Por Silvio H. Coppola
El lunes no es día de noticias, como no sea para el fútbol, pero el caso es que hoy temprano uno se entera por la radio, de noticias que no hacen bien para entrar con optimismo al trabajo semanal.
Así es como se hace saber una disposición de la Corte Internacional de Justicia, por la cual se “ordena” la detención del presidente libio Khadaffi, debido nada menos que a los “crímenes contra la Humanidad” que habría cometido durante su mandato. Y se podría agregar que también actualmente, al tratar de evitar con el uso del poder estatal, secesiones y disturbios dentro de su patria.
Si no fuera que ya tienen vía libre para actuar en Libia, por resolución y por omisión de las Naciones Unidas, los atacantes de varios países europeos y de nuestro continente, se podría pensar que esta medida de carácter judicial, es un permiso para invadir dicho país y de paso echarle las consecuencias de la defensa del mismo, a aquél que debe defenderlo. Pero el caso parece ser otro y se puede interpretar como que podría llegar a ser lícito el asesinato, si el perseguido se defiende o si no puede ser capturado sin riesgo para los supuestos captores. Como pasó hace poco, también supuestamente, con Bin Laden. Claro, en caso de que todo lo relatado sea aproximado a la verdad.
Pero hay otra gota de acíbar, para todos los que buscan la verdad y la justicia. Y más si somos argentinos.
El que firma esta “orden”, es de suponer con la complicidad de varios funcionarios más, es nuestro conocido Luis Moreno Ocampo, presidente de aquella Corte. Al actuar públicamente en el llamado Juicio del Nunca Más, logró cierta trascendencia internacional, lo que le valió entre otros méritos, la designación pública de que ahora goza. Pero para llegar a esto, indudablemente hay que pagar un precio. Cosa que parece hacerlo ahora, mirando fijamente el norte de África con un solo ojo, pero ignorando en absoluto cualquier otro sitio del planeta, donde se mata, se asesina y se apresa todos los días del año. Y vemos así, que lamentablemente no hay límites para nadie, con tal de congratularse y quedar bien, con aquellos que tienen el dominio del mundo.
LA PLATA, mayo 16 de 2011.
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