lunes, 4 de marzo de 2013

MONS. AGUER, CONFORME CON LOS COLEGIOS CATÓLICOS, LLAMÓ A DESCUBRIR “LAS RAÍCES DE UNA TRADICIÓN PEDAGÓGICA ECLESIAL, UNA TRADICIÓN PEDAGÓGICA CRISTIANA"



El sábado 23 de febrero de 2013, en lugar de la tradicional columna de Mons. Héctor Aguer, Arzobispo de La Plata y Presidente de la Comisión Episcopal para la Educación Católica, en el programa “Claves para un Mundo Mejor” (América TV), se emitió un reportaje al prelado platense quien se refirió al reciente “50° Curso de Rectores” organizado por el Consejo Superior de Educación Católica, del que participaron más de 1.500 directivos de todo el país.
Comenzó explicando que “este Curso N° 50 tiene un significado importante porque muestra la continuidad de un servicio que el CONSUDEC viene prestando a la educación católica y también a la educación nacional, desde 1963. Este curso tiene, por eso mismo, un peso particular”.
“Lo hemos realizado en Buenos Aires porque estamos haciendo un recorrido federal. En el marco del Bicentenario 2010/2016 hemos hecho cursos en Salta, en Córdoba, en Santa Fe y cursos para el nivel inicial primario en San Juan y seguiremos yendo por el interior. Pero como el Curso de Rectores comenzó en Buenos Aires tenía que celebrarse aquí”.
Mons. Héctor Aguer precisó que “el tema central es el currículo” y que el lema fue “Desarrollos Curriculares de la Escuela Católica, aportes para la Nueva Evangelización”. Destacó que “por currículo a veces se entiende el plan de estudios pero no es sólo eso sino que es mucho más. El currículo es todo lo que se hace en la escuela, todo lo que la escuela debe transmitir que son no sólo contenidos, conocimientos, sino también metodologías, procedimientos, valores, actitudes. Tiene que formar personas. Y para eso no basta sólo la dimensión intelectual y académica, que es muy importante ya que es una formación de la inteligencia, sino que hay que formar también la voluntad, el corazón, la responsabilidad, la libertad”.
“En el currículo entra toda la actividad escolar, y en la escuela católica si hablamos y sabemos que la escuela católica tiene una identidad propia, específica, también tenemos que hablar de un currículo propio de la escuela católica”.
Indicó que “hay desafíos que son impuestos por los cambios de la cultura, también algunos por las deficiencias y por aquellas metas que todavía no hemos alcanzado. En un mundo en que cambian tantas cosas, me parece muy importante que nosotros descubramos las raíces de una tradición pedagógica eclesial, una tradición pedagógica cristiana, que no es una pieza de museo sino que es una realidad siempre viva que hay que actualizar en diálogo con las nuevas propuestas pedagógicas de hoy y con los cambios culturales”.
Agregó que “no vamos hacia un futuro incierto sino que sabemos hacia dónde nos dirigimos y es fundamental saber qué queremos hacer con nuestras escuelas y a qué persona queremos educar. A partir de las realidades actuales, se sabe que la psicología concreta de la gente va cambiando con el tiempo pero la naturaleza humana es la misma. Hay ciertas necesidades esenciales que deben ser cubiertas. Por otro lado también hay que atender a las cuestiones actuales y la pluralidad de cuestiones diversas, hay que ir buscando respuestas adecuadas”.
“Creo –dijo Monseñor Aguer- que a veces hay una mirada muy crítica respecto de la escuela católica y nosotros mismos estamos inclinados, porque la conocemos desde adentro, a advertir lo que falta, las deficiencias, las carencias. Y por esa hipercrítica no nos damos cuenta, quizás, de todo lo bueno que se ha hecho y se está haciendo aún. Eso yo lo veo en contacto, sobre todo, con las escuelas que se encuentran en sitios más alejados de los grandes centros urbanos y en zonas económica y socialmente deprimidas”.
“Es un trabajo de promoción de humanidad, digamos de salvataje de humanidad, que hacemos porque intentamos formar cristianos. Y desde la perspectiva de la verdad del Evangelio y de la gracia que recrea la naturaleza humana podemos ofrecer ese servicio que a veces parece muy modesto desde el punto de vista de una cultura elitista o exigente pero es fundamental para mantener en la dignidad humana a tantos chicos y adolescentes de hoy”.
“Me parece que esta es una propuesta que tenemos que perfilar siempre mejor. Si fuera posible creo que tendríamos que expandir nuestro sistema educativo y crear más escuelas especialmente en aquellos lugares donde no llega la potencia educativa de la sociedad”.
Finalmente, el Arzobispo de La Plata y Presidente de la Comisión Episcopal de Educación Católica consideró que “el Curso de Rectores es un foro muy importante no solamente de escucha de expositores realmente muy buenos sino también de comentario, de debate. Se promueve una especie de diálogo interior en las comunidades educativas de tal manera que, de algún modo, podemos decir que, celebrados en febrero, los Cursos de Rectores marcan los acentos de la agenda educativa del año”.
“Estoy muy conforme con lo que se va logrando y esperemos que, en el futuro, esto no solamente se afiance, sino que incluso pueda expandirse mucho más. Algunos de los participantes me decían que un Curso en el año es insuficiente pero hay que ver el trabajo que cuesta. En este sentido hay que hacer un reconocimiento muy claro y de gratitud para con la Comisión Directiva y con la Mesa Directiva del CONSUDEC que ha logrado montar este 50° Curso de Rectores con grandes dificultades pero que ha salido realmente muy bien”.

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