Rechazadas las Invasiones Inglesas de 1806 y 1807, Vicente López y Planes (1785-1856), nacido en Buenos Aires e hijo de español y criolla, compone "El triunfo argentino" (1808), tomando en él y manifestándolo, el hecho de que nacía la patria y de que el invasor enemigo había hecho fundir en un solo propósito, el ideal de constituir "una nueva y gloriosa nación". En sus versos aparece el sentimiento de nación, de heroicidad y de orgullo por los héroes que dieron su vida y su esfuerzo por la patria: "¡Viva el héroe Liniers! ¡Viva el único, antiguo general de nuestros padres! ¡Salve Cabildo ilustre! ¡Salve Excmo. Congreso de patrióticos varones!" . Así Dios y nuestros brazos harán que el "Anglo... humille su cerviz al argentino". El entusiasmo por la Reconquista de Buenos Aires y el rechazo a la Segunda Invasión, no sólo fue de Buenos Aires y de todo nuestro territorio, sino que se extendió por todo el país, por España y por los pueblos hermanos de América.
Atrás quedaba la desesperanza y la humillación, que tan bien relatara Mariano Moreno en uno de sus escritos: "Yo he visto llorar a muchos hombres por la infamia con que se les entregaba y yo mismo he llorado más que otro alguno, cuando a las tres de la tarde del 27 de junio, vi entrar a 1.560 hombres ingleses, que apoderados de mi patria. . . .".
Cabe recordar también al lado de López y Planes a Pantaleón Rivarola (1754-1821), que para la misma época que aquél, compusiera su "Romance heroico", donde se manifiesta "amante de la patria" y exalta la lucha de los argentinos contra el invasor. El ideal cundía y los poetas se encargaban de incentivarlo.
Estamos próximos a los jornadas de la Reconquista de Buenos Aires en julio de 1807, fecha clave para saber que los argentinos, tuvimos fuerza y voluntad. Fuerza y voluntad que aún debemos reivindicar, para valernos por nosotros mismos y recuperar la nacionalidad escamoteada. Fuerza y voluntad para saber que no debíamos ni debemos esperar nada que no provenga de nosotros mismos. Así, con nuestro propio y valorado esfuerzo, se podrá constituir la gran nación que siempre estamos esperando, próspera y plena de ideales.
Por eso, la celebración de la Defensa y de la Reconquista de Buenos Aires, deben recordarse como los primeros pasos de la joven patria. Como la tenacidad y el poder de todo un pueblo, se dieron cita para expulsar al invasor y obtener su primer logro como nación. Tenemos que recuperar esas banderas de orgullo y de patriotismo, sobre la desazón y el descreimiento, para hacer válidas y plenas de vigencia, las estrofas del Himno Nacional, cuando afirma:
Se levanta a la faz de la tierra
Una nueva y gloriosa nación
Coronada su sien de laureles
Y a sus plantas rendido un León.
LA PLATA, julio 5 de 2011.
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