesa actúa verdaderamente como comisaria
política.
Ella decide el destino de
nuestros militares imponiendo sus destinos y ascensos y a los
retirados que todavía están libres los doblega con la amenaza de
acusarlos de haber participado de algún delito en tiempo de la dictadura
militar.
Debemos considerar
el escándalo que ha producido entre algunos compatriotas, la tipificación como
“Prisioneros de Guerra” a los detenidos que lucharon contra la
subversión en la citada denuncia, que por otra parte, ellos llaman
simplemente Presos Políticos. Pregonan que el mal que nos acoge es algo
solamente local, no queriendo reconocer y enfrentar al verdadero y secular
enemigo que viene desde el nacimiento mismo de nuestra patria, como son
los ingleses, verdaderos ideólogos y gestores de la disgregación y
desintegración nacional y territorial.
Acá no hay
presos políticos. El último preso político
en Argentina fue María Estela Martínez de Perón.
Esta es la primera cuestión a
desentrañar, si verdaderamente queremos organizar una fuerza nacional que
resista y se oponga al plan ya en curso de desintegración de la Nación
Argentina.
Pues si hubo guerra, debe ser analizada y juzgada a la
luz del Derecho de la Guerra, que son amparados en los Convenios de
Ginebra, que fueron
realizados para buscar el cierre de conflictos, y garantizar la pacificación
necesaria luego de una guerra, y no por
los Tratados de Derechos
Humanos de Roma que no contemplan el conflicto armado, sino que buscan castigar a los agentes del Estado que
hayan cometido un abuso contra los
ciudadanos, para que exista además, un efecto ejemplar que proteja al
resto de la ciudadanía.
Lo primero entonces es salir
de la confusión y nombrar las cosas por su nombre, pues nuestro ancestral
enemigo, los británicos, como el diá-bolo (el que divide en griego)
son maestros en el arte de dividir y enfrentar pueblos contra pueblos, mediante
el engaño, sobornos y la mentira.
Entonces, si estamos de
acuerdo en que los que combatieron para defender la soberanía e integridad
nacional son prisioneros de guerra, condenados a muerte,
podemos dignificar su escape como acción valerosa para enfrentar el Régimen de
ocupación.
No por nada el Gral.
Milani, Jefe de Inteligencia del Ejército y apadrinado por Horacio
Verbitsky - tío carnal de la agente
británica Natalia Federman - fue el que en los últimos
ocho años colaboró desde las propias filas del Ejército en la
humillación, denigración y desintegración de las FFAA de la peor
manera que se puede esperar de un hombre de armas, como es el espionaje
interno y la delación de sus propios camaradas. Por otro lado, fue
la misma CELS - Verbitsky que
descomprimió la humillación del Gobierno ante el inminente rechazo
del ascenso de Milani por parte del Senado, dejando en claro
quién maneja al gobierno y desde que institución.
Mire por donde se mire la
acción del gobierno y de la crítica insustancial, tanto de la
oposición como de los medios “independientes”, se ve la mano británica, -el
"Imperio Invisible".
Frente a este dramático cuadro
de situación en que nos encontramos los argentinos, el silencio ante el
digno y valeroso escape de los militares argentinos de los campos de
concentración - campos
financiados por los mismos británicos (ver discurso de la embajadora británica
Shan Morgan del 4/12/08) -, nos hace cómplices del caos y la tibieza
reinante.
Pero
también, nobleza obliga, debemos dar testimonio de
los prisioneros de guerra que aceptan el
martirio del escarnio y la humillación con gran resignación cristiana,
completando en sus cuerpos los padecimientos de Nuestro Señor Jesucristo
para la Redención de nuestra Nación.
"Esta lucha no es contra los hombres de carne y hueso, sino
contra las fuerzas sobrehumanas y supremas del mal que dominan este mundo de
tinieblas", como nos
consolaba y alentaba un héroe de Malvinas desde su cautiverio, emulando a San
Pablo (Ef. 6, 10-12), (1), del cual me reservo el nombre para
no exponer a su familia al escarnio y persecución.
Ellos saben que el conflicto
va más a fondo. Se dirige contra un sinnúmero de enemigos que atacan
incansablemente, enemigos no bien definidos y que conforman una atmósfera que
ellos mismos difunden a su alrededor, estando todos ellos repletos de una
maldad sustancial y mortal. No por nada el Beato Juan Pablo II la
estigmatizó como “Cultura de la Muerte”, ya que el Diá-bolo es homicida desde
el principio y padre de la
mentira.
Por eso, los prisioneros de
guerra, al “buscar sus fuerzas en el Señor y en su invencible poder”
nos muestran la verdadera naturaleza de esta guerra planetaria, ya que siendo
su origen de naturaleza teológica divide el teatro de operaciones entre los
descendientes de los dos linajes: el del Diá-bolos y el de la Mujer vestida de
Sol.
Esta es la lucha
decisiva.
Imploramos a la Virgen
Santísima, que nos bautizó como Pueblo y como Nación a orillas del Río Luján
hace casi cuatrocientos años, nos anime, conforte, proteja y guie a
cumplir nuestro destino de que la Argentina sea una Nación del Cielo y de la
Tierra.
_________________________________________________
(1)
Al ser esta carta redactada por San Pablo desde su
prisión en Roma, sintetiza austera y bellísimamente el plan de Dios realizado
en Jesucristo, poniendo de relieve la naturaleza del Enemigo, aludiendo a las
armas de las milicias romanas como símbolos de nuestra lucha contra las fuerzas
del Maligno. Es indispensable su lectura completa, pues nos refleja y transmite
el carácter de milicia cristiana de los que están prisioneros, indispensable
para salir del caos y la tibieza que envuelve a los que estamos, por ahora,
exiliados y casi derrotados en nuestra propia Patria.
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