Por Emilio Guillermo Nazar
Con motivo de un intercambio de
ideas con el Propietario de “La Botella al Mar”, el Dr. Cosme Beccar Varela,
pueden quedar comentarios no esclarecidos, observaciones no aclaradas y una
nubosidad intelectual que impida vislumbrar adecuadamente el pensamiento que he
tratado de reflejar. Por tal motivo, procedo a transcribir en primer lugar mis
comentarios iniciales efectuados al Dr. Beccar Varela, para luego transcribir
su respuesta y detallar la contestación final a interpretaciones que desvían mis
dichos analógicamente con el fútbol, hacia el corner (o tiro de esquina como
actualmente le denominan en castellano).
No sé qué número de botella será la replicada al final, dado que deberíamos agregar la número 5452 bis en virtud de que la contestación final no ha sido difundida por el referido medio, réplica que de antemano adelanto resulta extensa y farragosa hasta que se entiende lo que pueda entenderse de la misma en la sección más comprensible.
Paso a efectuar las
transcripciones:
Buenos Aires, 11 de Enero del año
2017 - 5452
http://www.labotellaalmar.com/vercorreo_lector.php?id=5452
Respuesta del. Sr. Nazar a mi
carta de ayer, y contestación
11/1/2017
Sr. Cosme Beccar Varela
Nro.5451, de "Correo del
Lector"
Gracias por sus consideraciones,
por sus coincidencias y disidencias. Y paso a comentar las disidencias:
Es cierto que el pasado determina
humanamente el presente (pero no teológicamente, porque Dios es el Providente).
Y precisamente porque Dios es el dueño de la Historia, por su Gracia la persona
puede cambiar. De lo contrario no tendríamos a casos como San Pablo, o a San
Agustín.
No soy un "golpista", y
por eso espero que a quien le toca gobernar lo haga del mejor modo, que haga un
buen gobierno. Porque quien gobierna recibe su poder de Dios, y de allí su
responsabilidad. Respetamos la Autoridad por lo que tiene de ejercicio de un
poder otorgado por Dios mismo, y así se lo dijo Jesús a Poncio Pilato. Somos
súbditos del gobernante, y por eso pedimos lógicamente que gobierne bien.
Pero a la vez, primero somos
súbditos de Jesús, a quien nos debemos y de quien depende nuestra salvación.
Por eso, mi Esperanza sobrenatural no puede estar centrada en el ámbito
natural, para nada, y nada más alejado que eso. Y si este punto no se entiende,
difícilmente seré comprendido.
El más ateo tiene hasta el último
aliento de su vida para convertirse. Lamentablemente, muchos creen tener
suficiente tiempo para vivir esta vida como calaveras y ganar el Reino de los
Cielos en el último instante... lo cual es altamente peligroso, incierto y
además produce una gran infelicidad en esta vida.
Todo gobernante tiene poder
otorgado por Dios, ya sea como premio, como prueba o como castigo a la
sociedad. Macri cree que él es la "crème de la crème"... aunque si se
viera en el espejo vería "lait aigre".
¿Por qué habría de
"convertirse"? Pues por Gracia de Dios. Así lo dice el Catecismo de
San Pío X a la pregunta "¿Por qué soy católico?
¿Considera Usted buenos patriotas
a los apoltronados ilusos que esperan que "otros" cumplan con los
deberes propios? Pero rezar por la conversión de los gobernantes no es
repantingarse. Además de rezar, que no descarto que Usted lo da por supuesto,
afirma que "deben actuar". Y ahí está el problema en una sociedad
abúlica y desorientada. Los abúlicos carecen de carácter aunque saben hacia
dónde deben dirigir sus acciones; y los desorientados no pueden optar
correctamente precisamente porque han perdido su Norte.
Acerca de "crear una
alternativa política auténtica", considero una falla en los términos, a no
ser que sean utilizados de modo meramente analógico o poético. La política
auténtica, que es alternativa a todo sistema corrupto, ya la ha estructurado
Santo Tomás al "bautizar" los textos aristotélicos y elaborar su
ideal de gobierno mixto de las tres formas puras de gobierno. Ahora bien,
"crear" sería dar existencia a algo absolutamente inexistente, y ello
no se aplica a algo que ya ha sido creado. Por eso, creo que el problema no es
de ideas en sí, aunque ellas influyen, sino de personas.
No sé si he sido claro, o poco
claro. No sé si he apontocado o dejado de apontocar mi anterior misiva. No sé
si he distinguido la clara de la yema, o si las he separado, si lo blanco se ve
claramente, y lo amarillo se percibe amarillamente. Pero reitero mi punto de
vista acerca de que lo que requerimos es una fuerza moral que esté por sobre el
poder formal, ya que es esta la única forma de corregir errores gubernamentales
sin producir males mayores... siempre que los gobernantes que cometen errores
tengan la suficiente humildad para hacer su examen de conciencia y reconozcan
los yerros. De lo contrario... ¿cuál sería el "mal menor"? (y mejor
no lo digo, porque me calificarían de "destituyente").
Cordiales saludos, y felicidades
en estos días del tiempo de Navidad
Emilio Guillermo Nazar
CONTESTACIÓN
11/1/2017
Estimado Sr. Nazar:
Le agradezco su carta de hoy.
Creo que se equivoca en la aplicación de los principios verdaderos que
menciona. Es cierto que cualquier persona, por malvada que sea, puede
convertirse si acepta la gracia que Dios le dé para eso. Pero se olvida que
Dios no siempre da las gracias extraordinarios que un gran delincuente necesita
para convertirse. Y también se olvida que, aunque se las dé, el delincuente
puede rechazarlas.
Ahora bien en asuntos políticos,
que afectan a toda una nación, los que deben actuar para el bien común (o sea,
Ud. y yo) no pueden guiarse por esa especie de posibilidades totalmente
aleatorias y menos cuando "ut in pluribus", en la casi totalidad de
los casos que registra la Historia, los tiranos ateos (¡y Macri cumple de sobra
con la definición de tirano ateo!) no se convierten sino que hacen todo el daño
que pueden para favorecer sus torpes ambiciones, con total desprecio de la
Justicia. Luego, no es razonable ni serio decidir cuál será nuestra actuación y
determinar cuál será nuestra opinión política en base a una hipótesis más que
remota. Debemos combatir al tirano por todos los medios legítimos a nuestroa
alcance. Y no hay duda que opinar en este periódico, ya sea como artículo de
fondo o como carta del lector, es algo que está perfectamente a nuestro alcance
(por ahora). Opinando como Ud. lo hace, implica colaborar con la tiranía.
Dice que "todo gobernante
tiene poder otorgado por Dios, ya sea como premio, como prueba o como castigo a
la sociedad." De eso no se deduce que todos los gobernantes deben ser
igualmente acatados y apoyados. Los que son malos, deben ser combatidos, como
digo más arriba. Ellos responderán ante el Tribunal divino por el abuso que
hagan de su poder que Dios no les da nominativamente sino en cuanto ocupan el
cargo y es a ese cargo, no a la persona, al que Dios se lo da por ley de la
naturaleza creada.
Pero las víctimas de un poder
inicuo pecarían contra el amor de Dios, de la Patria y del prójimo si no lo
combatieran con todas sus fuerzas, de palabra y de obra. Lo que le dijo Nuestro
Señor a Pilatos no fue para reconocer su derecho a condenarlo, sino para que
fuera consciente de que estaba violando la más elemental de las reglas de su
poder, que es la de no condenar a un inocente. No corresponde deducir de ahí
que la "sentencia" de Pilatos fue legítima porque “su poder venía de
Dios”: fue una atroz injusticia, nula de nulidad absoluta, un abuso de poder,
un acto de cobardía despreciable y un rechazo de su autoridad para convertirla
en una mera violencia que, desde luego, no "viene de Dios".
Cuando dije que Macri no es la
única alternativa para un "buen patriota", porque existe la
posibilidad de emplear sus esfuerzos para "crear una alternativa política
auténtica", es obvio que no quise decir que hay que inventar una nueva
forma de gobierno, sino crear el instrumento político para que los buenos
lleguen al poder y gobiernen según la Justicia.
Su elucubración sobre Aristóteles y Santo Tomás es el error lógico que
se llama "ignoratio elenchi", o sea, salirse del tema.
Por supuesto que todo esto, como
dije, depende de que los argentinos, al menos una minoría importante, vuelvan a
la Fe. Y por supuesto, siempre hay que rezar, porque sin la oración que nos
atrae la gracia de Dios, nada se puede hacer.
Pero sólo rezar es vocación contemplativa que no tiene con la política
sino una relación indirecta. Y los "buenos patriotas", que viven en
este mundo, no cumplen con su deber si sólo rezan "por la conversión de
los gobernantes". Eso es, ciertamente, "repantingarse" para no
hacer nada. No es ni siquiera seguir una vocación contemplativa que,
obviamente, no tienen.
Le retribuyo su saludo en este
tiempo de Navidad, que no deja de estar teñido con el luto de un Viernes
Santo...
Cosme Beccar Varela
REPLICA FINAL NO PUBLICADA POR EL
DR. COSME BECCAR VARELA EN SU MEDIO
Estimado Dr. Beccar Varela:
Escribo en respuesta a su
contestación, sin pretender generar controversia, sino buscando una réplica efectiva a la
impugnación de objeciones, que más son razonamientos lógicos antes que
contradicciones negadas, a cuyos efectos procedo a desarrollar una crítica
concreta y razonada, en la medida de mis posibilidades, y a la medida de mis
posibilidades, si eso fuera posible, claro está. Supongo que he sido claro en
esto, y por eso procedo a continuar con el devaneo (*) intelectual ut infra
detallado.
Trataré de que no sea un tratado,
y aunque eso trate, no creo lograr el intento. Lamento mi propio estilo, que
lejos de ser académico sólo trata de serlo. Lo extenso no desmerece lo
desprolijo, de modo que procedo a dar el puntapié inicial de la teoría, que más
que eso no puede ser elaborado en un escrito de semejante tenor. Por ello, pido
lea con detenimiento y si no le agradan simplemente tache los giros y divagues.
Así de simple. Según este procedimiento, sólo quedará la Episteme de lo que he
aprendido, y podrá distinguirla de la Doxa expresada en su justo lugar. De eso
se trata.
Agradezco sus conceptos, por otra
parte, los cuales me permiten ahondar en la Teología Política de la cual
carecen las Universidades en general, y menos aún las Universidades que
pretenden ser llamadas Católicas o hasta Pontificias. Efectivamente, todos los
libros de pretensos autores católicos en materia de Ciencia Política renguean
en puntos teológicos fundamentales.
Y para nada pretendo pontificar o
dejar de pontificar pretendiendo gozar de la infalibilidad papal como si fuese
Magisterio Ordinario en materia moral. Soy limitado, y sólo sé dos cosas de
Sócrates, la primera de su humildad al preguntar desde sus conocimientos para
conocer lo que antes era desconocido mediante el diálogo, y la segunda cómo fue
que el Padre Adoptivo de la Filiiosofía (**) adelgazó, de lo cual sólo sé que
no cenaba (perdón por el chascarrillo).
Por lo dicho, es posible que me
pueda equivocar en la aplicación de los principios verdaderos que he
mencionado. Usted al utilizar la palabra “creo”, entiendo que expresa una
opinión y no un juicio directo. Tema este que luego al ser reiterado en su
réplica, nuevamente podré abordar en momento oportuno, ya que cada párrafo de
lo que voy escribiendo es un desmenuzamiento intelectual de su escrito, más
allá de no estar numerado correlativamente para su adecuada identificación.
Entiendo que coincidimos en que
cualquier persona, por malvada que sea, puede convertirse si acepta la gracia
que Dios le otorga, y que Dios no siempre da gracias extraordinarias, y aunque
las brinde cada persona (“delincuente” o no), puede rechazarla. Porque en sí,
no sólo puede ser rechazada una Gracia para cometer el mal, sino que puede ser
rechazada para una actividad alternativa que no necesariamente es un daño, sino
que puede ser una omisión por la cual sin incurrir en acto “delictivo” alguno
implique un rechazo de la Gracia. Y para eso está la Parábola de los Talentos,
en la cual hubo uno que no los hizo fructificar y fue calificado de malo no por
una acción sino por una omisión, y su Talento además no fue distribuido
“comunistamente” en forma igual entre los demás, ni en forma proporcional entre
todo el resto, sino que directamente le fue quitado y fue entregado al que más
había fructificado. Detalles como para pensar en esta Parábola y el modo en que
Dios distribuye su Gracia Extraordinaria.
Así, Dios envía a cada persona a
un puesto, a un lugar concreto en un momento histórico concreto. A un “puesto
en la lucha” cotidiana para la vida en la Virtud, en lo cual indefectiblemente
todos flaqueamos y para lo cual tenemos el Sacramento de la Confesión. Pero “en
asuntos políticos, que afectan a toda una nación, los que deben actuar para el
Bien Común” son los gobernantes. He aquí una palmaria diferencia entre lo que
Usted considera y lo que comprendo de lo que ha expresado. Claro que el Bien
Común puede ser entendido en un sentido amplio, que una persona que tiene su
familia y trabaja y vive como buen vecino colabora con el Bien Común, pero no
es él como súbdito el encargado de procurar el Bien Común de una Nación. Para
procurar el Bien Común de una Nación se debe tener jurisdicción y competencia
en toda esa Nación, y tal es la función propia del gobernante, la cual posee en
forma exclusiva y excluyente (aunque se diga “democrático”, en los hechos y la
realidad práctica en el ejercicio del poder, esa “democracia” resulta
inexistente, o más bien resulta en la textual descripción aristotélica
enfrentada a la Politeia).
De modo que “Usted o yo” no somos
los responsables del Bien Común de una Nación, sino que somos súbditos. Al
menos en la actualidad. Y ello siempre que entre el “Usted” y el “yo” no esté
incluida una autoridad nacional. Que el gobernante sea bueno o no, hace a la
función y a la responsabilidad del gobernante, y el hecho de que se convierta
sinceramente por Gracia de Dios, o rechace la conversión (teológicamente
hablando) hace a la felicidad y salud del alma del Gobernante en primer lugar;
y en segundo lugar tiene como consecuencia un principio de ejemplaridad como
instrumento de la Gracia o del castigo de Dios hacia la población que tiene
encomendada.
Que muchos tiranos ateos no se
hayan convertido y hayan hecho todo el daño que se encuentra en sus
potencialidades para favorecer sus torpes ambiciones (incluso éstas pueden ser
demoníacas o infernales, no pueden ser descartadas tampoco), no habilitan a
concluir que no están ejerciendo el poder, o que no ocupan el cargo de
gobernante. Será de mal gobernante, pero de gobernante al fin. Y esto se debe a
que la naturaleza del cargo no cambia; y a que la legitimidad en el cargo o no,
o la procuración del Bien Común o no en el ejercicio del cargo requiere como
presupuesto, precisamente, la ocupación del cargo. Es decir, para ser más
claro: se ejerce el cargo, y desde el presupuesto de ese ejercicio se califica
su ejercicio dentro de las formas puras o impuras de gobierno. Pero de ninguna
manera, hoy por hoy, puedo aceptar que Usted me atribuya, o que Usted mismo se
atribuya, el ser responsable de actuar para el Bien Común en lo que afecta a
toda una Nación, ya que tal afirmación involucra un ejercicio de actos de
gobierno de lo cual Usted y yo carecemos. ¿Quién debe procurar el Bien Común?
El gobernante. ¿Lo hace bien o mal? Eso es otro tema.
Por otra parte, las acciones
humanas no pueden ser decididas o determinadas en el ámbito de una opinión
(doxa) política propia, o que tales decisiones puedan basarse en una
posibilidad o hipótesis más que remota de la conversión de un mal gobernante,
sea quien fuere (los que se fueron, los que están, los que vendrán, y los que
eventualmente podrían estar efectivamente o no). Que algún día un mal
gobernante pudiera convertirse y ser el mejor, no escapa a las posibilidades de
la Gracia de Dios, pero ello no es el motivo determinante de acciones, más que
de rezar por la conversión de los gobernantes, rezar por que efectivamente
procuren el Bien Común en el sentido clásico de lo que referimos. Rezar por la
conversión o por el buen desempeño de los gobernantes, no es “hipotecar a
futuro” el presente aguardando una incierta posibilidad desde el punto de vista
humano. Rezar en sí es una acción teológica, no política, aunque pueda abarcar
la política porque en todo sentido la supera. Por eso resulta lamentable que
sacerdotes e incluso Obispos abandonen su cargo espiritual para dedicarse a la
“promoción social” o a ser candidatos a puestos públicos, denigrando su propia
condición, que es metapolítica, metahumana, porque es Sobrenatural. Y ello se debe
al pelagianismo y semipelagianismo imperante: pretenden que la Gracia y lo
Sobrenatural presupone la existencia del Orden Natural, cuando es precisamente
lo contrario. Así es: es el Amor de Dios, es la Gracia de Dios la que ha creado
el Universo y al hombre, es lo Sobrenatural lo que ha dado origen al Orden
Natural, y por ello es más importante por mera evidencia y notoriedad el Orden
Sobrenatural que el Orden Natural, es más importante salvar el alma de la
persona que vivir diez minutos más en este mundo. El error en este diagnóstico,
induce a un error práctico… el error teológico involucra un error no sólo
político, sino también moral.
En base a lo dicho, el católico
se mueve en el orden de la Gracia, o al menos busca moverse en ese sentido, y
esto es independiente de las oleadas o marejadas y tormentas o huracanes del
mundo político. Vale para esto el episodio de Jesús en la barca con los
Apóstoles en medio de la tormenta. Serenidad y felicidad aun en los peores
momentos de este mundo, es la enseñanza de los mártires ¿Cuál es el temor, a
qué se teme? ¿A las olas y el viento?
Es cierto también que no toda
persona tiene vocación al martirio, y que es justa la legítima defensa, la cual
en el orden social puede traducirse en el Derecho de Resistencia a la Opresión.
Y entiendo que a esta última opción pretende aludir cuando Usted afirma que
“debemos combatir al tirano por todos los medios legítimos a nuestro alcance”.
Más allá de un potencial ribete semipelagiano, en el cual la acción del hombre
resultaría ser causa eficiente en el combate o derrocamiento de quien ejerce el
poder, y no causa instrumental de la acción de Dios que es fuente y sostén del
Poder en sí mismo porque es Dios el Omnipotente y la Autoridad, buscaré
entender de modo acorde a la ortodoxia católica su manifestación (es decir,
excluyendo todo tipo de interpretación pelagiana o semipelagiana, la cual
entiendo que lamentablemente se filtra en todos los católicos de Rito Latino
contagiando incluso a los que pertenecemos a Ritos Orientales, fruto ello del
aristotelismo asumido independientemente del Bautismo intelectual efectuado al
Filósofo por uno que lo superaba en todas las dimensiones naturales y
sobrenaturales, el Teólogo Santo Tomás de Aquino, y ello sin desmerecer al gran
batallador contra el pelagianismo y el semipelagianismo que fue San Agustín de
Hipona Bautizando al platonismo). Pero claro, no faltará el descerebrado que
dirá: eso no es ni moral, ni política, eso es Teología. Y precisamente, ese es
el ámbito en el cual se debe desenvolver el católico, no rebajándose a la mera
animalidad racional del Orden Natural, sino conservando su propia dignidad de
hijo de Dios, no rebajándose a la igualdad con la libertad y la fraternidad
inmanentistas sino conservando la igual dignidad como hijos de Dios, la
libertad en la Verdad que es Jesucristo, y la fraternidad en Cristo como
nuestro hermano, en todo lo cual hay una “diferencia de planos”, de planos que
no son precisamente de arquitectura humana gnóstica, sino de vida en la
dimensión de la Gracia de Dios.
De modo que la Legítima Defensa y
la Resistencia a la Opresión tienen sus puntillosos requisitos, no simples de
reunir, siendo ellos además obra de la Providencia de Dios, en los cuales la
persona, reitero, actúa como instrumento y causa segunda de la Epifanía de
Dios.
Pero ingresamos así de lleno,
debido a sus propias expresiones, en el análisis de la Doxa. Lo peor, no es
rezar y tener Esperanza en que obre la Gracia de Dios de modo efectivo en el
gobernante. Lo peor, es “decidir cuál será nuestra actuación” en base a
“nuestra opinión política”. Porque Usted luego afirma “que opinar” en su medio
“es algo que está perfectamente a nuestro alcance (por ahora)” y que “opinando”
como lo hago yo “implica colaborar con la tiranía.
Dado lo expresado en el párrafo
precedente, debemos ponernos de acuerdo en los términos. Porque Usted todo lo
centra en la opinión. Y precisamente, OPINA EL QUE NO SABE O SOBRE MATERIA
INDIFERENTE. Si sus expresiones son una opinión, y si considera mis dichos como
una opinión, es porque entiende que ninguno de los dos sabemos de qué estamos
hablando, o que estamos hablando sobre cosas que pueden ser así o no. De modo
que no es esta la vía adecuada para dirimir lo que no puede ser dirimido debido
a la naturaleza de lo que pretende ser contencioso.
La DOXA es la opinión. Si opina
el que no sabe o éste se expresa sobre materia indiferente que puede ser o no
ser, en cambio el que sabe y se expresa esclareciendo el Ser es quien posee la
EPISTEME, es decir, la ciencia. Y ya Boecio distinguía a la Filosofía de
aquello que es un lamentable razonamiento que de Filosofía sólo tiene retazos.
De modo que si Usted considera la “opinión pública”, la “opinión publicada”, la
“opinión vertida” o la “opinión de los lectores”, ingresará a un terreno
pantanoso del cual resultará difícil de salir, puesto que aceptado un primer
principio erróneo lo demás serán sus consecuencias. Y en un mundo que no juzga,
que ha perdido el juicio por incluso contradecir el sentido común, lo que
cuenta es la opinión. Me ha tocado leer asombrado, en un curso que he
realizado, en los apuntes que debía estudiar, la siguiente frase: “nada hay que
nos confunda tanto como la verdad”. La conclusión, es que debemos buscar otras
alternativas…
Por eso, si lo que busca es una
elaboración de la Ciencia Política, es una cosa. Si lo que busca es la opinión
para una “polémica en el bar”, es otra. Incluso ambas alternativas responden a
una elaboración intelectual que no involucran una ejecución práctica. Porque la
Política es una ciencia que permite saber, conocer, desarrollar e incluso
formular una prognosis de las acciones pero siempre en el orden intelectual;
pero la Política también es una práctica, un desarrollo justamente del poder y
del gobierno que involucra el ejercicio de la virtud de la Prudencia para el
buen gobierno, dato clave del cual carecerá el mal gobierno en su faz práctica.
Y reitero que la Prudencia a la cual me refiero, no es específicamente la
aristotélica, sino que debemos entender que las tres Virtudes Teologales no se
agotan en ellas mismas, sino que ilustran e infunden el resto de las virtudes,
para que puedan ser elevadas y vividas en el Orden Sobrenatural de la Gracia.
Otra cosa sería rebajar el Orden Sobrenatural al Natural (obviando que éste ha
sido creado por Dios mismo y que por ende su presupuesto es Sobrenatural), a lo
cual habitualmente denominamos inmanentismo, rechazado mentalmente por todos
los intelectuales católicos en la teoría pero contradiciéndolo en la práctica
por el mismo motivo antedicho ut supra. Efectivamente, muchos conciben las
virtudes cardinales desencajadas o desvinculadas de las Teologales,
consideradas conforme el pensamiento aristotélico no Tomista, en lo cual
denuncio tal error, y a ello me refiero.
Por ello, siguiendo lo que
entiendo que el Filósofo Jordán Bruno Genta predicaba… si “debemos combatir al
tirano por todos los medios legítimos a nuestro alcance”, primero debemos
descubrir al “tirano” que tenemos cada uno dentro de sí mismo. Ese es nuestro
peor “tirano”.
De ninguna manera dije que todos
los gobernantes deben ser igualmente acatados y apoyados en absolutamente todo
lo que ordenen incluso en los mayores grados de perversidad y daño. No se
deduce del principio de que "todo gobernante tiene poder otorgado por Dios,
ya sea como premio, como prueba o como castigo a la sociedad" que si el
gobernante manda cosas contrarias al Bien Común deban ser éstas acatadas. Pero
tampoco se deduce, como Usted pretende, que todo lo que haga o diga un mal
gobernante, ya sea bien o mal, deba ser igualmente desacatado. Un mal
gobernante puede tener áreas en las que se desempeñe adecuadamente y que tome
medidas aptas para procurar el Bien Común, y en otras puede desarrollarse en
ámbitos opinables (es decir, que puede tomar una vía u otra siendo ello
indiferente, como por ejemplo desarrollar un área en forma directa por el
Estado o desarrollarla combinando, supervisando o dirigiendo la iniciativa
privada), y en estas áreas la crítica o el “combate” no considero que sean
adecuados. Este tipo de acción, criticando idénticamente lo bueno, lo malo y lo
opinable, recibe el nombre de crítica con “cálculo político”, es decir, se
busca producir un daño para tomar un puesto ajeno, para derribar al
contrincante, sin importar que el contrincante caiga por las acciones buenas
que pudiera estar desarrollando, o que el motivo puntual de la caída sea tal,
de modo que no sería derrocado por lo mal que desarrolla sino justamente por
todo lo contrario. Este tema puntual, me fue enseñado en su oportunidad por Omar
Vicente Ferrer, un conciudadano platense quien falleciera hace algunos años.
El cálculo político es una
disfuncionalidad que considera a los demás como instrumentos para fines
propios. De modo que no saldremos del esquema del mal gobierno, si se desarrolla
este tipo de actitudes. Pretender que sustituyendo un mal gobernante por un
buen gobernante que por otra parte no será acatado porque carece de “piso” y
que deberá recurrir a la coerción y la represión para gobernar, entiendo que no
resulta la alternativa más adecuada.
Y es que precisamente la
mentalidad positivista, fruto del cálculo matemático racionalista desemboca en
el estudio de la manipulación de masas, considerando a las personas como mero
ganado que absorbe cualquier contenido bueno, malo e incluso antinatural que le
sea ofrecido. Lamentablemente, y hoy lo comprobamos, surte sus efectos. Por
eso, la ciencia sociológica elaborada en función del marketing del capitalismo
liberal de consumo con identidad marxista de revolución cultural, busca la mera
manipulación de masas (en una pretensa síntesis de tesis capitalista y
antítesis comunista elaborada por la Escuela de Frankfurt).
El cálculo político y en
particular la crítica con cálculo político, involucra distinguir para dañar lo
bueno, identificar la solución de los problemas para dañarlos, buscar la
oposición y la contradicción a la racionalidad y la reflexión e incluso a la
Prudencia, y ello a los efectos de obtener algún tipo de rédito, también
calculado. Así, además, funciona la actual democracia, el sistema electoral y
los medios de comunicación. La sociedad es reducida a parámetros matemáticos,
tal como Renato Descartes proponía, y luego tales índices e indicadores son
modificados para modificar la sociedad, sin importar el Bien Común porque precisamente
se desarrolla en daño a la sociedad, puesto que lo planteado es un mero
instrumento.
El cálculo político atenta contra
la verdad, la racionalidad, contra la moral y el sentido común, es frío y
precisamente “calculador”, porque busca de algún modo en materia política sumar
voluntades a una causa supuestamente buena, pero que utiliza medios malos,
incluyendo el engaño. La remanida frase que representa y sintetiza al
maquiavelismo de que “el fin justifica los medios”, puede tener un sentido bueno
(por ejemplo, que si pienso viajar de Europa a América o viceversa debo tomar
un buque o un avión, adecuando los medios al fin) pero generalmente es malo
(v.gr. que X quiere desplazar a Y en su puesto como autoridad y no escatimará
en causar daño para lograrlo). Por la vía incorrecta, en realidad se busca un
beneficio personal con la excusa de procurar el Bien Común, y muchos adherentes
se sumarán con ese mismo criterio de que el convocante logre su finalidad para
posicionarse con él… así funcionan actualmente los partidos políticos.
La política, entendida en su
sentido tradicional, clásico, se funda en la amistad social. En cambio, el
cálculo político rompe las amistades, convierte las amistades en aliados e
incluso en potenciales enemigos, y ello es fruto de una idea mecanicista de la
sociedad, utilizando la estadística para la planificación y la probabilística
para la prognosis, y siempre obviando la virtud de la Prudencia. Por ello, esta
mala acción produce malos frutos, porque se justifican delitos de toda clase,
ya que se trata de un mero pragmatismo puro, sin razón y sin corazón. Muchos
historiadores y muchos periodistas contemplan el mundo de ese modo, y así es el
fruto de sus trabajos… haciendo cundir esta visión en la sociedad que
lógicamente se conduce a la “profecía autocumplida”. Y el otro problema del
cálculo político, además, es su cortoplacismo, ya que conforme el dicho, “tiene
patas cortas”. Claro que, el cortoplacismo en la vida de un país puede incluir
algunos lustros sin variar su naturaleza.
Quienes ejercen de este modo el
gobierno, o pretenden acceder de ese modo al gobierno, son desconocedores
profundos de la ciencia y del arte de la política. Son tecnócratas desalmados.
El cálculo político pone las pasiones y los vicios humanos en el sitial de la
Prudencia, y el resto son sólo sus consecuencias. Lamentablemente, en las
Universidades (todas, sea cual fuere, Católica, Pontificia o no), en lugar de
Política se enseña cálculo político, como si fuese esta la ciencia.
Tras la síntesis del tema del
cálculo político, para que quede clara mi posición, podemos entender que todo
tirano en vez de ejercer la ciencia y el arte de la política desarrolla el
cálculo político, y que todos los tiranos un día responderán ante Dios por el
abuso que hagan de su poder. Cierto es ello. Sin embargo, a los súbditos nos
queda obedecer y cumplir las órdenes buenas y las opinables, y desobedecer las
órdenes que contrarían el Orden Sobrenatural abarcador del Orden Natural, es
decir, todo aquello que daña o atenta contra la Fe y la salud espiritual propia
y ajena, porque existe un Bien Común Sobrenatural encomendado a la Iglesia
Católica y al cual es ella quien debe velar por el mismo. Más allá de la
abrumadora y aplastante mayoría eclesiástica que actualmente entierra su
Talento. Y es en este desacato donde aparecen los mártires cuando el régimen
tiránico es violento, mártires que siempre han entendido que la muerte no es un
mal, sino el acudir a la presencia de Dios que además es asumida felizmente
porque el mismo martirio lo garantiza. ¿Acaso Sir Thomas Moore tuvo un “piso”
para ser destituyente? Su destino es un modelo de acatamiento de la Ley del
tirano, y de los límites de la ley del tirano, porque en el martirio se sigue
el ejemplo de Jesucristo. Aquello que era en Sócrates el acatamiento de la ley
hasta el sacrificio de la vida propia, adquiere sentido con Jesucristo al
revelarse por Dios mismo la Vida en el Reino de los Cielos.
Las víctimas de un poder inicuo
son mártires, y no pecan contra el amor de Dios, de la Patria y del prójimo
cuando son masacrados. Pero no todos tienen vocación por el martirio. Algunos
como San Vartan han sido luchadores, guerreros, pero que no “combatieron con
todas sus fuerzas, de palabra y de obra”, sino que combatieron como instrumentos
de la Gracia de Dios, con toda la fuerza que Dios les ha dado para que sean
instrumentos eficaces, con la inspiración que el Espíritu Santo les ha brindado
en el uso de su palabra y la Caridad que Dios les concedió en su obrar. De modo
que la obra no es propia, sino para glorificación de Dios. Otra cosa sería
pelagianismo o semipelagianismo, que reitero de ninguna manera interpretaré sus
dichos en tal sentido, porque advertido del tema supongo que no incurre en
ellos. Es decir, la política no es obra humana, sino que la política católica
es instrumento de la Providencia de Dios para el bien de las almas, y no se
halla desvinculado en este mundo el alma del cuerpo, ya que me prevengo de su
acusación de “angelismo”. Y sin pretender ser Sancho Panza reiterando un dicho
tras otro, lógicamente sostengo aquél que afirma: “a Dios rogando, y con el
mazo dando”.
Pilatos “habría querido” liberar
a Jesús, y así lo enseña el binario de los Ejercicios Espirituales de San
Ignacio de Loyola. Lo hubiese liberado si no estuviera condicionado por su
propio criterio, por su juicio propio, y por las presiones sociales (humanas y
sobrehumanas) en las que se vio inmerso. Pilatos entregó a Jesús, Jesús fue
condenado, y Pilatos siguió en su cargo. Estaba también Herodes gobernando
cuando nació Jesús, mandó a matar a todos los niños y bebés para evitar que
naciese el Rey de Reyes, y luego de su acto tiránico siguió gobernando. El
origen del poder por el cual el tirano gobierna, es Dios mismo y trasciende al
acto tiránico. El acto tiránico es a la sociedad lo que el libertinaje es a la
persona en particular, que no pierde su naturaleza, sino que pierde la Gracia.
El acto tiránico y el acto libertino en cuanto son desvíos de la conducta
virtuosa, no vienen de Dios, involucran ambos una pérdida de la Gracia social o
personal, pero en su naturaleza son sostenidos por El.
Respecto de la Argentina, que
Macri no es la única alternativa para un “buen patriota”, hasta podríamos decir
que ni siquiera es alternativa. Pero no veo un bien en el desplazamiento de
personas viciosas para que asuman personas con otros vicios… aunque tengan
excusas teológicas incluso. Resulta una obviedad que Macri es una “pieza del
sistema” que trabaja con “cálculo político”, y que por ende responde a un
parámetro nivel de mediocre hacia abajo que marca la aceptación de un
porcentaje que apenas supera la mitad en un 50,X por ciento y el rechazo de la
otra mitad pero apenas menor para mostrar su “disidencia” e incapaz de alcanzar
el gobierno para una restauración integral, la cual está muy lejos de la
intención de ese 49,X por ciento restante excepto en casos aislados.
Precisamente el gobierno llevado a cabo mediante cálculo político instala a una
línea de “mediocres para abajo” que lentamente degradan la legislación y las
normas y con ellas a la sociedad misma de modo gradual, restando oposiciones y
tornando un “ideal imposible” la restauración absoluta del Orden.
Ahora bien, si atribuye a mi
diletancia intelectual a la “elucubración sobre Aristóteles y Santo Tomás”, será
porque ha saltado el capítulo detallado en esta mi respuesta a su crítica. Y
yendo a lo concreto: ¿Cuál es “el instrumento político para que los buenos
lleguen al poder y gobiernen según la Justicia”? Reitero que Usted habla de que
“lleguen al poder”, ignorando que Dios da a todo concebido un poder, ya que el
poder es potencia, y al crear el ser de una persona lo dota de sus
potencialidades y virtualidades. Creo que Usted confunde el “llegar al poder”
con ocupar un cargo formal.
Aquí podemos hacer una analogía
con los Derechos Reales, según entiendo. Veamos: el derecho de propiedad se
alega y se ejerce, pero la posesión es un hecho. De este modo, resulta posible
que una persona tenga el derecho de propiedad y otra la posesión concreta. Es
más, gozando de la posesión completa durante veinte años el poseedor se
convierte en propietario. La analogía reside en que quien tiene el derecho de
propiedad es como quien tiene el cargo formal, pero el poder real resulta
análogo a la posesión. De allí que al afirmar “llegar al poder” entiendo que es
Usted quien pretende el “milagro” de que todo se solucionará porque todos “los
buenos” habrán de llegar “al poder y gobiernen según la Justicia”. Entiendo
además que eso es un mesianismo temporal con el cual la misma Iglesia Católica
no está de acuerdo. Y ello en virtud de la tendencia al mal que todos los
humanos tenemos con excepción de Jesús y de la Virgen María. De modo que no
existirá un gobierno perfecto donde la paz y la justicia imperarán porque todos
los buenos ejercen el poder. A lo sumo se lograrán reducir males y tendencias
al mal, sociales y personales. Pero no más que eso. Se podrá crear un clima
favorable para que la persona viva su dimensión Sobrenatural conforme Dios lo
manda, lo cual no es poco, pero siendo orden humano y siendo la imperfección y
la limitación propia del ser humano, no se puede prometer un “paraíso en la
tierra”. Y mucho menos prescindiendo, omitiendo o considerando tácitamente el
Orden Sobrenatural.
Ahora bien, el derecho de
asociación no es negado, y cuando es negado deviene en clandestino pero resulta
imposible de prohibir en forma absoluta por las tiranías. Que los buenos se
reúnan con fines políticos no está vedado, y que se organicen tampoco. El
obstáculo que Usted percibe, según entiendo, es la abulia. Pero no resulta tan
así, porque si bien mucha gente puede estar de acuerdo en el sentido que deben
tomar las acciones (supongo que un muy reducido número de entre ellos, casi
inexistente, será el que vea el tema a la luz del Orden Sobrenatural), lo
cierto es que diferencias personales, intelectuales y de significado de los
términos empleados son impedimentos para la civilis affectio societatis. Y no
escribiré politicae en la expresión, porque se la dejo al abogado colega
periodista redactor de proclamas, Mariano Grondona.
De lograrse esa Asociación, ¿debe
configurarse como un partido político? ¿Debe configurarse como una asociación
de vecinos? ¿Cómo llegará al poder sin cumplir con las leyes que imponen
formalidades a tal fin? O de otro modo, ¿buscará la destitución del Presidente
o de otros gobernantes para sustituirlos por otros? Aclaro que ser destituyente
no es delito, por las dudas que quieran acusar de semejante hecho, que puede
ser o no ser, pero que no está tipificado en el Código Penal y por tanto se
encuentra permitido.
Disiento respecto de su visión
acerca de que rezar sea mera vocación contemplativa, porque la oración según
entiendo es desenvolverse en la Gracia de Dios, dirigiéndose a Dios, e
involucra una acción humana, es decir, un obrar, y que va más allá de una
actividad mental intelectual o psicológica, sino que es una comunicación que
abarca a toda la persona, implicando una circunstancia, un lugar, una posición
incluso física y corporal porque la oración y los rezos no son de almas
separadas o de ángeles sino de personas humanas. Y las personas somos la única
sustancia compuesta de cuerpo y alma (excepción debida a que la sustancia es
siempre simple, pero en el caso de la persona humana necesariamente es
compuesta porque de lo contrario no hay persona humana, sino un mero cuerpo o
un alma separada sin poder operar sobre un cuerpo, y la vitalidad de la
persona, aquello que la define, es por tanto un compuesto sustancial). Esto por
un lado. Pero por el otro, debe rescatar la dimensión de la acción como
desenvuelta en el Orden Sobrenatural, y por tanto involucrada completamente y
unida al Bien Infinito que es Dios al cual se busca mediante tal acto, y que
necesariamente también debe entenderse como una comunicación con Dios, y por
ende un rezo o una oración. Quienes desvinculan el Orden Natural del
Sobrenatural, no podrán entender esto, y hay incluso quienes lo entienden
intelectualmente y desestiman la acción humana práctica ordenada a Dios como
oración. Que como dice el dicho benedictino, “Ora et labora”, convirtiendo la
labor en oración.
Recuerdo una vez al Almirante
Büsser afirmando que la Providencia no estuvo con la Argentina al momento de
perder la Batalla de 1982. ¿Es la Providencia la que tiene que estar a favor de
nuestras acciones, o resulta que es al revés? Y si resulta que es al revés… hay
que hacer un replanteo de base, y no de mi parte precisamente.
Le comento que en mi domicilio
carezco de elementos de respantigamiento, ya sea un apoltronado sillón, ya sea
un elemento televisivo. Me he tomado el tiempo para responderle tan brevemente,
debido a que estamos en el mes de enero, y muchos disfrutan de tiempo en unas
soleadas vacaciones alejados de los problemas. De mi parte, sólo disfruto de
tiempo, en vacaciones o no, para escribir lo redactado que supongo habrá tenido
el tiempo de leer y seguir detalladamente, puesto que el texto va siguiendo uno
a uno los argumentos de su respuesta de las cuales vendrían a ser una especie
de “segundo traslado” o “segunda contestación”.
Supongo que habrá dispuesto de
suficiente tiempo para leer todo el texto precedente, en estos calurosos
tiempos veraniegos y vacacionales, en que la medida difundida por el Gobierno
es que use el aire acondicionado a 24 grados ¿Habrá que acatar la medida o
criticarla y desobedecerla?
No pretendo gozar de
infalibilidad papal, como dije al principio, ni pontificar o despontificar
nada. Son sólo reflexiones acerca de su respuesta… ahondando en los contenidos
Cordiales saludos
Emilio Guillermo Nazar
NOTAS:
(*) DRAE, primera acepción, en su tercer
término descriptivo que consta en el detalle de la diferencia específica de la
definición, dado que cualquiera de los demás significados involucraría una
grave confusión, y lejos ello está del proemio introductorio a lo que
finalmente será la conclusión del colofón. Por otra parte, al contemplar la
primera acepción del vocablo en el Diccionario, no entiendo cómo pueden sus
autores pretender que sean compatibles como diferencia específica términos tan
disímiles, tan distantes en su significación, lo cual muestra una carencia en
tal sentido, que requiere de atención. Parafraseando a un expresidente
argentino: “Por favor, un definicionólogo por ahí”. Vivimos en un mundo carente
de lógica… y esto lo acredita. Por tal motivo, soy partidario de una Monarquía
en Argentina, para poder establecer el Diccionario de la Tradicional Real
Academia en Argentina, rescatando el DRAE de 1965 con sus definiciones para
avanzar desde allí a la actualidad conservando la extraviada claridad de la
cual otrora se gozara en el idioma.
(**) Efectivamente, no hay error de tipeo.
El término es mezcla de latín con griego, pero vale, según lo enseñaba el
Profesor Argerami en sus clases de Introducción a la Filosofía. Considero a
Sócrates como el padre adoptivo de los hijos de la Sabiduría para el mundo
pagano, entendiendo por otra parte que la Sabiduría es Cristo mismo, a la vez
que un Don del Espíritu Santo. Los no creyentes, tienen una vía directa para
llegar a Jesucristo mediante el estudio de la vida y argumentos de Sócrates que
han sido transmitidos por sus discípulos, y por los discípulos de sus
discípulos (ya sea la Academia o el Liceo).
17/1/2017
Estimado Sr. Nazar:
He leído su frealmente extensa
exposición sobre los asuntos que hemos tratado en nuestras respectivas cartas
de la semana pasada. Creo que no cabe una respuesta igualmente pormenorizada
porque creo que hemos llegado al punto en el que uno dice “sí” y el otro
dice”no”. EL error de su escrito no está en todas las frases, sino en el
contexto en que son escritas y posee Ud. una amplia capacidad para eludir el
asunto o embrollarlo, haciendo inútil toda respuesta. Lo lamento, pero le agradezco el tiempo que
se ha tomado y le ruego no tome a mal lo que le digo.
Cordiales saludos
Cosme Beccar Varela
Estimado Dr. Beccar Varela:
En Corrientes lo llaman
"emboyeré"
Para nada tomo a mal lo que Usted
afirma. De hecho, consta en el proemio de mi último escrito. Es decir, su
crítica en sentido coincidente se encuentra ya en el escrito remitido. De modo
que ambos coincidimos en la misma apreciación
Cordiales saludos
Emilio Guillermo Nazar
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