Por Arturo Navarro (*)
La Ministro de Defensa Nilda Garre acaba de prohibirle a las Fuerzas Armadas cultivar soja transgénica en sus campos, así como también la utilización del herbicida Glifosato. El fundamento de la resolución es, según la misma, “la protección del medio ambiente y la salud humana”.
El contexto científico legislativo:
1. El glifosato fue aprobado para su utilización en la Argentina por la Resolución 350/99 de la Secretaria de Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentos.
2. La Resolución se basó en un informe de La Organización Mundial de la Salud (OMS) que declaró que el glifosato “no ofrece peligro”.
3. El Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (SENASA) ha declarado que “el producto no ofrece ningún riesgo para la salud”.
4. La Comisión Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet) no ha producido ningún estudio al respecto.
5. Un investigador del Conicet (Andrés Carrasco) alertó a título personal sobre el peligro del glifosato para la salud humana. Este investigador es además funcionario del Ministerio de Defensa. Pero el Ministerio se ha declarado ajeno a las declaraciones de Carrasco.
6. El estudio atribuido a Carrasco –quien no ha podido ser entrevistado por ningún medio- no fue dado a conocer en ninguna publicación científica, medio habitual que usan los investigadores para difundir descubrimientos relevantes.
7. La Asociación Argentina de Abogados Ambientalistas (Aadeaa), organismo no gubernamental (ONG) con un largo historial de acciones contra la contaminación tomó como válidas las declaraciones de Carrasco y formuló una denuncia ante la Corte Suprema de Justicia para prohibir su uso.
8. No existe informe alguno con respecto al peligro del glifosato para la salud y el medio ambiente originado en el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) ni en la Comisión Nacional Asesora de Biotecnología Agropecuaria (CONABIA).
Características del Glifosato
1.Final del formularioEl herbicida elimina las malezas en las sementaras de soja genéticamente modificada.
2.Se utiliza también en el maíz, algodón y muchos otros trabajos como la limpieza de malezas en las praderas para la alimentación de la ganadería a fin de asegurar reservas para el invierno, especialmente para la producción lechera con silo de maíz.
3.No habría siembra directa competitiva y eficiente si no existirán las semillas transformadas genéticamente tratadas con herbicidas como es el caso del Glifosato.
4.No se podría aprovecha bien la escasa lluvia si esta tecnología no existiera ante los cambios climáticos que vienen. Hoy cuando termina de llover los productores salen a sembrar y después recién combaten las malezas con las nuevas tecnologías disponibles.
5.La alternativa a esta tecnología es volver al arado convencional con todo el riesgo que tiene para la conservación de los suelos y la caída de producción que resulta de esta antigua técnica de siembra.
6.Volver a siembra convencional es aumentar el consumo de gasoil en un 40% agravando un problema más a la matriz energética actual y provocar el aumento de la contaminación ambiental por el mayor consumo de hidrocarburos.
7.La siembra directa –un beneficio directo de la utilización del glifosato- ha demostrado su capacidad de mejorar la rotación de los cultivos, la conservación de los suelos, el cuidado de medio ambiente y el aumento de la producción.
Cuando la política mete la cola
¿Por qué esta decisión de plantear el riesgo de un peligro inexistente? ¿Es este proceso parte del ataque del gobierno al campo después de la derrota originada en la derogación de la Resolución 125?
La ideología no es buena consejera cuando hay que promover el aumento de la producción de alimentos. La soja significa para el país y el mundo proteína vegetal que es 20 veces más barata que la proteína roja y es la única fuente de alimento para el consumo de la población mundial, especialmente para los más pobres. Para poder atender la demanda de esa población para 2040 hay que duplicar la producción por hectárea.
Es de esperar que vuelva la racionalidad y se deje de castigar a uno de los más grandes éxitos del país: un aumento de producción de 40 millones de TT a las 96 millones de TT en 14 años por haber aplicado las nuevas innovaciones y tecnologías que se iban descubriendo y que, este mismo gobierno recomendó al gobierno de Venezuela, con el apoyo tecnológicos entre otros del INTA.
Las 150 millones de TT de producción, que proyecto el mismo INTA, son posibles únicamente si se usa y mejora las actual tecnología y biotecnología para aumentar el rinde por hectárea. Este objetivo podría concretarse si nadie mete la cola en las decisiones independientes de los innovadores que forman esa extraordinaria red de protagonistas del Complejo Agroindustrial más eficiente y competitivo del mundo.
Parafraseando a Bill Clinton: “es la tecnología estúpidos”.
(*) El autor es consultor y Director del Área Cadena Agroindustrial de Carta Política.
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