Carlos Alberto Sacheri nació en Buenos Aires el 22 de octubre de 1933, y murió masacrado por terroristas "teológicos" el día 22 de diciembre de 1974. Fue un reconocido académico y filósofo argentino de la corriente neotomista, uno de los principales exponentes del tomismo en ese país y público sostenedor de un firme anticomunismo.
Fue discípulo del presbítero Julio Meinvielle, un conocido doctrinario de los movimientos nacionalistas argentinos; la más difundida de sus publicaciones fue "La Iglesia clandestina" (1971) que constituyó una grave denuncia en su tiempo contra el modernismo, los "Sacerdotes del Tercer Mundo" y la incipiente "teología de la Liberación", denunciándolos como infiltraciones heréticas intraeclesiales, exponiendo claramente la Tradición de la Iglesia Católica, antes de que recibieran las dos últimas la condena del Magisterio hecha por el Papa Juan Pablo II.
Sacheri se incorporó a la Acción Católica Argentina durante sus estudios secundarios. Ingresando a la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires, cursando la carrera de abogacía, pero se dedicó poco a su primera profesión: tras conocer al Padre Julio Meinvielle durante sus estudios, y se unió a los grupos de suma que dirigía éste.
Influido por la lectura de Santo Tomás de Aquino, ayudado por la guía de Meinvielle, Sacheri comenzó estudios de filosofía en la UBA, egresando en 1957. Posteriormente, gracias a una beca del Consejo de Artes de Canadá, se trasladó a la Universidad de Laval (Québec) para estudiar filosofía bajo la dirección del tomista canadiense Charles de Koninck. Se licenció en 1963, y cinco años más tarde obtuvo su doctorado con una tesis sobre "La existencia y la naturaleza de la deliberación".
Regresó a la Argentina en 1967, haciéndose cargo de la obra de la Ciudad Católica, en lugar del ingeniero Roberto Gorostiaga. Obtuvo una plaza como docente en la UBA —enseñando Filosofía del Derecho e Historia de las Ideas Filosóficas— y en la recientemente creada Universidad Católica Argentina —Metodología Científica y Filosofía Social—, donde fue invitado por el obispo Octavio Nicolás Derisi. Sería luego profesor visitante en el Instituto de Filosofía Comparada de París, dictando Ética y Filosofía Social, en la Universidad de Laval, y en la Universidad Andrés Bello de Caracas.
Fue secretario de la Sociedad Tomista Argentina, presidente de la Ciudad Católica, y coordinador general del Instituto de Promoción Social Argentina. En 1970 obtuvo una plaza como secretario científico del CONICET de la Argentina; dirigió luego el Instituto de Filosofía de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la UBA, y en 1974 fue coordinador general del Ingreso Único a ésta universidad.
Mientras tanto, militó en el nacionalismo católico (corriente patriótica argentina que sigue la Doctrina Social de la Iglesia), siendo miembro del directorio del efímero Movimiento Unificado Nacionalista Argentino.
En el conflicto en el seno de la Iglesia Católica entre la rama tradicionalista padecida ante el embate socialista —encarnada en grupos como el Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo— Sacheri se identificó de modo comprometido con la Tradición de la Iglesia, y expresó la recta Doctrina en numerosas publicaciones. Fue colaborador de las argentinas Presencia, Universitas, Mikael y Ethos, así como de varias extranjeras.
En 1971 resumió sus observaciones sobre lo que consideraba desviaciones doctrinarias y litúrgicas en progresismo en su libro "La Iglesia clandestina"; en esta obra expuso las desviaciones del progresismo, al que acusaba de ser una simple expresión del marxismo ateo. El libro abordó en tono de denuncia, entre otros temas, a los jesuitas del Colegio Máximo y al director de la revista Criterio, el hoy cardenal Jorge Mejía, acusándolos de subversivos y aliados de organizaciones armadas comunistas.
La misma doctrina se vertió en el diario La Nueva Provincia, donde publicó artículos sobre la Doctrina Social de la Iglesia, que se recopilaron luego en un libro con el título de "El orden natural".
Ambas obras (actualmente agotadas y difíciles de conseguir debido a la "conjura del silencio") fueron calurosamente elogiadas por el nuncio apostólico en la Argentina, Lino Zanini, y se difundieron gratuitamente entre el personal de las Fuerzas Armadas.
Sacheri fue asesinado en odio a la Fe Católica y a su espíritu patriótico por personas que eran muy conocedores de la Teología y de la Tradición de la Iglesia. Su muerte fue planificada y ejecutada después de que Carlos A. Sacheri asistiera con su familia y comulgara en Misa, a la salida de la iglesia, mientras estaba con su familia dentro del vehículo en que se trasladaba. El "teológico" Ejército Revolucionario del Pueblo-22 de Agosto en 1974 reivindicó su masacre.
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