El pensamiento del Mons.
Richard Williamson
Obispo seguidor de
Mons. Lefebvre, y promotor de la
Iniciativa San Marcelo,
Número CCXCI (291) 9
de Febrero de 2013
Un lector me pregunta acerca de mi
último proceso y condenación por causa de “Negación del holocausto” por la
Corte Regional de Regensburg en el sur de Alemania el 16 de enero. Los lectores
se acordarán que mi infracción original fue haberle dicho el 1º de Noviembre de
2008 a un periodista sueco para la televisión sueca en la privacidad de la
sacristía del seminario alemán de la Fraternidad San Pío X, pero en suelo
alemán, que yo no creía ni que “Seis Millones de Judíos” murieron bajo el
gobierno de Hitler durante la Segunda Guerra Mundial, ni que un solo judío haya
muerto en una “cámara de gas”.
Por haber expresado estas creencias
en Alemania, donde la “negación del holocausto” es un crimen legal, yo fui
juzgado y condenado por la Corte Regional de Regensburg en el 2010, y el
castigo fue una multa de 10,000 euros. Yo apelé. La misma Corte me condenó de
nuevo en el 2011, pero la multa fue reducida a 6,500 euros. Apelé de nuevo, de
manera que el caso fue elevado a una instancia superior, la Corte Provincial en
Nuremberg, la cual me dijeron está menos influenciada por presiones exteriores.
Y los tres jueces desecharon el caso por razones de procedimiento, obligando al
Estado Bávaro a pagar mis gastos legales, pero dejándole también la facultad de
corregir estos errores de procedimiento y de empezar todo de nuevo.
Ahora bien, no solamente lo que se
conoce como el “Holocausto” sirve de hecho como religión secular del Nuevo
Orden Mundial (Auschwitz reemplaza el Calvario, las cámaras de gas reemplazan
la Cruz de Nuestro Señor y los Seis Millones juegan el papel del Redentor),
pero también me parece que a los alemanes, después de la Segunda Guerra
Mundial, les cuesta respetarse a sí mismos si no es golpeándose el pecho por
los pretendidos crímenes del Tercer Reich. Por eso pelean sin tregua contra la
“negación del holocausto”, y el 16 de enero fui juzgado por tercera vez por una
jueza de Regensburg.
Dos abogados alemanes lucharon
denodadamente en mi defensa, pero en vano – nuevamente fui condenado. Sin
embargo la jueza disminuyó la estigmatización que acompaña a la acusación y por
compasión a mi estado de desempleado, rebajó de hecho la multa a 1,600 euros.
No hay duda de que el Estado Bávaro estaría feliz de desembarazarse del caso,
si yo solamente aceptara pagar la notablemente reducida multa. Un noble colega
de la FSPX me rogó aceptar el privilegio de pagarlo todo él mismo. Pero lo que
está en juego es mucho más que una cuestión de dinero. Una gran nación, la
verdadera religión y el Orden Mundial de Dios, están todos involucrados.
“La Verdad es poderosa y ella
prevalecerá”, decían los Latinos. Por eso toda nación, religión u Orden Mundial
fundados sobre mentiras, son frágiles y acabarán por derrumbarse. Ahora bien,
la verdad se encuentra en la conformidad de mi espíritu con la realidad y no
con deseos de autoestima nacional, ni con anhelos de religión, ni con
exigencias de cualquier Orden Mundial ateo. Y la verdad histórica está fundada
sobre pruebas, entre las cuales las más dignas de confianza son los elementos
materiales que quedan del pasado, porque ellos son en principio independientes
de los sentimientos humanos. “Yo para esto nací y para esto vine al mundo, a
fin de dar testimonio a la verdad” dice Nuestro Señor (Jn. XVIII, 37). ¡Cuánta
tranquilidad en las palabras divinas!
Amablemente he rechazado la oferta de
mi colega. De hecho, apelé de nuevo.
Kyrie eleison.
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