Por Cosme Beccar Varela
Buenos Aires, 16 de Febrero del año 2011 - 1028
El estruendoso procedimiento encabezado por el Canciller Timmerman realizado el Jueves 10/2 en Ezeiza contra un avión militar de los EEUU y el apoderamiento de no se sabe qué cosas alegando que su llegada al país violaba la ley, no fue por torpeza; no fue para mejorar la situación de Timmerman en el gabinete, supuestamente amenazada; no fue para "cumplir la ley", como dijo Aníbal Fernandez (a quien la ley le importa un bledo, como lo ha probado muchas veces en todos sus cargos públicos, empezando por el de Intendente de Quilmes que aprovechó para aumentar su fortuna personal); no fue porque se hubiera cometido un delito aduanero, como lo aclaró el subdirector técnico de la Aduana, Sr. Pedro Roveda, y tan es así que este organismo ni siquiera hizo la denuncia ante el Juez que debió actuar de oficio a raíz de las noticias periodísticas y a pesar de sus pedidos de informes a la Cancillería no obtuvo ninguna respuesta, ni tampoco la lista de las cosas que habrían sido mal declaradas o no declaradas. A juzgar por la foto de "La Nación" de hoy, 16/2/2011, pag. 8, se trata de un estuche y de una cantidad de folletos exhibidos en completo desorden. Las explicaciones verbales son igualmente absurdas: había remedios vencidos y morfina (en el botiquín destinado a los soldados). Cuantos y cuales remedios y cuanta morfina, no dicen ni tampoco dan la lista de lo declarado y la lista de lo encontrado para compararlas.
Fue un gesto político planeado y calculado por los mismos cerebros que planearon y calcularon todas las demás medidas de destrucción del país desde que Kirchner usurpó la presidencia en Mayo del 2003. Esto puede deducirse por las tres características principales de todos esos gestos, que incluyen, la destrucción de las FFAA, el asalto a la Corte Suprema, el nombramiento de innumerables ex-guerrilleros en cargos importantes del gobierno y la invasión de la Administración Pública mediante innumerables nombramientos de gente adicta en todo tipo de funciones (ver nro. 968, del 17/5/2010, "El monstruo crece sin que se note"), el sometimiento de la prensa, la construcción de una falsa oposición y la anulación del Congreso, el enriquecimiento descarado de los altos funcionarios y empresarios asociados creando así un inmenso poder económico al lado del tiránico poder politico, el secuestro de mil militares y policías en violación flagrante de la Constitución con la complicidad descarada del Poder Judicial y la muerte de otros 120 más en las cárceles del régimen; la foto en el balcón de la Casa Rosada con las dos representantes más conspicuas del terrorismo, Bonafini y Carlotto, al recibir a la guerrillera convicta hoy Presidente del Brasil, Dilma Rousseff, etc. etc.
Esas tres características principales y comunes a todos esos actos son las siguientes:
1) La audacia súbita del acto de poder capaz de crear reacciones inesperadas dada la importancia de las víctimas o de las Instituciones afectadas, pero tan bien calibradas en su impotencia que revela el trabajo de avanzados técnicos de la Revolución marxista y no apenas el capricho de un "minus habens" como era Kirchner o de una tilinga, aunque rebosante de odio, como es la Kirchner, ni las elucubraciones de cualquiera de sus ministros, notorios vivillos de mala índole, pero incapaces de ver más allá de sus narices en asuntos de Estado.
2) Su utilidad para hacer avanzar el poder de la izquierda en el país e impedir las posibles resistencias a ese avance, mostrando así un designio único y constante perseguido con habilidad y paciencia a lo largo de estos siete años.
3) El éxito de cada uno de esos movimientos políticos de los que no se vuelve atrás, a pesar de ser escandalosos, quedando clavada la "pica en Flandes" sin mengua de la aparente simplicidad de la maniobra y sin desmedro de la sensación de libertad que mantiene el gobierno en favor de la mayoría de la población y por ende una semejanza remota con la legalidad.
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En este caso la acción consiste en provocar a los EEUU perjudicando las buenas relaciones con la primer potencia mundial en una forma insolente, con alegaciones vagas sin presentar ninguna prueba de las imputaciones efectuadas. Esto no se hace ni con un país de quinto orden pero menos aún con una nación poderosa como los EEUU.
Si hubiera alguna razón seria para quejarse de una misión oficial de ese gobierno, si realmente era necesaria esa queja, debió ser discreta y por canales diplomáticos. El Canciller no tendría que haber llegado a Ezeiza a substituir a los agentes aduaneros como si estos no fueran suficientes para una tarea que cumplen todos los días, y sin conocimiento de la Policía Federal a la cual el personal militar norteamericano venía a ayudar en su tarea de combatir el terrorismo.
Había acuerdos firmados entre los dos gobiernos para prestar esa ayuda (que se viene dando desde hace varios años) y cuyo costo paga íntegramente el gobierno amigo de los EEUU. Había una carta de la Embajada de ese país del 9/2 dirigida a la Cancillería pidiendo "cooperación para ingresar al país material sensitivo a ser utilizado en un curso sobre seguridad", según dice un comunicado de ésta última publicado después del incidente (ver "La Nación", 13/272011, pag. 17) es decir, no hubo ocultamiento, no hubo mala fe, sino cortés apertura. Pero Timmerman aprovechó el dato que le daba esa carta para armar el escándalo que todavía dura.
Y no es sólo Timmerman. Todo el gobierno está comprometido en esta operación. La usurpadora de la presidencia la ha hecho suya alegando que se trató de un acto de "soberanía" ("Clarin" 16/2/2011, pag. 4); la ministro Garré (cuyo personal policial se hubiera beneficiado del acuerdo con los EEUU) no dijo esta boca es mía, consintiendo la invasión de jurisdicciones cometida por Timmerman; también el jefe de gabinete Aníbal F. y el ministro del interior Randazzo salieron a defender lo hecho.
Esto no tiene ninguna semejanza con la diplomacia. Es un grosería de salvaje desmelenado. Es propia de un país que todavía no hubiera salido del tiempo de las cavernas...o de un país hostil a los EEUU con la clara intención de demostrarlo. Por algo Obama no pudo incluir a la Argentina en su gira por Sudamérica, no porque no quisiera ya que él también es de izquierda, sino porque teme al Congreso dominado por los republicanos.
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Creo que esta es la explicación del caso. La tiranía ha querido insolentarse con los EEUU para mostrar que hace causa común con sus enemigos, para reafirmar su pertenencia al bloque neo-comunista encabezado por Rusia y China y del cual forma parte el mono parlante que tiraniza a Venezuela y cuyos insultos a los EEUU son frecuentes. Esto caracteriza cada vez más claramente al actual gobierno y al enrolarse cada vez más con la izquierda, está dando a entender que habrá nuevas medidas inspiradas en la filosofía marxista o sea, se reforzará la "dictadura del proletariado" (encarnada en esta tiranía), la destrucción de las Instituciones, la pérdida de la libertad y la negación del Estado de Derecho. Y no retrocederá, a no ser que sea obligado a hacerlo.
Cosme Beccar Varela
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