Se publica a continuación un envío del COMANDO JORGE RAFAEL VIDELA recibido en nuestro medio:
¿Derechos Humanos?
La Jueza Federal de Cámara y Presidente del Tribunal Oral en lo Criminal Federal Nº 5 de la CAPITAL FEDERAL: la magistrada Adriana PALLIOTTI (Av Comodoro Py 2002, teléfono 4312-9025), concedió el recurso de Hábeas Corpus a favor de cinco militares (todos marinos sometidos a proceso) —seriamente enfermos— que, intempestivamente fueron trasladados hace casi dos semanas, desde la Unidad Hospitalaria del Servicio Penitenciario Federal de EZEIZA al Presidio de MARCOS PAZ.
Presentado el Hábeas Corpus procedente, la propia Presidente de ese alto Tribunal, la eficaz y diligente Dra PALLIOTTI, inmediatamente se constituyó en la Prisión de Máxima Seguridad de MARCOS PAZ, donde constató que el “hospital” que pretendidamente funciona en esa dependencia del SPF está inoperante e inactivo.
Ante la situación, ordenó que los afectados que corrían peligro de muerte, sean llevados de inmediato al Hospital Naval de Buenos Aires a recibir el tratamiento adecuado a sus respectivas afecciones, previo a ser reintegrados a EZEIZA.
Sin embargo el Recurso de Hábeas Corpus fue apelado por integrantes de “la cámpora” y el Juez Federal de MORÓN ordenó que se traslade a los recurrentes al Hospital Municipal de MARCOS PAZ.
Una vez allí, el médico a cargo manifestó que se negaba a atenderlos por razones personales. En una palabra, quien se identificó como “el director del hospital” ya les adelantó verbalmente que, según sus principios políticos, se niega a atenderlos.
O sea que los militares están sin especialista alguno ni tratamiento, ni medicación.
La habitación donde está alojado el Capitán de Navío Carlos Guillermo Suárez Mason (con una seria afección cardíaca de la cual fue operado), junto con cuatro enfermos más, el Capitán de Fragata Jorge Eduardo Acosta, el Capitán de Fragata Médico Carlos Capdevilla, Capitán de Fragata Miguel Rodríguez y el Suboficial Primero de la ARA Víctor Olivera (diabético y con un tumor en la cabeza) es lo que era el "pabellón de indigentes" del "Hospital" Municipal de Marcos Paz.
El “hospital” en cuestión no es más que una salita precaria todo el dispensario en general, sin médicos ni medicinas.
El cuarto donde fueron depositados tiene cinco metros por tres, y allí, cual lata de sardinas, se emplaza una cama al lado de la otra.
Por lo que me consta, la familia de Suárez Mason tuvo que comprarle a Carlos lo más básico que no le suministran, como estreptocarbocaftiazol, medicamentos para la presión, aspirinetas, warfarina sódica (anticoagulante cardíaco) y también antifebril.
Pero llegar a MARCOS PAZ es una odisea, y el horario de visita sumamente escueto: de 16:00 a 17:00.
Debo decir que tampoco los alimentan adecuadamente. Sin mencionar lo que es el único bañito que hay en el sitio infecto que visitamos el viernes último.
A los pobres mártires les han soldado la única ventana, que también está clausurada.
Hay una sola bombilla eléctrica funcionando.
Esa gente está siendo torturada también por falta de luz ni aire, y para colmo el agua para beber está contaminada por las napas freáticas.
Hay diez guardias armados del SPF en el exterior, que, por razones de seguridad no dejan abrir la puerta donde yacen los ancianos, por lo que el vaho imperante es insoportable e insalubre.
Si alguno de los alojados allí está con problemas de salud, en el lugar, invadido por las moscas y otras alimañas, tiene gran posibilidad de incrementarlos.
En una palabra, les están acelerando la muerte. En una palabra, les están acelerando la muerte.
Su ejecución, decidida directa o indirectamente por Cristina Fernández de Kirchner y La Campora es por medio de estos tormentos y el suplicio que están abnegadamente sufriendo.
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Juan Carlos González Costa
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