martes, 21 de mayo de 2013

ARGENTINA EN LA GUERRA ENCUBIERTA.(G4)



Por Tcnl José Javier de la Cuesta Avila (LMGSM 1 y CMN 73)

Muchos argentinos nos sorprendemos por el actual escenario de nuestro país. Los signos del mismo parecen cruzarse sin orden lógico, lo que enturbia las valorizaciones y desengañan sus realizaciones. Quizás, si entendemos que nos encontramos en una nueva y diferente fase de la guerra, que deja de ser armada, para transformarse en social, nos ayude a conocer que es lo que nos pasa y, así, poder encarar este tiempo de difícil e intrincada evolución. Argentina fue neutral en la I y II Guerra Mundial, pero quedó dentro del bando occidental durante la guerra fría y, consecuentemente, fue participe en ella, que aún sigue bajo las formas de las guerras de cuarta generación.

          Nuestra civilización está en una guerra no tradicional ni clásica, por lo que  se conoce como "encubierta", guerra "oculta" o guerra de "cuarta generación" G4). Sus objetivos son los mismos de siempre, (Dominio. Hegemonía. Etc.), pero sus medios de acción absolutamente diferentes. Muchos estadistas y profesionales la ignoran, pero, la sociedad la percibe, por sus efectos, que mutan, sorprendentemente, en un giro fatal que conlleva al caos y conduce al miedo y la muerte. Sin embargo, como todo fenómeno social, el conocerla en sus formas y el entender sus efectos, es el modo lógico y racional con que la Humanidad puede conducir, controlar y encarar esta variante de la lucha por el poder y el dominio. Este proceso, con evolución global, aparece más concretamente en algunos países, no como un real planeamiento para el mañana, sino como resabio de acciones del ayer, que se reflotan, activándose. Esta mezcla interesada de pasado y presente, presentada como rasgos del futuro, hace enmarañada la situación y, por ello, poco comprensible, si es que no se conocen sus fines, formas y realidades.

          Después de la II Guerra Mundial se desató la "guerra fría". En ella, el dominio atómico se usó como disuasión, mientras, en la periferia, se producían enfrentamientos, bajo las formas de las "guerras civiles" clásicas. Siempre las guerras civiles han sido más crueles que las entre naciones, pues, se enfrentan los vecinos, cuando no hasta los hermanos, por razones ideológicas que, en general, son ajenas al sentir común de la sociedad. Al mismo tiempo, se estaba incubando un nuevo tipo de confrontación, que asomaba en la política, el comercio y la economía, con un nuevo factor ignorado, que son las finanzas. Surgió la idea de la "defensa corporativa", que unía "preventivamente" las fuerzas militares (OTAN), y no, como la historia lo señala, después del inicio de las conflagraciones. El objeto militar era una nueva manera de disuasión, que complementaría la "mutua amenaza atómica". Sin que se percibiera, se estaba produciendo un doble fenómeno, uno netamente humano y otro tecnológico. El aumento de la población, la migración y la concentración urbana, eran un nuevo escenario. Los avances de la tecnología, en particular la Cibernética, y, en especial, las comunicaciones (INTERNET), desbordo las fronteras políticas, facilito el comercio global y puso énfasis en la economía. Esta universalización, trajo beneficios culturales, pero, la posibilidad de la comparación, condujo a dudas sociales, en lo referente al bienestar estructural y sus diferencias sectoriales y regionales. Este real problema, motivo frustración y, consecuentemente, reivindicación,  presentadas como luchas sociales. La justicia  de atender la pobreza y terminar con la indigencia, en lugar de seguir el derrotero de lograrlo individualmente por el trabajo, fue suplantado masivamente por el auxilio o subsidio de los gobernantes. Ello crea una suerte de abandono de ideales, al tiempo que un conjunto dependiente electoralmente de gobernantes que predican la lucha contra la pobreza, pero, sin dudas, propician a la misma para sus oscuros fines.

     La guerra fría, en la forma concebida,  aparentemente, quedo superada  (Caída del Muro de Berlín) (1), pero, en realidad, estaba adquiriendo una nueva manera inesperada, que modificaría conceptos, medios y acciones, por sus formas asimétricas. El adversario larvado, ya no serían ejércitos poderosos, sino individuos atrevidos, quizás inconscientes, pero de una peligrosidad inimaginada. La guerra convencional, en la que aparece el nuevo escenario cibernético  que completa a los tradicionales de tierra, agua y aire, subsiste, pero, a su lado, nace la guerra encubierta llamada de cuarta generación.

    Cuando se analiza el tema, se concluye que la base intelectual de este tipo de guerra, se origina en el pensamiento de Antonio Gramsci, que lleva a la idea de "hegemonía", que es el poder ejercido en apariencia natural, pero dentro de los principios de la ideología. El mismo desarrolla sus enseñanzas, partiendo de la base que las acciones pueden desarrollarse en la economía o la cultura, pero sus fines reales, van hacia la moral o lo ético   a través de lo intelectual. En una era, como la actual, del "conocimiento", se observa que los escenarios de mayor importancia y peso relativo están en aquellos que han fortalecido el saber y pretenden llegar por el al poder, para luego afianzarse. Esto, sin embargo, no descarta el uso de la violencia y el engaño, no tan solo para infundir miedo, sino para convencer, en especial, a los menos ilustrados. Se modifica lo material por lo espiritual, como desafió que, en realidad, no lo es, pues permanece en el primer estado. Se opaca lo individual por el brillo de los conjuntos, con lo que se nivela hacia abajo y se priva la aspiración del crecimiento  evolutivo personal. La confrontación se da en las urnas que, en el pasado, llevaban a la suerte electoral, pero, ahora, a la diferencia ideológica. Se adaptan los mecanismos institucionales, alejándolos de sus funciones originales, pero manteniéndolos orgánicamente como fachada, al cambiarse sus objetivos y finalidades. Se percibe una suerte de accionar que recuerda a las "mafias", que eluden la ley general, pero construyen las propias, adaptadas a sus fines.

         Es decir, en realidad, en el presente, subsiste el enfrentamiento ideológico  existente en la guerra fría, con acciones que no actúan sobre lo material, pues su metodología va a lo más profundo, no tan solo de la persona, sino, esencialmente, de la comunidad, la calidad espiritual de los seres humanos. En el largo plazo, se actúa sobre la educación y la formación ciudadana, eliminando el ayer histórico clásico y creando uno diferente que, en sus resultados, abona,  justificando, las nuevas perspectivas para el mañana. En la coyuntura, se propicia enfrentamientos, que pueden llegar  a ser muy violentos, con un  aumento de la criminalidad, no tan solo en el delito común, sino también en aquellos de "guante blanco", como es la corrupción estatal. En las guerras convencionales, aun en la "fría", las acciones aparecían más claras, pues tenían inmediatez, en la "encubierta", ellas están disimuladas, por eso se la conoce también como "oculta". Como necesita tiempo, busca "perpetuarse" en los niveles de dirigencia, para darle continuidad al accionar. Son procesos de envilecimiento, que avanzan e invaden como una enfermedad virulenta, no tiene signos visibles, por lo que no se la percibe como tal, pero que se enquista, desarrolla y fortalece, sorprendentemente. La gravedad es tal que, bajo determinadas circunstancias,  absorbe a la mayor cantidad de personas que, ignorando lo que pasa, quedan incluidas. Este fenómeno social es de larga data, ya que lo vemos en las décadas de 1930 y 1940, en países cultos y sanos, como son Alemania e Italia, envuelven a sus sociedades tras regímenes crueles y sádicos que desdicen sus pasados.

      Como sucedió en el Siglo XX, el tema de la guerra, es eludido bajo un manto de paz, que, si bien es una finalidad permanente de la civilización a lo largo de los tiempos, al no atender ciertos problemas,  se los deja crecer y fortalecerse. La señal más clara y conocida, la da la perpetuación en el poder por parte de los gobernantes que, generalmente, está acompañada con cambios institucionales. Si bien los desarrollos de la tecnología, los procesos de integración y la globalización en marcha, imponen nuevas organizaciones que atiendan los cambios, ellas deberían cambiar sus medios pero no sus responsabilidades. Este movimiento de modificaciones, con evidente base ideológica, se presenta con sorprendente avidez, aun en las sociedades más clásicas y convencionales, no tan solo por las promesas atractivas  de bienestar, sino por una falta evaluación de sus consecuencias por los dirigentes públicos y privados, que las contemplan como modas o tendencias circunstanciales y no por el peso real que ellas tienen (2). Uno de los aspectos más visibles, pero menos mostrado, es la idea de la "seguridad colectiva" o "defensa global", en la cual los países ceden sus soberanías militares nacionales, para integrarse como fuerza internacional (3). El mismo fenómeno aparece en la moneda, como es el caso del "euro", que al pasar a ser regional, elimina las voluntades de cada país, le restan por ello soberanía, creando una dependencia financiera de difícil aceptación, igual y común en todas las sociedades. En este caso, conforme señalan los expertos, Alemania, con sus destacados resultados económicos, se ha transformado en la "locomotora" de la evolución de Europa, en una suerte de dominio hegemónico, que fue lo aspirado en la II Guerra Mundial por las armas. A este desarrollo globalizador, en algunos lugares, se opone el resurgimiento de las identidades, como un rescate del pasado en la individualidad social. La reacción en Inglaterra, que supone dejar de formar parte de la Unión Europea, es una cuestión que tiene lógica y que debe ser seguida con atención. El objetivo de la universalización, como una finalidad de acción conjunta universal, tiene lógica cuando respeta las identidades y pasa a ser irracional si su proceso tiende a una unificación imposible.

      La realidad actual señala que el Mundo sigue dividido, por razones económicas y/o ideológicas, al tiempo que se intenta unirlo mediante la tecnología y la cultura.  Esta situación ambivalente, encuentra un campo positivo  fértil en el comercio, cuando existe demanda cruzada, pero no cesa en el accionar de obtener "hegemonía", aun entre aquellos que aparentan ser una fraterna unidad. En nuestra América del Sur, sin dudas, el conflicto de Cuba y sus satélites (Venezuela, Ecuador, Bolivia, etc.) con los países de la OTAN, no se ha acallado, pese a la modificación de acciones de Rusia seguida por China. Seguramente el "Foro de San Pablo" (FSP) resume las acciones y objetivos en este proceso. El mismo, fundado en el año 1990, para unir los partidos de izquierda nacionales, de alguna manera, es el continuador de la "Conferencia de OLAS" (año 1967). Recordemos que el FSP propicia "bajo el disfraz de la forma pacífica, psicopolítica y popular, de manera democrática , barnizada  de filantropía y caridad cristiana , con alto poder, demoler valores, principios e instituciones, al tiempo que adormece, posterga, debilita o evita toda reacción defensiva". De esta manera, se penetra en los grupos tradicionales y clásicos, evoluciona dentro de los mismos, hasta alcanzar los cargos dirigentes y, luego, lleva adelante, bajo la cobertura de los antecedentes del pasado, sus objetivos y acciones, que cambian orgánicamente y mantienen la fachada anterior.

    En esta guerra encubierta, lo realmente sorprendente, es la inercia de las posiciones contrarias que, en lugar de encarar la evolución, quedan prendidas tras ella, con lo cual, quizás sin real voluntad, pasan a ser una especie de colaboradores o mascara ante la sociedad. (3) Al problema humano  descripto, deben sumarse los que provienen de la Naturaleza y que, al no ser atendidos oportunamente, obran impulsando crisis o caos, que se sugiere son fallas de gobierno, aunque no sea cierto, para restar credibilidad a los mismos. Sin dudas el "calentamiento global", según los expertos, es el origen que motiva situaciones de gravedad extrema. Solo para citar algunas, tenemos los "tsunamis" y las "pandemias", con las destrucciones y muertes que difunde las crónicas. Seguramente, la Naturaleza agredida por algunos avances, está reaccionando para equilibrarse, cuestión que nuestra civilización tiene que estudiar, analizar y, si fuera posible, implementar, pero no debe ser usado como medio para hacer política y, aun menos, para implantar ideologías.

     Es interesante recordar, cuales son  "procedimientos" de la guerra encubierta. Ellos, en general, no avanzan grupalmente, sino que lo hacen en forma individual. Uno, característico, es mostrar situaciones negativas de personalidades, que suponen bajeza, inmoralidad, criminalidad, etc. para, de esta manera, restarles prestigio y desplazarlos vergonzosamente. Otro, es una muy especial manera de "espionaje" que, en realidad, busca "absorber" dirigentes, profesionales que, en verdad, lo que hacen es una clara y evidente "traición". Lo sorprendente es que, en ocasiones, se deja al oponente descubrir el accionar, con el objeto de que, esta manera de "desenmascarar", actué como "humillación" (4). También se aplica el direccionamiento de las acciones de masa en las  que, "ingenuamente", se lleva a la sociedad. En estos casos, se induce por "acción psicológica" a acciones y reacciones, buscando crear caos, para que se debiliten las autoridades y lograr, así, su reemplazo y el control gubernamental (WWW.i.noticias.com). Como es fácil de concluir, esta nueva modalidad de guerra no es destructiva materialmente, como fuera ello clásico del pasado, sino que lo hace culturalmente. Sus objetivos  están vinculados a la ética, la moral o la honradez, con blancos preferentes en aquellos cuyas decisiones y acciones se contraponen a las finalidades perseguidas. Todo aquello que ayer se pensaba como caballerosidad, dignidad o prestigio, ha dejado de tener valor en esta forma de conflagración que, como siempre ha sido y será, buscando el dominio (hegemonía) de terceros y entornos para fines, muchas veces inconfesables.

     Nuestra Argentina se encuentra claramente comprendida en este nuevo y sorprendente proceso de conflagración, que, con sus características evolutivas, vence conciencias y logra adeptos, en un movimiento embozado que difiere con las palabras, pero que, tiene una consecuencia avasalladora espectacular. La guerra civil periférica del ayer  que utilizaba las armas en sus combates, ha entrado en este nuevo estadio y, consecuentemente, avanza, no tan solo por su potencial avasallante y, en ocasiones, aparentemente atractivo,, sino también, por la ignorancia o la complicidad de aquellos que debieran o tendrían que actuar y no lo hacen. 

 Notas: 
(1) El embajador Carlos Muñiz nos dice: (Sobre el fin de la GUERRA FRÍA) " Desafortunadamente, el fin de la confrontación Este-Oeste no ha dado lugar a un periodo de paz y ordenamiento globales como hubiéramos esperado.  Por el contrario, presenciamos nuevos desafíos y dilemas que la comunidad internacional debe encarar" - " No solo ha aumentado el número de problemas que espera resuelva el máximo organismo internacional  (Se refiere a la ONU). También han aumentado la complejidad y la interrelación entre estos problemas"  
(2)  El Dr. Juan Aguirre Lanari nos dice: (Al tratar sobre la post-guerra fría) "El achicamiento del mundo no es un proceso puramente tecnológico o económico. Tiene dimensiones políticas y éticas, como la defensa de las instituciones democráticas, la protección de las libertades individuales y el compromiso internacional  con el respeto de los derechos humanos-"   
(3) El embajador Fernando Petrella dice (Refiriéndose a la OTAN):"Los europeos habían aprendido que solamente podrían lograr  la seguridad juntos y no uno contra el otro", " Los norteamericanos, por otro lado,  habían aprendido  que el aislacionismo  era un receta  para el desastre...). (3) La falta de ciertas políticas expuestas públicamente, en ocasiones, producen rechazos operativos que abonan a la guerra no convencional. Se tiene como ejemplo la diferente posición de los Estados Unidos de América antes y durante el gobierno de Carter en materia de los conflictos periféricos durante la guerra fría.
(4) La Nación 1805-2013.”La guerra fría termino pero la lucha entre espías de Rusia y EE.UU sigue".

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