Por el Padre Carlos Miguel Buela
I
En la Vigilia Pascual hablamos acerca de un aspecto de la «cultura de la muerte» acerca de la vida sobrenatural del hombre y la mujer. Hoy, Domingo «in Albis» lo haremos sobre otro aspecto de la «cultura de la muerte», pero acerca de la vida natural del hombre y de la mujer.
En la dictadura mediática en que estamos viviendo se ha impuesto en muchos de nuestros contemporáneos la convicción de que el mundo sería prisionero de un crecimiento demográfico «exponencial», o sea «galopante», que llevaría a una «bomba o explosión demográfica».
Así, por ejemplo, el diario «La Nación» en las páginas centrales del suplemento «Ciencia» del 4 de mayo de 1993, publicó un artículo apocalíptico sobre la explosión demográfica. El autor estimaba que, de acuerdo a «las proyecciones de las Naciones Unidas», en el año 2150 «habría en el mundo 694.213 millones de habitantes». (Esto más que dictadura es terrorismo mediático).1 Es de notar que tan solo 68 días después el mismo diario dice que debido a la caída del crecimiento demográfico en los últimos 20 años es posible que la población mundial para el 2150 se estabilice en 11.600 millones. ¿En qué quedamos? Y no hubo fe de erratas que, subliminalmente, casi siempre colocan cerca de la sección «Culto católico».
Más recientemente, en el mismo diario se afirmaba: «La razón más evidente de ello (de los cataclismos ecológicos "profetizados" por el autor) es la altísima tasa de crecimiento de la población humana…».2
Ted Turner, el multimillonario yanqui, dueño de la CNN, el 16 de febrero de 1999, se burló del Papa y de las enseñanzas de la Iglesia sobre aborto y anticoncepción, pidió que el Papa elimine el mandamiento que prohibe el adulterio e insinuó que sólo los millonarios como él deberían tener muchos hijos. Con anterioridad había afirmado que el planeta sólo debería tener 3.000 millones de habitantes y para ello proponía que las familias tengan un solo hijo durante 100 años. Hace poco donó 1.000 millones de dólares para los programas de control artificial de la natalidad de las Naciones Unidas. Asimismo, los multimillonarios estadounidenses Bill Gates, David Packard, Warren Buffet, entre otros, donan cifras multitumillonarias para promover el control de la natalidad. Son cuatro capitalistas de la muerte.3
China, donde se adoptó esa política desde hace años, «…ahora se encuentra con doscientos millones de hombres célibes más que mujeres núbiles, una auténtica tragedia social».4
Ciertamente que esta ideología malthusiana viene desde tiempo atrás. Por ejemplo, en un libro clásico de economía que estudiábamos en la Universidad allá por la década del 50, en el copete de un capítulo se ponía el siguiente epígrafe:
«Para aumentar los frutos de la tierra
hace falta cada vez más trabajo,
con lo que los alimentos aumentan como uno, dos, tres,
mientras la población aumenta como uno, dos, cuatro».
(Canto de Malthus; Balada sobre los rendimientos decrecientes. Anónimo) 5; donde se afirma, dogmáticamente, que los alimentos crecen en progresión aritmética, mientras la población crece en progresión geométrica, según la teoría del clérigo protestante inglés Thomas Malthus.
Y ello es falso. Es uno de los mitos que alimentan la voracidad de esta civilización mediática: El mito de la explosión demográfica. Mito que ha llevado a imponer medidas coercitivas de control artificial de la natalidad, condicionando la ayuda al desarrollo (v.g. el plan Mc Namara) incluso a planes de esterilización forzada.6 Hay muchas Organizaciones no gubernamentales (ONG), entre las cuales la más conocida es la herodiana Federación internacional de la planificación de la familia (IPPF) que están en la misma línea malthusiana. Son los modernos cultores de la ligadura de trompas, de la vasectomía, del látex y de la muerte de los no nacidos.
II
En efecto, el Consejo pontificio para la familia ha publicado una «Declaración sobre la disminución de la fecundidad en el mundo»7 el 25 de febrero de 1998, donde llama la atención sobre el grave decrecimiento de la población, cuyo comienzo puede situarse alrededor de 1968, ya que en 51 países la fecundidad es inferior al umbral de reemplazo de las generaciones, e incluso, en 15 de estos países se registran cada año más muertes que nacimientos. Esto tiene un nombre escalofriante: «fatiga demográfica».8
En esa Declaración se dice, entre otras cosas, que 14 expertos demográficos de renombre internacional reunidos por un organismo de las Naciones Unidas confirmaron «lo que todos los datos demográficos indicaban desde hacía ya muchos años, a saber, que la disminución de la fecundidad, que desde hace veinte años afectaba a la mayoría de los países desarrollados industrialmente —Europa del norte y del oeste, Canadá, Estados Unidos, Japón, Australia, Nueva Zelanda—, se extiende ahora a un número creciente de países en vías de desarrollo, en Europa del sur y del este, en Asia y en el Caribe, y ha causado una disminución de la tasa de fecundidad (total fertility rate o TFR) por debajo del «umbral de reemplazo» de las generaciones en 51 países, que representan el 44% de la población mundial. Como notaba uno de esos expertos a propósito del carácter continuo de este decrecimiento desde 1975, en algunos países que ya entonces presentaban una escasa fecundidad: "Una vez que la transición de la fecundidad ha comenzado, su decrecimiento continúa de manera invariable"».9
Es decir que el índice de fertilidad de 51 países en los que vive el 44% de la población mundial es inferior a 2,1 niños por mujer, es decir, inferior al nivel de crecimiento cero. Se prevé que para el año 2015 serán 88 los países en los que viven las dos terceras partes de la población mundial, que tendrán un índice de fertilidad inferior a cero10 , declaró Mons. Renato Martino, representante de la Santa Sede ante las Naciones Unidas, comentando las últimas estadísticas.
III
Hay envejecimiento poblacional, dice el documento más adelante: «Desde hace treinta años, la tasa de crecimiento de la población mundial no deja de disminuir a un ritmo regular y significativo. Ahora, después de haber registrado una disminución impresionante de su fecundidad, 51 países del mundo (entre 185) ya no logran reemplazar a sus generaciones. Precisemos que estos 51 países representan el 44% de la población del planeta. Dicho de otro modo, el índice sintético de fecundidad de esos países, es decir, el número de niños por mujer, es inferior a 2,1. Es sabido que a esta altura se sitúa el nivel mínimo indispensable para la renovación de las generaciones en los países que cuentan con las mejores condiciones sanitarias.
Esta situación es igual en casi todos los continentes. Así, tienen una fecundidad inferior al umbral del reemplazo, en América, Estados Unidos, Canadá, Cuba y la mayoría de las islas caribeñas; en Asia, Georgia, Tailandia, China, Japón y Corea del sur; en Oceanía, Australia; y casi la totalidad de los cuarenta países de Europa. En este último continente, la gravedad de los efectos del envejecimiento lleva ahora a la despoblación, con un número de muertes superior al de los nacimientos. Este saldo negativo ya es un hecho en trece países como Estonia, Letonia, Alemania, Bielorrusia, Bulgaria, Hungría, Rusia, España e Italia.
Más allá del envejecimiento de las poblaciones que implica, esta disminución de la fecundidad plantea, en numerosos territorios, una cuestión particularmente angustiosa: el decrecimiento demográfico, con todos los efectos negativos que acarrea inevitablemente. La perspectiva que se perfila es el aumento del número de países que tienen una fecundidad inferior al reemplazo de las generaciones. De igual modo, está comprobado que va a aumentar el número de países en los que la mortalidad es superior a la natalidad.
La percepción de estas realidades, desde hace mucho tiempo familiares a los demógrafos atentos, es casi desconocida para los medios de comunicación social, la opinión pública y quienes tienen el poder de tomar decisiones. Ha sido prácticamente silenciada en las conferencias internacionales, como pudo constatarse, por ejemplo, con ocasión de la Conferencia de El Cairo, en 1994, o la de Pekín, en 1995».
IV
También señala que las causas son complejas: «Las causas de esta situación totalmente inédita son, ciertamente, complejas. J. Cl. Chesnais, del Instituto nacional de estudios demográficos (París), las ha analizado detalladamente durante la reunión de expertos en demografía en la que se abordó la cuestión.11
En todo caso, algunas son fácilmente identificables. La nupcialidad, en un ambiente que le resulta francamente desfavorable, ha disminuido mucho; esto quiere decir que las personas se casan menos que antes. La edad media de la maternidad ha aumentado claramente, y sigue aumentando. Las leyes del trabajo no facilitan el deseo de las mujeres de conciliar armoniosamente vida familiar y actividad profesional. La ausencia de una verdadera política familiar, en los países más fuertemente afectados por el decrecimiento demográfico, hace que las familias prácticamente no puedan tener el número de hijos que desearían...12
J. Cl. Chesnais concluye su informe sobre las causas de la disminución de la fertilidad introduciendo en demografía un factor que hasta entonces había sido completamente descuidado por los expertos: la relación vivida por las poblaciones entre pesimismo y esperanza. Según este autor, no podría esperarse un aumento de la fertilidad en los países donde se da el decrecimiento demográfico sin un cambio previo en el «humor» de esos países, haciéndolos pasar del pesimismo actual a un estado espiritual comparable con el de la era del baby-boom, durante la reconstrucción que siguió a la segunda guerra mundial.13
…influyen directamente en el decrecimiento demográfico otros factores relacionados con la voluntad del hombre y, por tanto, con su responsabilidad. Se trata de los medios y las políticas de limitación voluntaria de los nacimientos. La difusión de las técnicas químicas de anticoncepción, y frecuentemente la legalización del aborto, han sido decididas mientras que, al mismo tiempo, se debilitaban las políticas favorables a la acogida de la vida.
Desde hace algunos años, a esas causas se ha sumado la esterilización de masas... Es preciso recordar las campañas masivas de esterilización masculina y femenina, realizadas en la India en 1954 y 1976, con todos los escándalos que se produjeron, y que llevaron a la caída del Gobierno de la señora Gandhi.14 En Brasil, entre las mujeres que han utilizado algún método de control de la natalidad, alrededor del 40% han sido esterilizadas.
Precisamente durante estos días, los medios de comunicación nos han informado sobre la campaña de esterilización llevada a cabo el año pasado, con gran publicidad, en Perú, bajo la dirección del ministerio de Sanidad, y que acaba de suscitar un movimiento general, y mundial, de reprobación.15 No sólo se habla de «presiones» ejercidas por los empleados de la sanidad16 para convencer a las mujeres, en su mayoría analfabetas y poco o nada informadas sobre el alcance real de su «operación»17, a hacerse esterilizar; se admite también que la operación conllevó la pérdida de vidas humanas…».
V
Graves consecuencias: «…La proporción de los jóvenes en las poblaciones disminuye fuertemente. Esto produce una inversión de la pirámide de las edades, con una escasa población de adultos jóvenes, que deben asegurar la producción del país y sostener el peso muerto de una amplia población de personas ancianas, inactivas y que requieren cada vez más cuidados y material médico. En el seno mismo de la población activa se producen profundos desequilibrios entre los jóvenes activos y los activos menos jóvenes, que tratan de asegurarse su empleo en detrimento de las jóvenes generaciones que llegan a un mercado de trabajo reducido.
No se debería olvidar tampoco el influjo de una población anciana en el sistema educativo. En efecto, para afrontar el peso de las personas ancianas, es grande la tentación de recortar los presupuestos dedicados normalmente a la formación de las nuevas generaciones. Esta debilitación del sistema educativo encierra, a su vez, un peligro notable: la pérdida de la memoria colectiva. La transmisión de las conquistas culturales, científicas, técnicas, artísticas, morales y religiosas queda hipotecada gravemente. Notemos también que, contrariamente a lo que se divulga, incluso el desempleo se agrava a causa del decrecimiento demográfico.
Los expertos señalan también algunos otros aspectos de esta evolución: así, el aumento de la edad media de las poblaciones influye, lógicamente, en el perfil psicológico de esa población: carácter sombrío, falta de dinamismo intelectual, económico, científico y social, y falta de creatividad, que parecen afectar a ciertas naciones «viejas», no harían sino expresar la estructura de su pirámide demográfica.
Al mismo tiempo, aumenta la proporción de las personas ancianas que están directamente a cargo de la sociedad, mientras que la base productiva de dicha sociedad, fuente de ingresos para las finanzas públicas, se reduce. Entonces, para garantizar el funcionamiento de los sistemas de seguridad social (mutualidades, pensiones, reembolso por prestaciones, etc.), es grande la tentación de recurrir a la eutanasia. Es conocido que ya se practica en varios países de Europa.
Entre las consecuencias más evidentes de la disminución de la fecundidad, es necesario mencionar también los desequilibrios violentos, previsibles desde ahora, entre países cuyas poblaciones presentan estructuras muy diferentes por edad. Si, por ejemplo, se compara la pirámide de las edades, por una parte, en países como Francia, España e Italia, y, por otra, en países como Argelia, Marruecos y Turquía, impresiona su carácter invertido y las dificultades que esta situación acarrea, cuyos problemas actuales, unidos a la imposibilidad de los países ricos de limitar de modo efectivo la inmigración clandestina desde los países más pobres, son sólo una prefiguración.
Es urgente que la opinión pública y quienes tienen el poder de tomar decisiones estén perfectamente informados sobre esta evolución. Es igualmente urgente rechazar los datos falsos, aducidos frecuentemente en las presentaciones que ocultan sofismas puramente ideológicos, por no hablar de las estadísticas falsificadas. En el campo de la demografía, como en los diferentes campos del saber, los hechos son evidentes y la verdad no puede ocultarse indefinidamente. Alegra constatar que esta verdad se manifiesta cada vez con mayor claridad, puesto que la División de la población de las Naciones Unidas no ha dudado en reunir a ese grupo de expertos para interrogarse sobre la «fecundidad inferior al nivel de reemplazo» (Below replacement fertility). Nada impide superar las inexactitudes y mentiras que muy a menudo se aducen con el fin de «justificar» programas, políticas y otras cosas, totalmente incompatibles con el respeto a los derechos fundamentales del hombre».
VI
Por tanto, como declaró el especialista en problemas demográficos profesor Michel Schooyans: «No existe ninguna bomba demográfica, sin embargo, en nombre de estas previsiones (catastrofistas) se están gastando millones de dólares para aplicar programas de control de la población», (con planes que utilizan la píldora, el pesario, la vasectomía, el ligado de trompas, el condón, la vacunación esterilizante, etc.). Define esos planes como un «cruel imperialismo anticonceptivo» y reveló que dos influyentes políticos estadounidenses «Henry Kissinger y Zbigniew Brzezinski, advirtieron que no temían tanto la confrontación entre Occidente y el bloque comunista, cuanto la lucha entre el Norte y el Sur que se jugaría en el nivel del crecimiento poblacional».18
VII
Queridos hermanos y hermanas:
Aquí tenemos otro catastrófico ejemplo de como se encadenan las causas y las sociedades se encaminan hacia el abismo por culpa propia. El amor ausente, las frustraciones matrimoniales, el divorcio, el sexo sin amor, la búsqueda insaciable del placer, los anticonceptivos, el aborto, la carencia de hijos para «gozar» más de la vida, son unos tantos eslabones de esa cadena que lleva al suicidio social.19
Si la realidad justificase una mirada apocalíptica sería exactamente por lo diametralmente opuesto a lo defendido por la «cultura de la muerte». No sería por la explosión demográfica, sino que, lo apocalíptico podría ser por la implosión demográfica.
Comprometámonos a ser testigos de la vida, sus misioneros y predicadores, sus valientes defensores y sus piadosos celebradores.
Es una consecuencia de nuestra fe en Aquél que se presentó a Sí mismo diciendo: «Yo soy la resurrección y la vida» (Jn 11, 25). En este final de milenio la Iglesia católica se levanta «como estandarte elevado sobre las naciones» (Is 11, 10) por ser la voz de la conciencia que recuerda al mundo las verdades eternas sobre Dios y el hombre.
Notas:
(1) Utilizamos el folleto «Europa se está suicidando» de Nueva Cristiandad, valiente e inteligente institución católica (Cerrito 1070, 5to. piso, of. 94, Ciudad de Buenos Aires, tel. 812-8511/822-2206), que edita excelentes publicaciones.
(2) Alejandro Mentaberry, La otra campana, diario La Nación, 25 de febrero de 1999, p. 17. (El autor es investigador independiente del Ingebi-Conicet, profesor asociado de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA y miembro de la Comisión Nacional de Biotecnología Agropecuaria –Conabia–).
(3) Cf. Cristo Hoy, n. 258, semana del 6 al 12 de mayo de 1999, p. 6.
(4) Cf. AICA, n. 2206, 31/3/99, pp. 514-515.
(5) Paul A. Samuelson, Curso de Economía Moderna, Aguilar, Madrid, 1959, 7ma. ed., p. 13.
(6) Así se habla de 2.500.000 mujeres esterilizadas en Brasil, 100.000 por año en Perú, muchas veces sin que las víctimas lo sepan, a cambio de alimentos o como fue en Pakistán la vacunación esterilizante a niños de las escuelas a cambio de una radio a transistores (para esto último: Everett M. Rogers, Communication Strategies for Family Planning, citado en la revista Foro del desarrollo, Ene-Feb 1980, p. 11).
(7) L’Osservatore Romano, 27 de marzo de 1998, pp. 10-11.
(8) Cf. Mary Hager (Newsweek), Vuelta de tuerca de la profecía de Malthus, traducción de Zoraida J. Valcarce, en La Nación, 29/4/99, p. 23.
(9) «Once the fertility transition begins, further declines follow invariably», Aminur Khan, Fertility Trends among Low Fertility Countries, Expert Group Meeting on Below-Replacement Fertility, Population Division, Department of Economic and Social Affairs, United Nations Secretariat, UN/POP/BRF/BP/1997/ 1, p. 11.
(10) Cf. AICA, p. 118.
(11) J. Cl. Chesnais, Determinants of Below-Replacement Fertility, Expert Group Meeting on Below-Replacement Fertility, Population Division, Department of Economic and Social Affairs, United Nations Secretariat, Nueva York, 4-6 de noviembre de 1997, UN/POP/ BRF/BP/1997/2, pp. 3-17
(12) Ib., p. 12.
(13) «La segunda mitad de este siglo experimentó el declive del puritanismo y la victoria del materialismo (hedonismo, culto del consumismo, estilo de vida norteamericano). El siglo que viene podría acentuar los límites de este modelo (...). La interpretación trivial del "baby-boom" como una respuesta al crecimiento económico carece de valor. El cambio real y crucial fue el cambio de mentalidad, del luto a la esperanza. ¿Cómo es posible imaginar semejante inversión de la tendencia histórica sin un gran impacto?», J. Cl. Chesnais, op. cit., pp. 13-14.
(14) El consentimiento de las personas a una intervención quirúrgica hecha en condiciones carentes de higiene se había obtenido ofreciéndoles productos alimentarios. El número de estas esterilizaciones «voluntarias» disminuyó en un 90% al año siguiente de la caída del gobierno de la señora Ghandi. J. H. Leavesley, Update on sterilization, Family Planning InformationService, vol.1, n. 5, 1980.
(15) Como indica el diario Le Monde, las acusaciones contra la política de los nacimientos en este país no eran nuevas, «sino que, como hasta ahora provenían de la Iglesia católica, a la opinión pública ya casi no le llamaba la atención, atribuyéndolas a la tradicional oposición de la Iglesia a la anticoncepción. Hoy, sin embargo, precisamente en el seno del tercer congreso nacional de las mujeres campesinas e indígenas estallan las protestas, reanudadas por el sindicato campesino, las organizaciones populares de mujeres, las feministas y los parlamentarios de la oposición». N. Bonnet, La campaña de esterilización en Perú levanta numerosas críticas. La existencia de presiones ejercidas sobre las mujeres ha sido denunciada por un diario y muchas organizaciones, y reconocida por la viceministra de Sanidad, Le Monde, viernes 2 de enero de 1998, p. 3.
(16) Como decía el experto norteamericano Richard Clinton: «Los dispensarios tienen cuotas mensuales que respetar...». Por eso, cuando llega el fin de mes, so pena de perder su puesto, los empleados del ministerio de Sanidad se muestran interesados en «animar» a las mujeres quechuas a pasar «por el dispensario», para «vacunar a sus bebés y realizar una pequeña intervención indolora y gratis...». N. Bonnet, La campaña de esterilización en Perú...
(17) El diario El Comercio, decidido a conocer la verdad, realizó una vasta encuesta sobre estas esterilizaciones, en las regiones más pobres del país, brindando testimonios que confirman que, a cambio de víveres y de atención para sus hijos, las mujeres se sometieron a la ligadura de sus trompas. El diario explica que el Estado se ocupa de la intervención quirúrgica, pero, cuando esta fracasa, se niega a asumir la responsabilidad de las complicaciones y los fallecimientos. N. Bonnet, La campaña de esterilización en Perú....
(18) Cf. nota 7.
(19) Cf. nota 1.
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