Por Víctor H. Dupont
Hoy lloramos la muerte de un querido amigo, Sentido Común, que ha estado entre nosotros durante muchos años. Nadie sabe a ciencia cierta cuántos años tenía, puesto que los datos sobre su nacimiento hace mucho que se han perdido en los vericuetos de la burocracia.
Será recordado por haber sabido cultivar lecciones tan valiosas como: hay que trabajar para poder tener un techo propio sobre la cabeza, se necesita leer todos los días un poco, saber por qué los pájaros que madrugan consiguen lombrices, y también por reconocer la validez de frases como: la vida no siempre es justa, y tal vez haya sido yo el culpable.
Sentido Común vivió bajo simples y eficaces consignas: no gastes más de lo que ganas y estrategias confiables: los adultos, no los niños, están a cargo.
Su salud comenzó a deteriorarse rápidamente cuando se aplicaron reglas bien intencionadas pero ineficaces: adolescentes que debieron irse a otro colegio por haber denunciado a un compañero distribuidor de drogas, y una maestra despedida por reprender a un alumno indisciplinado; sólo hicieron que empeorara su condición.
Sentido Común perdió terreno cuando los padres atacaron a los maestros sólo por hacer el trabajo en el que ellos fracasaron: disciplinar a sus ingobernables hijos. Declinó aún más cuando las escuelas debieron requerir un permiso de los padres para administrar una aspirina, poner protector solar o colocar una “curita” a un alumno, aunque eso sí, no podían informar a los padres si una alumna estaba embarazada y quería abortar.
Sentido Común perdió el deseo de vivir cuando los Diez Mandamientos se convirtieron en material risible, algunas "iglesias" (sectas) en negocios y los criminales comenzaron a recibir mejor trato que sus víctimas. Para Sentido Común fue un duro golpe que uno ya no pueda defenderse de un ladrón en su propia casa, pero que el ladrón pueda demandarnos por agresión; y que si un policía mata a un ladrón, incluso si éste estaba armado, sea inmediatamente investido por exceso de defensa, cuando no acusado de gatillo-fácil.
La muerte de Sentido Común fue precedida por la de sus padres, Verdad y Confianza, la de su esposa Discreción, la de su hija Responsabilidad y la de su hijo Buen Raciocinio. Lo sobreviven sus tres hermanastros: Conozco mis derechos, Otro tiene la culpa y Soy una víctima de la sociedad.
No hubo mucha gente en su funeral porque muy pocos se enteraron de que se había ido. Si aún lo recuerdas, pasa esta noticia. Caso contrario, únete a la mayoría y no hagas nada. Un abrazo.
Fuente: http://catolicidad-catolicidad.blogspot.com.ar/2012/02/mala-noticia-murio-el-sentido-comun.html
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