Por Horacio R. Palma
Claro que podría encarar el trámite de
escribir esta semana con temas banales. Qué se yo, hablar del calor, que en las
noticias siempre es agobiante asfixiante o infernal.
Colgarme de la pésima fama y la mala
prensa de los calores de cada verano y sumarme al coro redundante hasta el
cansancio que titula: Arde la ciudad, o la ciudad es un horno… o ampararme en
la inimputabilidad del Alerta naranja que imponen los 37 grados centígrados a
la sombra. Y hasta puedo sumarme al coro plañidero de los que piden agua para
los campos, y hacerme el preocupado por las pérdidas económicas de la seca de
este verano… aunque ayer, una de las voces principales de los pedidores de agua
me pasó casi por encima en la ruta con su poderosa camioneta BMW Nosécuáto!!, y
a decir verdad, no se lo notaba muy preocupado por una cosecha magra.
Bueno, es comprensible… las cien lucas
verdes que lo traían a Gualeguay sobre cuatro cubiertas desmesuradas, hablaban
mucho de unas cuantas temporadas de buenas cosechas y muy poco de este verano
más seco que lengua de loro. ¡Viva la república de la soja!... que ya va
siendo hora de pensar en cambiar el sol de nuestra bandera por una imagen del
poderoso yuyito verde esperanza… y verde dólar, claro.
Cuando lo pienso juro que dudo. Digo,
a veces me embarco en el juego de pensar al General Belgrano concibiendo la
Enseña Patria en nuestros días. Y no puedo dejar de imaginar que tal vez hoy
hubiera elegido poner en el listón blanco un brote de soja en lugar del sol.
Claro que hoy el régimen no le hubiera permitido un par de cosas al General
Belgrano. Ni enfundarse en su uniforme, ni plantarse frente a las barrancas de
Rosario con sus gloriosos del Regimiento de Patricios. Nada de eso… nada de
uniformes, ni de armas, ni de formaciones marciales. Eso resume “represión”.
Hoy la televisión pública le hubiera impuesto a Belgrano un centenar de
colectivos rentados con muchachada y banderas de La Cámpora.
Ay perdón perdón y otra vez perdón!!.
Me referí a Manuel Belgrano y le dije General. Y resulta que el
régimen, justo antes de internarse Ella, firmó un decreto que prohíbe
llamar General a Manuel Belgrano. Bueno, puede ser que mi visión
sobre el referido decreto sea un tanto gorila. Después de todo, el decreto no
dice “se prohíbe”, el decreto apenas si impone las formas en que debe
nombrarse al prócer nacional.
Es que así como el año 2011 fue
declarado por el régimen “El año del trabajo decente…” (justo el año del
escándalo Hebe de Bonafini y Schocklender, de Zaffaroni y
sus departamentos alquilados para prostíbulos…etc.), el 2012 ha sido declarado "Año
de homenaje a Manuel Belgrano". Exactamente: “Año de homenaje al
doctor Manuel Belgrano" porque se cumplen 200 años desde la creación
de la bandera nacional el 27 de febrero de 1812, día en que a las orillas del
río Paraná se realizó la primera jura.
Así lo dice el decreto 292/2011, del 28
de diciembre, que firmaron la presidenta Cristina Fernández de Kirchner y el
ministro del Interior, Florencio Randazzo. Según reza la página del gobierno nacional: “se
declara al 2012 como el año en que se le brinde homenaje a Manuel Belgrano,
quien creó la escarapela, la bandera nacional y fue el organizador del hecho
conocido como éxodo jujeño. Por tal motivo, todos los documentos oficiales, en
el margen superior derecho, deberán llevar la leyenda "Año de homenaje al
doctor Don Manuel Belgrano".
Así de clarito. A Manuel Belgrano
se lo nombra solo doctor y con minúsculas. El citado
decreto hace un recorrido por “los hechos más importantes de su vida”.
Señala que nació en Buenos Aires el 3 de junio de 1770, y que cursó sus
estudios en el Colegio de San Carlos y luego en las Universidades de Salamanca
y Valladolid en España, donde se graduó como Abogado. "El 1794, ya de
nuevo en Buenos Aires, asumió como Secretario del Consulado, desde donde, entre
otras actividades, fomentó la educación”, señala el texto de la norma y
recuerda que durante las invasiones inglesas, en 1806, Belgrano "se
incorporó a las milicias criollas para defender la ciudad". Indica
además que cumplió un rol protagónico en la Revolución de Mayo de 1810 siendo
nombrado vocal de la Primera Junta, cargo que dejó el 22 de septiembre del
mismo año para asumir el mando de la expedición al Paraguay con el grado de
General en Jefe. El texto explica que se decretó el 2012 como año de Manuel
Belgrano porque se cumplen 200 años desde que "el Primer
Triunvirato dispuso la utilización de una escarapela nacional de dos colores:
blanco y azul celeste, conforme al diseño propuesto por Belgrano, quien la hizo
lucir a sus tropas". "El 27 de febrero de 1812, creó una
bandera con los mismos colores de la escarapela, reuniendo a sus tropas en
Rosario, a orillas del río Paraná y les ordenó a sus oficiales y soldados que le
juraran fidelidad". Ni Salta ni Tucumán, batallas claves en nuestra
Independencia… el decreto destaca de manera muy especial en sus considerandos
(se ve claramente aquí la mano de Felipe
Pigna de reescribir la historia, el historiador oficialista que no se cansa
de poner en cada referencia al General Belgrano la siguiente frase: “su carrera
militar no lo entusiasmaba demasiado”. Y se refiere al Éxodo Jujeño siempre,
como un hecho “heroico del pueblo”), el episodio que se conoce como el “Éxodo
Jujeño”, en el cual el día 23 de agosto de 1812 el pueblo jujeño comenzó su
heroica retirada de Jujuy con dirección a Tucumán, del que también se celebra
el bicentenario.
De a poco, en todos los ámbitos, el régimen no
descansa en su tarea de intentar reescribir la historia. El odio hacia lo
militar, ciega al régimen hasta el punto de tergiversar la historia.
No sé sí el Éxodo jujeño fue heroico o
no. Sí sé que el General Belgrano sí fue General de carrera.
Les dejo parte del bando que el General
Belgrano emitió al pueblo jujeño en 1812. Hagamos un trato: Usted lo lee, y
luego saca sus conclusiones. Aproveche, porque me parece que ni Randazzo ni la presidenta
lo leyeron nunca.
“…Entended todos que al que se
encontrare fuera de las guardias avanzadas del ejército en todos los puntos en
que las hay, o que intente pasar sin mi pasaporte será pasado por las armas
inmediatamente, sin forma alguna de proceso. Que igual pena sufrirá aquel que
por sus conversaciones o por hechos atentase contra la causa sagrada de la Patria,
sea de la clase, estado o condición que fuese. Que los que inspirasen
desaliento estén revestidos del carácter que estuviesen serán igualmente
pasados por las armas con sólo lo deposición de dos testigos… Que serán tenidos
por traidores a la patria todos los que a mi primera orden no estuvieran
prontos a marchar y no lo efectúen con la mayor escrupulosidad, sean de la
clase y condición que fuesen… No espero que haya uno solo que me dé lugar para
poner en ejecución las referidas penas, pues los verdaderos hijos de la patria
me prometo que se empeñarán en ayudarme, como amantes de tan digna madre, y los
desnaturalizados obedecerán ciegamente y ocultarán sus inicuas intenciones.
Más, si así no fuese, sabed que se acabaron las consideraciones de cualquier especie
que sean, y que nada será bastante para que deje de cumplir cuanto dejo
dispuesto.”
Cuartel general de Jujuy 29 de julio de
1812”.
Horacio R. Palma
Publicado en:
El Dia de Gualeguay
Ciudad de Gualeguay,
Entre Rios
NOTA DE DIARIO PREGÓN DE LA PLATA: El bando transcripto del General Manuel Belgrano menciona “la causa
sagrada de la Patria”. Cabe destacar que la palabra “Sagrada” es un término
religioso, porque la Patria Argentina tiene su origen, raíz y esencia católica.
“La causa sagrada de la Patria” es la causa de su Religión, de la Religión Católica.
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