Por Silvio H. Coppola
Aerolíneas Argentinas, que ha vuelto a ser por lo menos en teoría, nuestra empresa de bandera aérea, se encuentra en graves problemas financieros, que hacen peligrar su mismo desenvolvimiento comercial.
Si bien el estado nacional subvenciona a la misma por presupuesto, en aproximadamente 2.100 millones de dólares anuales, todo hace suponer que el déficit funcional correspondiente al presente año, podría llegar a los 700 millones de esa moneda.
Eso ha alarmado por demás al Ministerio de Planificación, que ha dispuesto la reducción de una serie de vuelos al exterior, ya que las subvenciones a los mismos, que en la práctica beneficia a los pasajeros, lo está haciendo sin proponérselo, al segmento de la población de mayores recursos, que es precisamente la que viaja al extranjero.
Cosa que no es desde luego la situación interna, ya que hay zonas de nuestro país, que sin la continuidad de la comunicación aérea, quedarían prácticamente aisladas.
Uno de los factores de este déficit operacional, se encuentra en la ignorancia de los directivos de la empresa, que en su gran mayoría, han accedido a puestos rentados con mucha generosidad, sin saber poco o nada de lo que son vuelos, empresas comerciales, líneas aéreas o trato con personal.
Tal el caso del actual ministro de Justicia, que de Intendente de La Plata, pasó a director de Aerolíneas Argentinas y ahora de ministro nacional. Premios con que se paga la subordinación y obediencia y que son asaz fructíferos.
Ahora ha desembarcado en Aerolíneas la organización conocida como La Cámpora, cuyos mayores méritos radican en el apoyo incondicional y abyecto al gobierno, representado en primera fila por la señora presidente.
Eso basta para conseguir cargos rentados, prebendas, beneficios, integración en listas electorales y poder de decisión en infinidad de cuestiones de menor jerarquía.
París bien vale una misa y los integrantes de este grupo, como antes lo hicieran los incondicionales de Juárez Celman y tantos otros, saben que la mejor manera de salir de pobres, es la subordinación y el valor, para servir a la persona que como Zeus, con sus rayos, reparte las riquezas, las prebendas o los castigos desde la Casa de Gobierno y ocasionalmente desde Olivos o desde El Calafate.
LA PLATA, noviembre 23 de 2011
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