Por Emilio Nazar Kasbo
Tras la predicación de San Judas Tadeo y de San Bartolomé, fundando la Iglesia en Armenia, en el año 301 el pueblo entero se convirtió al cristianismo, causando una identidad de la propia raza y su descendencia con la Fe que inspiró la cultura y la creación del primer Estado Cristiano de la Historia.
Este año 2011, el 24 de abril coincidió con la Pascua, cuando Cristo murió en medio de sufrimientos, y resucitó al tercer día para redimir a los hombres.
Fue el 24 de abril de 1915 cuando comenzó formalmente una atroz masacre para desterrar del mundo a un pueblo, a una raza, a una Nación, a una cultura y a una identidad identificada con la religión cristiana. Efectivamente, en Turquía se buscó desterrar el cristianismo. Durante la Primera Guerra Mundial, el Imperio Otomano y el Estado de Turquía cometieron horrendos crímenes contra la humanidad.
La decisión del Genocidio fue adoptada por un partido político en el poder, el Comité de Unión y Progreso (CUP), conocido como «Jóvenes Turcos», mientras ideólogos extremistas hacían propaganda del «Panturquismo»: la creación de un nuevo Imperio que iría desde anatolia hasta Asia Central, con población exclusivamente turca e islámica, para lo cual debía exterminarse a todo el resto. Entre 1920 y 1923 hubo una nueva embestida genocida, a manos de los Nacionalistas Turcos, que también predicaban la ideología de la exclusividad étnica y religiosa islámica como propia del Estado Turco.
Se ha estimado en un millón y medio de armenios exterminados entre 1915 y 1923, mientras la población armenia bajo el Imperio Otomano era de aproximadamente dos millones durante la Primera Guerra Munidal. La mayoría de los armenios que no fueron masacrados en el Imperio Otomano, fueron deportados. En 1918 el régimen de los Jóvenes Turcos llevó a cabo una guerra en los Cáucasos donde aproximadamente 1.800.000 Armenios vivían bajo la dominación de Rusia. Las expulsiones y masacres realizadas por los Turcos Nacionalistas entre 1920 y 1923 sumaron cientos de miles de nuevas victimas. Para 1923 las tierras de Asia Menor y la histórica Armenia del oeste, fue expugnada de la totalidad de su población Armenia, dejando muy pocos sobrevivientes.
La ciudad de Mardin fue emblemática en el Genocidio. El primer mártir reconocido por la Iglesia Católica es de esa ciudad: Mons. Ignacio Maloyan. Con él fueron a la muerte por Cristo numerosos católicos y personas notables de la ciudad. Lamentablemente, muchísimos armenios, incluso católicos, desconocen el trágico episodio y sus circunstancias. Las secuelas de lo que sucedió en Mardin continúan hasta el presente, ya que en la diáspora todos desconocen su identidad de la cual lo único que saben es que sus familiares que sobrevivieron eran cristianos y principalmente católicos.
Cada 24 de abril se recuerda al millón y medio de armenios masacrados por Turquía, y esa fecha pretende resumir todos los crímenes de lesa humanidad cometidos por los islámicos turcos otomanos contra el pueblo armenio. Pero este año, se ha conmemorado en Pascua, que nos llama a reflexionar acerca de cómo un pueblo casi exterminado, resucitó con su identidad, multiplicándose en diáspora por el mundo entero reafirmando su Fe cristiana, en el caso de mi familia puntualmente Católica de Rito Armenio, ya que todos los que murieron masacrados sabían que dando la vida por Cristo ganaban la Bienaventuranza.
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