MONS.
HÉCTOR AGUER, Arzobispo de La Plata y miembro de la
Academia Nacional de
Ciencias Morales y Políticas, dedicó su reflexión televisiva semanal, en el
programa “Claves para un Mundo Mejor” (América TV), al uso y abuso de las nuevas tecnología
y como estas aplicadas a la comunicación transforman “las
costumbres y, en el fondo, nos van cambiando la vida”.
“En
distintos planos de la existencia cotidiana vemos que las situaciones se transforman porque gozamos ahora de la
posibilidad de utilizar estos medios fabulosos. En algunos ámbitos ya existe
hoy una discusión acerca del límite que separa el uso del abuso de estas
técnicas”, explicó.
Dijo: “tenemos
que usar estos medios con sabiduría, con prudencia, hacerlos verdaderos
instrumentos de nuestro crecimiento personal y no convertirnos nosotros en
apéndice de una maquinita; bastaría hablar de sentido común. Para que la infinidad de recursos que
nos ofrecen la tecnología nos haga crecer en humanidad y no frustre nuestras
mejores posibilidades de realización”.
Puso como ejemplo el plano escolar afirmando
que “la escuela no puede quedarse atrás,
evidentemente tiene que incorporar las nuevas tecnologías” y destacó que en
Europa ya se discute “acerca del
beneficio o el daño que esto produce en los educandos, especialmente si son muy
niños, por ejemplo para el ejercicio del pensamiento, para la lógica, para la
aplicación concreta al estudio, más allá de toda información que el uso de los
instrumentos tecnológicos permite recibir”.
El prelado manifestó que “en otros ámbitos de la vida la cuestión
parece ser mucho más complicada todavía” y compartió textos de
especialistas en diarios de otros países “acerca de la transformación de las
costumbres y de los efectos que se producen en la intimidad de las personas y
en sus relaciones”.
Entre ellos mencionó comentarios de Giuseppe Riva (Profesor de Nuevos Medios
en la Universidad Católica de Milán), de Federico Toniolo (Responsable del Tratamiento Ambulatorio para las Dependencias
de Internet del Policlínico Gemelli de Roma), de Daniel La
Barbera (Pte. de la Sociedad Italiana de Psicotecnología y Clínica de los Nuevos Medios)
y de Sherry Turkle (Psicóloga y Docente
del Instituto de Tecnología de Massachusetts) que publicó en el “New York Times”
un ensayo titulado “Alone, Together”
señalando que “el título es muy significativo, quiere decir “Solos, Juntos”, o
sea: cuando estamos juntos en realidad estamos solos”.
Y un escrito que consideró “un testimonio
que nos releva de cualquier otra prueba, porque lo propone Marko Ahtisaari, Jefe
Mundial de Diseño de Nokia. En una entrevista periodística cuenta el caso
de una pareja que festejaba San Valentín en un restaurante y dice lo siguiente:
“Estaban absorbidos por el “touch screen”
del propio “smartphone” en vez de estar pendientes el uno de la otra. La continua
evolución de los teléfonos celulares, con pantallas siempre más grandes y
contenidos innumerables, capturan completamente nuestra atención aislándonos de
lo que nos rodea y haciéndonos vivir una experiencia móvil completamente
inmersiva. Para mí, en cambio –dice-
es importante que las personas se miren a los ojos siempre, que no pierdan un
solo instante de comunicación entre sí. Algo tiene que mejorar” ¡Si lo dice
él!”.
Mons. Héctor Aguer finalizó preguntando “¿No
les parece alarmante todo esto?” y señaló que todo esto “tiene que ver con una
distinción muy sutil que ya usaban los antiguos moralistas cuando decían “Abusus non tollit usum”. Esto quiere
decir que el hecho de que se pueda abusar de un instrumento, de un medio, de una
costumbre, de una conducta, no quiere decir que ese instrumento, medio o
conducta sea malo en sí. Pero la
distinción entre uso y abuso nos pone en alerta”.
Concluyó afirmando que “tenemos que usar estos medios con sabiduría, con prudencia, hacerlos verdaderos
instrumentos de nuestro crecimiento personal y no convertirnos nosotros en
apéndice de una maquinita, por más útil que ésta sea. Sabiduría, prudencia,
parecen términos demasiado solemnes; bastaría hablar de sentido común. Para que
la infinidad de recursos que nos ofrecen la tecnología nos haga crecer en
humanidad y no frustre nuestras mejores posibilidades de realización”.
Adjuntamos el texto completo de la alocución televisiva de Mons. Héctor Aguer:
“Las nuevas tecnologías aplicadas a la
comunicación van transformando aceleradamente las costumbres y, en el fondo,
nos van cambiando la vida”.
“En distintos planos de la existencia
cotidiana vemos que las situaciones se transforman porque gozamos ahora de la
posibilidad de utilizar estos medios fabulosos. En algunos ámbitos ya existe
hoy una discusión acerca del límite que separa el uso del abuso de estas
técnicas”.
“Por ejemplo, en el plano escolar, la
escuela no puede quedarse atrás, evidentemente tiene que incorporar las nuevas
tecnologías. En Europa se discute, hoy día, acerca del beneficio o el daño que
esto produce en los educandos, especialmente si son muy niños, por ejemplo para
el ejercicio del pensamiento, para la lógica, para la aplicación concreta al
estudio, más allá de toda información que el uso de los instrumentos
tecnológicos permite recibir”.
“En realidad, en otros ámbitos de la vida la
cuestión parece ser mucho más complicada todavía. Yo he copiado, de algunos
diarios del exterior, opiniones, especialmente críticas, acerca de la
transformación de las costumbres y de los efectos que se producen en la
intimidad de las personas y en sus relaciones”.
“Por ejemplo, Giuseppe Riva, que es Profesor de Nuevos Medios en la
Universidad Católica de Milán, dice: “La tecnología ha
pasado muy rápidamente de una impostación centrada en la PC, que tenía la computadora personal como
medio y estaba delimitada en un espacio físico (el escritorio), en un horario
(el del trabajo), a un escenario móvil que no tiene más ningún límite”.
“Es decir que ahora ya no es solo y
principalmente cuestión de la computadora instalada, sino de un aparatito cada vez más chico, que
nos ofrece cada vez más posibilidades de contactos y de comunicación
ilimitada”.
“Federico
Toniolo, Responsable del Tratamiento Ambulatorio para las Dependencias de
Internet del Policlínico Gemelli de Roma, dice lo siguiente: “Ha cambiado nuestro modo de estar presentes
y ausentes cada día. Se ha multiplicado nuestra capacidad de interactuar con
personas lejanas, pero estamos también amputando las relaciones con quienes
tenemos cerca”.
“Atención a lo que esto significa, y a quien
lo está diciendo un especialista que trata a adictos de Internet”.
“Escuchen ahora la opinión de Daniel La Barbera, Presidente de la
Sociedad Italiana de Psicotecnología y Clínica de los Nuevos Medios. Notemos que ya se
está hablando de una enfermedad causada por el uso de los medios. Dice: “Cuando nos comunicamos chateando, nuestras
disposiciones emotivas cambian respecto de lo ordinario. Internet, las redes
sociales y los celulares se han convertido en facilitadores emocionales. Nos
hacen decir cosas que en un encuentro personal de viva voz jamás diríamos. Pero
así las emociones no se consolidan. De allí entonces la dispersión relacional y
la incapacidad de vivir relaciones profundas y estables”.
“Algo semejante afirman aquellos expertos en
educación a los cuales yo aludía antes y que señalan que en realidad los chicos
en lugar de fortalecer su capacidad de concentrarse se dispersan cada vez más
con las posibilidades que les ofrece Internet”.
“Pero salgamos del ámbito italiano, vayamos
a Estados Unidos. Sherry Turkle, Psicóloga
y Docente del Instituto de Tecnología de Massachusetts, acaba de publicar en el
New York Times un ensayo titulado “Alone,
Together”. El título es muy significativo, quiere decir “Solos, Juntos”, o
sea: cuando estamos juntos en realidad estamos solos. La constatación es la
siguiente: “Nos estamos habituando a
estar con una persona y contemporáneamente a estar en otra parte. Ahora
esperamos más de la tecnología que de los otros, que de los demás; no sabemos
más conversar, ser pacientes, escuchar respetando los tiempos de nuestro
interlocutor. Estamos perdiendo la profundidad”.
“Ahora propongo una manifestación, un
testimonio que nos releva de cualquier otra prueba, porque lo propone Marko Ahtisaari, Jefe Mundial de Diseño
de Nokia. En una entrevista periodística cuenta el caso de una pareja que
festejaba San Valentín en un restaurante y dice lo siguiente: “Estaban absorbidos por el “touch screen” del
propio “smartphone” en vez de estar pendientes el uno de la otra. La continua
evolución de los teléfonos celulares, con pantallas siempre más grandes y
contenidos innumerables, capturan completamente nuestra atención aislándonos de
lo que nos rodea y haciéndonos vivir una experiencia móvil completamente
inmersiva. Para mí, en cambio –dice-
es importante que las personas se miren a los ojos siempre, que no pierdan un
solo instante de comunicación entre sí. Algo tiene que mejorar”. ¡Si lo
dice él!”.
“Retornando al ámbito italiano, apunto lo
que relata el sexólogo Marco Rossi
sobre una paciente que se comunicaba con su marido por Facebook: “La ausencia de comunicación interna estaba
contrabalanceada por un exceso de interacciones virtuales. Muchas personas
están continuamente proyectadas al exterior de la relación. Yo propondría
dedicar a la pareja la mitad del tiempo que se dedica a las redes sociales:
sucederían cosas maravillosas”.
“¿No les parece alarmante todo esto? Tiene
que ver con una distinción muy sutil que ya usaban los antiguos moralistas
cuando decían “Abusus non tollit usum”.
Esto quiere decir que el hecho de que se pueda abusar de un instrumento, de un
medio, de una costumbre, de una conducta, no quiere decir que ese instrumento,
medio o conducta sea malo en sí. Pero la distinción entre uso y abuso nos pone
en alerta”.
“Quiere decir que tenemos que usar estos
medios con sabiduría, con prudencia, hacerlos verdaderos instrumentos de
nuestro crecimiento personal y no convertirnos nosotros en apéndice de una
maquinita, por más útil que ésta sea. Sabiduría, prudencia, parecen términos
demasiado solemnes; bastaría hablar de sentido común. Para que la infinidad de
recursos que nos ofrecen la tecnología nos haga crecer en humanidad y no
frustre nuestras mejores posibilidades de realización”.
Las nuevas tecnologías son un arma de doble filo.
ResponderEliminarPara los adolescentes, incluso para los niños, son prácticamente una peligrosa adicción; sentados, con los jueguitos horas y horas, ven poco a sus amigos, no hacen deporte, se estupidizan, ya no saben lo que es leer un libro. A los 16 ya el tema está totalmente complicado.
Tampoco lo veo necesario para el colegio; antes se estudiaba con libros, y no éramos tan ignorantes como lo son ahora. Sí es necesario la materia "computación", como cualquier otra.
Lo mismo con los celulares, van como abrebocas por la calle, y hasta se exponen a accidentes...
¿ Qué hará el mundo si las tormentas solares terminan con éstas tecnologías? Incontables seres humanos andarán desesperados, sin rumbo y enloquecidos. Y no es exageración; la gente se pone peligrosamente ansiosa, yá hay mucha adicción...soy testigo diario de ésto.