Por Emilio Nazar Kasbo
Todo el mundo sabe que el Nacionalismo Católico espera mucho más de sus militantes que el simple hecho de ser “buenas personas” humanamente hablando. No resulta suficiente el practicar virtudes de cortesía sociales, para nada, y el hecho de ser “políticamente correcto” según las ideas que impone el mundo es un hecho que descarta a la persona como referente.
POLÍTICAMENTE INCORRECTO
Efectivamente, el mundo (la prensa en cualquiera de sus formatos o el sistema gubernamental impuesto en cualquier país) llevan a muchas personas a actuar de acuerdo a los dictados sociales o culturales “de moda” que cambian con el tiempo, y que por tanto no reflejan verdades absolutas a las cuales tiende el alma humana por su propia naturaleza.
Estas personas son las que hoy aceptan la “tolerancia absoluta” en la actualidad, y seguramente mañana serán los que avalen la prohibición del matrimonio con la reproducción de la sociedad humana de tipo artificial en un mundo en que el Anticristo tratará a la sociedad humana como un hormiguero… y será seguido porque todos los medios de comunicación lo avalarán, y porque todos los funcionarios mundiales aplicarán sus órdenes y muchos lo obedecerán con absoluta rigurosidad durante los tres años y medio que durará su gobierno.
Quienes sigan al Anticristo, haciendo prácticamente imposible la vida del católico, serán “políticamente correctos”, con la misma corrección con que seguirán a su líder en la condena de la propia alma.
EXCLUYENTE INCOHERENCIA
¿Puede llamarse “militante nacionalista católico” el que no vive en plena coherencia vital con aquello que dice predicar? En su caso será un adherente a los militantes nacionalistas católicos, pero definitivamente no formará parte de los mismos. Y es la familia entera la que debe adherir al Nacionalismo Católico de modo vital, no solamente la persona aislada. Si así se viviera en cada familia de la Patria no sólo habría un ejército de santos, sino que la vida social cambiaría completamente porque la Felicidad de sus miembros se contagiaría.
El nacionalista católico no es un arquetipo, pero sigue al Arquetipo por excelencia: Jesucristo. Por eso, todo lo que sea ajeno a la santidad y a la prédica de la Tradición de la Iglesia Católica resulta ajeno al nacionalista católico. Y hasta es posible que siguiendo a tan Noble Arquetipo, tal vez un día se convierta él mismo en arquetipo para otros.
El Nacionalismo Católico es la virtud patriótica del católico, y es la santidad del patriotismo. Incluso quien cumple obligaciones como militar ha de tender a esa santidad desde la posición jerárquica en la cual le toque actuar, conforme enseña el Catecismo y el Magisterio de la Iglesia, y en cumplimiento de las obligaciones del Cuarto Mandamiento (la obediencia a la recta autoridad que procura el Bien Común).
ORTODOXIA CATÓLICA
El Nacionalismo Católico, como tautológicamente se define a sí mismo, es Católico. Y por tanto considera que fuera de la Iglesia Católica no hay salvación. No es posible hablar de un “Nacionalismo Católico” que sea a la vez esotérico, ocultista, pagano, naturalista, lujurioso o que atente contra cualquiera de las virtudes o de los Mandamientos, porque sería una contradicción en los términos.
El Nacionalista Católico es algo más que un hincha de fútbol: es una persona que salva su alma a la vez que hace su aporte al Bien Común de la Patria. No existe ninguna ideología, filosofía humana inmanentista o de falsas trascendencias, o interés humano meramente mundano, que sea capaz de salvar el alma como en el caso de quien adhiere a la Doctrina del Nacionalismo Católico.
De este modo, la ortodoxia del Nacionalismo Católico se identifica con la ortodoxia en la Doctrina Social de la Iglesia y en el Magisterio de los Papas en general, pero respetando esa cifra de eternidad que Dios ha puesto a cada Nación, a esa unidad de destino en lo Universal, entendiendo que lo Universal es un sinónimo de Católico.
ALMA DEL NACIONALISTA CATÓLICO
Salvar el alma propia, salvar el alma de los prójimos predicándoles la Buena Noticia del Evangelio en una empresa teológica común, es la consigna del Nacionalismo Católico. Otras líneas de pensamiento proponen salvar el bolsillo o satisfacer vicios personales valiéndose de recursos inmorales, o aunque fuesen morales, pero que secan el alma y la condenan tanto en este mundo como después de la resurrección de cada cual.
Es más: el Cuarto Mandamiento obliga a ser Nacionalista Católico, es decir un ferviente patriota en este mundo como conducta de la moral cristiana, en el respeto lícito a las autoridades y a las legítimas jerarquías. Y quien no es Nacionalista Católico violará de ese modo el Cuarto Mandamiento, como uno más de los que está ya acostumbrado a violar.
¿Querés salvar tu alma y a la vez realizar tu aporte al Bien Común? Porque al salvar tu alma, salvarás además la de quienes te rodean. Pues no hace falta más que ser un cabal católico viviendo en total coherencia de lo que se dice con lo que se practica, para ser un verdadero Nacionalista Católico.
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