Felipe Solá o la degradación de la política
Por Alberto Buela
El ex ministro de agricultura y pesca de Menem y último gobernador de
Uno puede estar en desacuerdo con el gobierno de los KK pero lo mínimo que se puede exigir es que se diga desde dónde se lo critica, desde donde se desacuerda. Y en el caso de Solá no existe el mínimo lugar “genuino” desde donde se pueda fundar su oposición. El como el general ateniense Alcibíades abandonó Atenas y se refugió en Esparta para luego atacar a Atenas.
Es la típica jugada de la deslealtad, se le muerde la mano a quien le dio de comer, en nombre de un ideal que nunca se tuvo. ¿Cuándo en el ejercicio de su poder a través de cuatro períodos presidenciales (Menem, Duhalde, Kirchner y Cristina) tomó o hizo tomar alguna medida peronista?.
Este personaje nefasto no sólo para el peronismo sino para la política argentina, como lo fueran tantos otros (nos viene a la memoria Rukauf) que siempre fue nombrado a dedo. Sea por el largo dedo de Menem o de Duhalde, hoy pretende transformarse en el campeón de la democracia.
Esto es una burla del peor de los gustos. El gusto de aquel que no contento por algún desplante personal que pueda haber recibido traiciona a sus compañeros de bancada y debilita a un gobierno. ¿A quién beneficia esta actitud? Al frente opositor que con seguridad será una nueva “unión democrática”.
Un hombre sin méritos políticos conocidos, un hombre carente de ideales vinculados a la causa nacional y popular. Un hombre pagado de sí mismo, sea por su dinero sea por su sedicente (*) capacidad o ubicación social, solo puede en el mejor de los casos llamarse a silencio.
Pero claro, el peronismo se ha transformado en un gran naranjal donde cada uno recoge la naranja que más le gusta y entonces aparecen y reaparecen estos nefastos personajes que tanto daño le han hecho. Por eso está bien la respuesta que los intendentes del Gran Buenos Aires, todos hombres que lo conocen muy bien, le han dado: desagradecido.
Pero esta no deja de ser una respuesta moral a la deslealtad de “Felipe Solo” como atinadamente lo bautizara Verbisky, la respuesta política tiene que ser el aislamiento y dejar que se cueza en su propia salsa.
A estos personajes que degradan en extremo la actividad política, pues cuanto tienen mando no ejecutan políticas públicas en beneficio del pueblo que gobiernan y cuando están en el llano reclaman que se lleven a cabo esas políticas públicas, hay que dejarlos que “se resuman solos”, porque responderles es darle lugar a las mil y una “agachadas” en las que son maestros.
Alguna vez en el peronismo tendremos que tomar en serio el adagio: Roma no paga traidores y entonces así podremos dejar en el camino a esta runfla y tomar una bocanada de aire fresco.
Finalmente, si alguno que lee esto, piensa que nos volvimos oficialistas les recuerdo que: la verdad no depende del uso que se haga de ella.
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