Por Tcnl. José Javier de la Cuesta Ávila (LMGSM 1 y CMN 73)
El progreso significan renovación
e incorporaciones de lo nuevo, pero, la lógica de la historia, señala la
conveniencia de la conservación de aquellas piezas que han sido parte de la
vida, ya que ellas, sin dudas, son páginas del pasado.
Se El Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos
Aires, al asumir el poder sobre los subterráneos de la capital, ha dispuesto la
renovación de la flota de vehículos que conforman la denomina Línea A. Ello
significara que los vehículos en uso hasta fines del año 2012 dejaran de
hacerlo después de haber cumplido prácticamente un siglo de uso bajo los suelos
de esta ciudad. Se trataría de alrededor de 120 unidades, no todas en servicio,
fundamentalmente, los coches mas antiguos Brugeoise construidos en Bélgica, a
los que puede adicionarse cuatro
unidades mas United Electric, fabricados en Inglaterra. Estos vehículos con una
presentación basada en madera, tienen en su aspecto características que se podría
decir únicas y, su funcionamiento, se debió a las sucesivas reparaciones y
"puestas a punto" que se desarrollaron durante décadas.
Todo indica que estas unidades dejarán
finalmente para siempre su actividad, por lo que se aprecia serán radiadas de
servicio y, lógicamente, transferidas para su destino final. Existe en nuestro
medio la costumbre de la venta de los materiales que dejan de prestar servicio
con la finalidad de su desguace y la obtención de algunos fondos, lo que priva
a nuestros descendientes del conocer aquello que fuera parte material de la
vida cotidiana y, por lo tanto, adquiere un cierto valor histórico.
Las experiencias del pasado no son halagüeñas,
ya que, equipos, materiales, vehículos, etc., que fueran parte de los
quehaceres del ayer, han desaparecido y no resultan verdaderos testimonios de
su tiempo.
Podemos tomar como ejemplo, los
afamados tanques Nahuel y Vickers, que en la primer mitad del Siglo XX, fueran
las unidades que dieran la esencia de creación de las fuerzas blindadas de
Argentina que, sorprendentemente, no han quedado ninguno como testigo del
esfuerzo, la dedicación y la creatividad de aquel momento.
En el caso de los coches de la Línea
A, no se ha señalado el destino que se les dará, por lo que resulta
conveniente, hacer llegar a las autoridades, la petición y propuesta de que se
les asigne un rol histórico. Ello podrá ser, por ejemplo, manteniendo algunas
formaciones que "corran" en determinados aniversarios o coches que
sean donados a museos locales (y aun externos) que deseen incorporarlos a sus
muestras históricas.
Los coches de la Línea A, que han
prestado su servicio durante casi cien años, merecen, por ello, el respeto de
los vecinos, que fueran sus naturales pasajeros y, por lo tanto, quedar como
piezas de museo integrando las historias de nuestra ciudad.
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