Advierten de enfermedades raras
y síndromes epigenéticos en personas concebidas in vitro
Aparecen cada veces más voces de
alerta contra el “espíritu mesiánico” de las clínicas de fertilización
asistida. Esta vez ya no es en contra de la eliminación de vidas en estado
embrionario (lo cual ya es inaceptable), sino contra las afirmaciones que
dichas clínicas brindan a los futuros padres de que el hecho que sus hijos
hayan sido concebidos a través de la
fertilización in vitro no afectará su salud presente ni futura. La suma
de eliminación de vidas más la incapacidad de asegurar la salud futura de las
personas concebidas bajo esta técnica nos cada vez más la apariencia no de un
servicio de salud, sino de un negocio más.
Una colaboración personal del
biólogo español Pedro López aparecida en el N° 407 del servicio Provida
Press del Instituto de Ciencias de la Vida de la Universidad Católica de
Valencia. He aquí la advertencia.
“Hace unos años, la
sociedad americana de pediatría advirtió del posible aumento significativo de
enfermedades raras entre los niños concebidos con técnicas de reproducción
asistida. Desde entonces, el debate va subiendo de tono, aunque mi previsión es
que se termine dictaminando la necesidad de una regulación muy restrictiva de
estas técnicas, entre otras cosas, porque de aquí a no mucho, comenzarán a
llover demandas judiciales contras las clínicas de fecundación in vitro.
A lo largo de estos
últimos años, la biología evolutiva ha ido demostrando que la expresión de los
diferentes genes es dependiente del estado en que se encuentran las células del
embrión y su relación entre ellas, de las señales moleculares que reciben, y
del medio ambiente en que se desarrolla el organismo: el cuerpo materno o el
laboratorio, en el caso de la fecundación in vitro. Sabemos que el medio
ambiente es importante, pues modula el genoma y regula su expresión
epigenéticamente, a través del proceso mismo de desarrollo, y de forma
dependiente de las condiciones del medio.
Todo esto no debe ser ignorado
ni, por tanto, obviado. Es más,
se ha aplicado la fecundación in vitro humana sin una clarificación previa en
primates, con la suficiente perspectiva en el tiempo. Y lo que
aparece cada vez más en la literatura médica es que las técnicas de reproducción
asistida no son indiferentes ni para el ovocito ni para el embrión, pues
dificultan el desarrollo de las primeras fases del embrión en su ambiente
natural, los diálogos moleculares naturales de los gametos entre sí, del
embrión con la madre, etcétera. Por mucho que se haya perfeccionado, debido a
la experiencia adquirida, el laboratorio no sustituye al entorno natural
preciso, que evita la excesiva vulnerabilidad del embrión en esos estadios
previos.
El tema
es serio, pues una mayor prevalencia de enfermedades raras y de síndromes
epigenéticos, por ejemplo, cardiovasculares, con una incidencia significativa
mayor que en la población natural, comporta serios inconvenientes éticos. Es
posible que, con los años, nos demos cuenta de que se trata de un fenómeno que
puede tener amplias repercusiones sociales, con los dramas personales y
familiares de quienes hayan adquirido una enfermedad, posiblemente de por vida,
precisamente por haber sido concebidos de esta manera. A mi entender, es
necesario aplicar una cuidadosa praxis y un seguimiento cercano de quienes han
sido así concebidos. Lo exige la misma dignidad humana”.
Fuente: Perú defiende la vida
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