Por Ezequiel Cortelletti (*)
Los nombres que suenan para integrar las listas opositoras al Kirchnerismo en las distintas secciones electorales de la Provincia de Buenos Aires – salvo honrosas excepciones – no hacen mas que demostrar la ausencia de renovación en la clase política y la falta de figuras atractivas, facilita la legitimidad de las postulaciones oficialistas (estafas testimoniales).
El egocentrismo protagónico se muestra a la orden del día y pareciera que no existen figuras de recambio instaladas como para no caer en los viejos caudillos y los apellidos de siempre.
Se reiteran los nombres de candidatos de escasa representación y asociados a la vieja política. Son los "elegidos de siempre" que encarnan al elitismo de un circuito cerrado, que no deja lugar a los nuevos cuadros.
Me entristece ver que llegamos a esta situación por dos motivos:
(i) Sólo los malos maestros impiden el crecimiento de los discípulos. Eso es lo que son: malos maestros.
(ii) El miedo a que alguien - seguramente mejor - los saque de sus zonas de confort heredadas cual dinastía monárquica.
Asi las cosas los que alcanzan sitiales de privilegio se preocupan de no formar continuadores, porque en su mezquina visión no ven discípulos, sino competidores. Prefieren turnarse y reacomodarse.
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