En la foto: Francisco de Quevedo
“Menos mal hacen los delincuentes que un mal juez” (Francisco de Quevedo, 1580-1645) Yo agregaría: “Y que un mal legislador”…
Por Alejandro Pérez Unzner
El jamaicano (o jamaiquino) Usain Bolt, triunfador en las carreras de 100 y 200 m en el reciente Mundial de atletismo en Berlín, dijo tras batir los correspondientes récords mundiales (refiriéndose a que deseaba descansar tras el esfuerzo) que “no habrá más récords”. De seguir las desacertadas pseudopolíticas del gobierno que supimos conseguir, tampoco habrá más récords en lo que a producción granaria tradicional atañe (maíz, trigo, soja…). Probablemente, sí se incremente la cosecha de Cannabis sativa a partir del infeliz fallo (unánime, como en las peleas del Huracán Narváez) de la Korte Suprema de Injusticia que -también- supimos conseguir. Y que es parte de este gobierno plagado de malicia, como máximo ente de uno de los tres poderes públicos nacionales consagrados por la siempre citada (y pisoteada) Constitución.
De lo que sí hay, a falta de récords, y de nuevo, es conflicto entre campo y gobierno. Por ocho días, habrá paro de comercialización de granos y hacienda en pie. La tensión crece tanto como el malestar, las bases están saturadas de tanto desatino y el veto a la norma que suspendía retenciones para productores afectados por la sequía colmó la medida. Un acto de muy alto costo político para los K, “pareja de dos cuerpos y una cabeza” (como dice por ahí algún editorialista), pero cuya no-concreción hubiera supuesto un bajo costo fiscal. Pero -así se dice ahora- es lo que hay…
Los impuestos hay que pagarlos, pero si desde hace casi una década se viene pidiendo que las retenciones sean a cuenta de Ganancias y nadie escucha… Porque, para el productor que cumple con sus obligaciones tributarias a pleno, se sabe que no termina la cuenta con la quita de tan suculenta tajada simplemente por vender sus granos, sino que sigue con las tasas municipales, los gravámenes provinciales, el crédito fiscal que nunca cierra, etc., etc.
Entonces, ante la vuelta del cese de comercialización, subsiste la esperanza de que vuelvan las lluvias que hace tiempo abandonaron las pampas. Pero el SMN, otrora dependiente de la Fuerza Aérea (ahora convertida en un depósito de burócratas y sin poder de vuelo) dice que se avecinan días secos y calurosos, con vientos arrafagados y, digo yo, probables incendios espontáneos de campos, dadas las condiciones que se vienen presentando desde hace meses en varias zonas rurales.
Y la esperanza de que vuelva la legitimidad al Congreso, vacío de contenido moral después del resultado electoral del 28-J. Ni hablar de las consecuencias que el proyecto de aumentar la alícuota de derechos de exportación a la soja traería…
Lo que nunca se fue es la demanda china. Mañana, cuando se conozca el reporte semanal de exportaciones de EE.UU., vía USDA, tal vez queden plasmadas las alrededor de 900.000 t de poroto que los chinos habrían adquirido la semana anterior en el mercado norteamericano.
Ayer dijimos que se preveía una probable toma de ganancias en Chicago, y se dio en nueva cosecha de soja americana: más de 3 u$s/t. El poroto orilla los 400 u$s/t tras los picos de 600 en plena burbuja y el valle de 300 en plena crisis. Lo ajustado de los stocks hace que puedan seguir dándose subas en cosecha vieja.
Localmente, resulta claro que si hoy Chicago cede de nuevo va a ser difícil sostener los $/t 1.010 en soja, que en girasol dejaron de verse valores abiertos en fábricas que venían pagando los mayores precios y que en cereales sigue siendo utópico hablar de un mercado concreto de exportación. El sorgo sigue dando alegrías a sus ofertantes, en tanto. Y aumentan las órdenes de venta forward en soja, ante la posibilidad de que cobre vida dicho aumento en las retenciones al poroto.
Esperemos a la Bolsa de Cereales y su reporte de hoy sobre cómo anda el trigo y qué pasa con el girasol y el maíz, cuya siembra ya se puso en marcha. Recordemos que, ante el desmantelamiento del sector dedicado a estimaciones en la SAGPyA, los informes de la entidad porteña son, junto a los que elabora la BCR, la medida más respetada en cuanto a cultivos y cosechas en nuestra bendita -y sufrida- Argentina.
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