Por Emilio Nazar Kasbo
SAN ECUMENO
Santo Patrono del Sincretismo
Fiesta: 30 de febrero
NEOMARTIROLOGIO ROMANO:
En Nusquam, san Ecumeno, murió de
vejez, ebanista de camas de profesión, que bajo el emperador romano Mendax fue contratado
por elevadas sumas de dinero para convertir a la Fe Cristiana en uno más de los
cultos romanos, muriendo según la leyenda a los 111 años, ahogado en un tonel de vino (c. 250).
BIOGRAFÍA
Ecumeno era originario de una
indeterminada región de la India, y se había retirado a Nusquam, en donde
cultivaba un pequeño jardín que contenía un viñedo con el cual lograba sabrosísimos
vinos. Además, se dedicaba a fabricar camas, ya que en su ciudad había muchos holgazanes.
El prefecto Ignavia fue a la
región, se detuvo en las puertas de la ciudad e hizo saber a los habitantes que
deberían reunirse a su alrededor. Todo el mundo respondió al llamado. Sin
embargo, Ecumeno no acudió a la convocatoria, y los ciudadanos amenazados fueron a buscarlo.
-¿Qué quiere de mí el prefecto?
-dijo Ecumeno-. Todos sabéis que soy indiferente a todo, que todo me da lo
mismo, y que lo más importante es no tener problemas, pasarla bien en este
mundo, y que cada cual haga de su vida lo que se le antoje. Total los dioses
sabrán entender, incluso si sólo existiese uno eventualmente. Soy cristiano,
respeto al Sucesor de Pedro, pero también respeto a todos los dioses al mismo
tiempo, y por eso me siento siempre a dialogar con todos, simplemente para
hacer comparaciones sin llegar a conclusión alguna que pudiera comprometernos.
Ante tales palabras, Ignavia se
convirtió al cristianismo en la versión de San Ecumeno, porque no traía mayores
complicaciones.
Inmediatamente mandó Ignavia que llevaran
a su Palacio a Ecumeno en un portentoso caballo de lujosas monturas de oro adornado con
diamantes, para que sea el asesor espiritual de los territorios a
su cargo (el asesor iba a ser San Ecumeno, no el caballo, aclaremos). Nuestro santo fue congratulado por los halagos, lujos y honores que
se le brindaban.
Por el camino, Ignavia dijo a su
ayudante Obtusis: «Nuestra cacería no fue en vano, puesto que llevamos una
buena pieza. Este tendrá que justificarse más que ningún otro cristiano».
Al llegar ante el Emperador
Mendax, Ignavia le mostró al santo y dijo con marcado tono de orgullo: «Por la
vigilancia de los dioses, según la orden del todopoderoso Emperador y, gracias
a vuestra buena fortuna, acabamos de descubrir a este hombre, el bienamado de
los dioses, el más sumiso a las leyes y a los mandatos del gran Rey».
Entonces Ecumeno, se irguió para
gritar con todas sus fuerzas:
- ¡Es cierto! ¡Yo obedezco al Emperador, y el gran Rey que es Cristo, es un dios más,
siempre inferior al Emperador!
Dijo esto de modo que relegando a Jesucristo pudiera
salvar esta vida… sin importarle las consecuencias, y sin Temor de Dios alguno.
Entonces intervino Obtusis para
dar explicaciones al asombrado Emperador: «Excelencia -le dijo-, después de
haber recorrido toda la ciudad no encontramos más que a este pobre hombre en un
lecho descansando tras una gran curda* lograda a causa de beber demasiado vino».
El prefecto se dirigió a Ecumeno
y le preguntó quién era, de dónde venía y cuál era su familia. A todo esto, Ecumeno
respondió sencillamente:
-Soy de Nusquam. Mi familia es la
del Emperador, a quien desde mi infancia reconozco como a supremo dios.
-Si conoces al Emperador como un
dios -dijo el prefecto-, reconoce también a nuestros dioses y ríndeles homenaje.
Ecumeno dejó escapar un suspiro,
levantó al cielo la vista y exclamó:
-¡Por supuesto! ¿Cómo no dar la
razón a todos?, Cada cual tiene su verdad, nos podemos reunir y dialogar con
todos, y eso es lo bueno de esta vida. ¡Todos los dioses deben ser reconocidos
por igual! ¡Y viva la buena vida en este mundo!
Entonces el Emperador mandó que
le entregaran oro y joyas, disponiendo una gigantesca mansión para San Ecúmeno,
además de un Templo donde podría ofrecer los más variados cultos, incluyendo
una Misa de vez en cuando, pero siempre que no osara afirmar que “fuera de la
Iglesia no hay salvación”, y que se tratara de un mero acto simbólico.
El santo atleta del sincretismo se
prestó gustoso, y se puso a bailar mientras entonaba el salmo 39: «Esperé en
Yahvé confiadamente y se inclinó hacia mí y oyó mi grito»,
No dejó de cantar hasta que le
faltaron las fuerzas y cayó al suelo. Entonces Obtusis lo ayudó a incorporarse,
y fue ahí que Ecúmeno tuvo una visión que incluyó unas voces de cánticos que
decían:
“Mi corazón que es inquieto y es frágil. Más allá de mis miedos, más
allá de mi inseguridad. Si es hora de Cruz, es hora de fidelidades, pero el
mundo nunca quiere aceptar eso, y nosotros somos de este mundo”
“Jesús: A veces, en algunos días grises, cuando pierdo la esperanza,
cuando no encuentro la paz, me pregunto si es verdad que existes, si en verdad
eres mi amigo si lo eres donde estás. Es ese el momento cuando dudo un momento
de vacío y de fría oscuridad... Me cuentas que estás perdido, que no encuentras
el camino, que te devuelva la fe, y me dices que Dios está muy lejos y que ya no tienes fe”
“Jesús: Al saber, que vos a volver, a resucitar, esperamos contra toda
esperanza. Esperar también es transformar un sueño en realidad.”
San Ecumeno se puso a trabajar,
convenció a los cristianos de que ellos eran uno más entre tantos muchos seres
humanos que daban culto a distintos dioses, y que todos los caminos son válidos
para salvar las almas, sin que exista alguno en particular que sea
completamente verdadero, porque cada uno tiene una porción de verdad, pero
ninguno la verdad completa.
“Ya que tenemos que vivir en el
mundo, integrémonos a él y vivamos según sus modas”, dijo.
Fue ahí que San Ecumeno se
disfrazó de cura, hizo falsas misas, y convenció a muchos de que hay que tener
una sana laicidad para que pueda gobernar sin problemas el Emperador, a la vez
que fue el iniciador del Diálogo Interreligioso y del Diálogo Ecuménico (nombre
que ha recibido en honor al Santo).
Además, se dedicó a explicar que
en la Iglesia sujeta al Papa jamás hubo milagros, ni en la Biblia ni en la vida
de los santos, ya que el milagro no puede ser comprendido por la razón. Así que
fue el primero en calificar de leyenda la vida de los Santos, y de convertir la
Biblia en un libro meramente metafórico. Asimismo, estuvo en todo evento de la “alta
sociedad” de su tiempo, convirtiéndose en un Santo Popular, de donde surgió la
devoción para ser declarado Santo Súbito por el mismísimo Emperador.
“¿Qué diferencia hay entre el
vino de Baco y el de la Misa?”, preguntaba.
San Ecumeno murió ebrio de amor
al mundo. Su cama había sido instalada en un tonel de vino en el cual flotaba,
y al caer en el espirituoso líquido se ahogó.
Dos mil años más tarde, unos
papiros con su historia fueron hallados en Punta Lara (en la República de Ensenada), los cuales permitieron
reconstruir la vida de este Santo que tiene tantos devotos en el Catolicismo
actual, pero sin saberlo. Efectivamente, las palabras de sus visiones hoy son
cantadas en Misa, y su pensamiento es reproducido por numerosos sacerdotes que
afirman la antigüedad de la Tradición de todo aquello que hasta antes del
Concilio Vaticano II era calificado como pura herejía. Pocos saben que el
verdadero cristianismo de sus orígenes se debe a San Ecumeno, pidiendo algunos
que sea declarado Padre de la Iglesia y Espíritu del Concilio.
Además, es el santo de los católicos
modernistas condenados por San Pío X en la Encíclica Pascendi, siempre que no
hayan sido excomulgados por el Consejo Mundial de las Religiones. También es patrono de los desobedientes al Santo Padre, de los abusos litúrgicos y de las desviaciones del dogma y del Magisterio no condenadas por los Papas, motivo por el cual tiene muchos devotos que se siguen diciendo católicos.
¡Felicidades mundanas a quien lleve este
nombre!
ORACIÓN A SAN ECUMENO
Patrono de los sincretistas
San Ecumeno, que mientras viviste
entre nosotros
fuiste el constructor de las
camas de los holgazanes,
el defensor de las comodidades y
del confort,
la Providencia de todos los que
buscan bienes superfluos.
¡Escucha hoy nuestra oración!
Alcánzanos amar la indolencia
como tu la amaste,
haz que sepamos ser abúlicos ante
los agravios a Dios o a los dioses
sin causar nunca un perjuicio ni
un beneficio a los demás,
buscando ante todo la negociación
y la paz de este mundo, sin Cristo.
Suscita personas que amen más
esta vida que la otra,
para que el placer sea la suprema
norma del vivir.
Danos la diversión para disfrutar
con un corazón de rico,
capaz de deleitarse en la atracción
del poder,
capaz de vivir en medio de la
miseria económica de los otros
y de olvidar la miseria moral y
espiritual de los demás.
Tú, el modelo de los indiferentes,
que gozaste de los bienes de este
mundo
codeándote con los poderosos
por el sincretismo que te inspiró
y tu conducta inmutable ante las
ofensas a Dios,
¡Obtén para nuestra Patria
los sacerdotes que merece!
San Ecumeno, ¡ruega por nosotros!
¡Que podamos tener una vida como la tuya,
para poder tener una muerte como la tuya!
Amén.
NOTA DE DIARIO PREGÓN DE LA PLATA:
* Curda= borrachera
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