Por el Ing. Mario Cafiero
La negación:
La salud de la Presidente crea un serio
problema político e institucional que debemos afrontar. A pesar que nos quieren
tranquilizar con mensajes desde el gobierno de que aquí no ha pasado nada y que
todo va a volver a ser como antes; hay hechos que demuestran exactamente lo
contrario.
CFK viene sufriendo, especialmente, en
los últimos dos años un deterioro progresivo de su salud: tiroides, lipotimia,
cefalea, arritmia y ahora hematoma craneal. Parece que su cuerpo le está
pidiendo tregua y mandando señales cada vez más fuertes. A favor de ella
podemos decir que CFK no tiene una personalidad perversa, ni es psicópata. Pero
vive con una profunda disociación -que ella advierte- entre lo que ella dice y
lo que ella verdaderamente hace, y lo que sucede, y estas contradicciones se la
termina facturando su propio cuerpo.
Pero como muy bien señala mi amigo
Javier Llorens: “Los Kirchners son dos personajes de Shakespeare. Guiados por
su ambición y pulsión por el poder absoluto y permanente, sin capacidad alguna
de delegación, lo ejercen de una manera brutal, en base a la confrontación
permanente, la descalificación de quien se le ponga enfrente, la permanente
ocupación del centro del escenario, y la apelación a cualquier falacia para
justificar sus actos, contaminados muchos de ellos por intereses espurios.
Rodeados de una cohorte de ganapanes, que ni se animan a chistar ante ellos,
por temor a ser fulminados. Esa salvaje y visceral manera ejercer el poder, de
una forma u otra, más temprano que tarde, se tiene que somatizar, como le
sucedió a Néstor, y ahora a Cristina, porque no hay cuerpo y alma que lo
resista. No solo es tóxico para con los gobernados, sino respecto los mismos
gobernantes”.
Cuando una sola persona en soledad
absoluta toma decisiones de Estado. Cuando no “existen” ni los ministros, ni
los secretarios, ni el gabinete ministerial, ni gobernadores, ni diputados, ni
senadores; que hagan de línea de contención a los problemas y las decisiones.
Este sistema de poder provoca que el deterioro de la salud de CFK haya ido en
paralelo con el deterioro de su gobierno. Los peores errores del gobierno han
sido en los últimos dos años. Hay una relación causa-efecto, un círculo
pernicioso entre la salud y la gestión. Cuanto peor está uno de su salud,
peores son las decisiones que adoptas; cuanto peores son las decisiones que
adoptas -las cosas van de mal en peor- y ello repercute en tu salud.
Un escenario complejo:
Todo ello en un escenario muy complejo y
adverso. Donde se vienen acumulando problemas serios económicos y muy serios
problemas de corrupción, que han tenido fuerte impacto en la sociedad. Un
oficialismo que enfrenta una “tormenta perfecta” autogenerada por ellos mismos,
con la combinación de inflación; penuria de divisas; atraso cambiario;
desaparición del saldo positivo del balance de pagos por la crisis energética y
el turismo; y enfrentamiento con los fondos buitres y las justicias del CIADI y
Nueva York.
A estos de por sí gravísimo problemas
económicos, se agregan los político institucionales, ya que nos encontramos con
que la línea sucesoria de la Presidente, tanto Boudou como la senadora tucumana
Rojkés no son aptos tanto moral como políticamente para sobrellevar sus
funciones. Hay serios cuestionamientos a ambos, incluso dentro del propio
oficialismo.
Una posible vía de solución:
NO seria inteligente de nuestra parte
NEGAR que puede darse la combinación de un cóctel de factores (deterioro de la
salud del Presidente, ineptitud moral de la línea sucesoria, derrota electoral
del oficialismo y agravamiento de la crisis económica) que podría crear una
crisis político institucional grave.
Es muy probable que CFK supere esta
intervención quirúrgica y se restablezca. Pero va ser muy difícil que Cristina
pueda volver a ejercer su mandato como Presidente en la forma en que lo hizo
hasta ahora. CFK va a poder reasumir como Presidente, pero no va a poder
reasumir el sistema de poder hiperconcentrado, porque sencillamente su propio
cuerpo se lo va impedir. Y ese vacío de poder que va dejando Cristina no lo
puede suplir entre bambalinas su hijo Máximo, a quien nadie eligió.
La dirigencia de un país –la oficialista
y la opositora - tiene que anticiparse a los escenarios, ya que alguien dijo
que es arte de la política consiste en anticiparse a lo inevitable y hacer todo
lo posible para evitar sus aristas más complejas y negativas. No podemos
esperar sentados los acontecimientos y debemos actuar preventivamente. Es
nuestro deber proponer alternativas de solución a los problemas de la Salud de
la República. Y las soluciones deben buscarse dentro del marco de las leyes de
la República.
Una vía de solución que proponemos para
el debate es la de revitalizar la figura constitucional y el funcionamiento de
la Jefatura de Gabinete de Ministros (JGM). El art. 100 de la Constitución
Nacional le da amplias facultades al JGM; incluso la Presidencia le puede
delegar más funciones de las propias (art.99).
Obviamente que la Presidenta debería
buscar una persona NUEVA, de experiencia, y que tenga un amplio consenso en la
nueva composición parlamentaria post elecciones de octubre.
También se debería pensar que los
problemas del país no pueden esperar al 2015. Y que deben proponerse
correcciones inmediatas al rumbo en varias esferas claves. Porque para los
argentinos cuanto PEOR, es PEOR para todos. No cuanto peor, mejor.
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