UN SACERDOTE GANO EL CAMPEONATO NACIONAL DE CEBADO
"El mate es un invento católico": El padre Sergio Casas Silva ceba los mejores mates. Las claves de una pasión gaucha.
Nota de fecha 04 de julio de 2007
El mate dulce no es mate". Y debe ser cierto nomás, porque la sentencia salió de la boca del ganador de la 18° Fiesta Nacional del Mate que se realizó este año en Entre Ríos. Un sacerdote fanático de los verdes.
El padre Sergio Casas Silva empezó a tomar mate con su familia a los 16 años, pero luego en el seminario, además de formarse como sacerdote, se hizo experto en el arte del cebado. Y hasta afirma que el mate con bombilla es un invento católico que nació en las Misiones Jesuíticas. "Aunque los guaraníes ya conocían la planta de yerba mate y la usaban bajo la forma de una infusión -explicó el padre Sergio-, fueron los sacerdotes evangelizadores quienes introdujeron el particular uso de la bombilla que identifica el mate como tal. También a ellos les enseñaron a cultivar la yerba mate en grandes extensiones".
Y afirmó que "es precisamente en el Imperio jesuítico-guaraní, una institución completamente católica, donde nace el mate tal cual lo conocemos y lo entendemos en la actualidad". Recordó también El padre destacó las propiedades digestivas de la infusión criolla, si se la bebe media hora después de las comidas. "Además de contener hierro, calcio, minerales y vitamina C es un gran estimulante nervioso, energizante y diurético", señaló.
El sacerdote santafecino que pertenece al Instituto Mater Boni Consilii (Madre del Buen Consejo) es, además, periodista en Radio Libertad de Rosario y en el programa "Todos de la mano". Por eso, quiso informarse sobre las características del certamen que elige al mejor cebador y al mejor tomador de mate. Al final él mismo se animó a participar. "Me anoté en el del mejor cebador", dijo al señalar que se ponía en juego la habilidad del cebador para mantener su mate bien cebado en el mayor lapso de tiempo. "Nos dieron 15 minutos que finalmente terminaron siendo 35, en razón de desempatar una final que estuvo dura y pareja", contó. "Sin cambiar la cebadura, sin mover la yerba, y tomando nuestros propios mates, me tocó disputar el primer puesto con el gaucho Blas Zapata de Entre Ríos", agregó.
El jurado, compuesto por cinco jueces expertos en el arte de cebar, controlaba permanentemente las cebaduras. El premio fueron un diploma y un equipo de mate "de calabaza" y termo forrados en cuero con una bombilla de alpaca pero, "sin despreciarlo -acotó-, el mayor premio fue participar y ser finalista".
Su entusiasmo por esta infusión traspasó fronteras y océanos. Cuando tuvo que vivir en Italia y EE.UU. por su labor pastoral además de su provisión de yerba, llevó también su pasión por el mate. "En Italia -contó- ya tengo un pequeño número de amigos italianos que lo probaron y gustaron mucho de él como para comenzar un "Club de Fans del Mate Argentino" y en Estados Unidos el mate es el punto de referencia y encuentro con amigos argentinos y paraguayos".
Si tiene que definir el sentimiento que le produce tomar mate no lo duda: "En lo personal el mate me representa en tierras lejanas, es el cable a tierra argentina, el recuerdo de todo lo más querido, el consuelo en la nostalgia por lo nuestro, por lo autóctono y por lo más folclórico y familiar".
María Montero
Con buena yerba, llenar tres cuartos del mate y, la boca tapada con la mano, zarandear para que el polvillo más fino quede arriba y vayan al fondo los palos más gruesos. Ideal para que el polvillo no tape la bombilla. Luego, un poquito de agua tibia por uno de los costados de la yerba y dejar reposar un minuto para que se vaya humedeciendo esa zona. Se coloca la bombilla en el orificio abierto por el agua y, cuando ésta alcance unos 85 ó 90 grados, se comienza a cebar echando siempre el agua sobre el "pocito" de la bombilla.
Fuente: Diario Clarín,
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