Por: Guillermo Rojas
Podríamos llamar a la funcionalidad como la llama el diccionario de la Real Academia Española o sea un conjunto de características que hacen que algo sea práctico y utilitario.
Si estudiamos un poco la realidad política actual nos encontraremos con que existe una tendencia que hoy no es más que subsidiaria del capitalismo global imperante y que se caracteriza por ser práctica y utilitaria a los fines del mismo y consecuentemente al Sistema de Dominación que rige en nuestra Patria.
Significa esto que ayuda directa o indirectamente al mismo con independencia de que los adherentes de esa tendencia se percaten del servicio que prestan a lo que ellos dicen odiar.
Esa corriente de pensamiento que es en realidad un vasto movimiento ideológico que ha colonizado visiblemente la forma de pensar y de sentir de los argentinos especialmente en las últimas décadas y en las capas medias de la población, es denominada genéricamente como izquierda. Digo genéricamente porque hay inúmera cantidad de variantes de dicho espectro ideológico- político casi todas ellas emparentadas con el marxismo en mayor o menor medida y de forma más o menos radical.
Así como en otras épocas este movimiento bregaba por expandir por el mundo su “modelo” político, económico y cultural, de la mano de las fenecidas potencias socialistas, hoy la finalidad de esta tendencia y sus variopintas organizaciones ha devenido en útil al capitalismo, especialmente en la difusión y validación de las pautas culturales derivadas del discurso políticamente correcto del denominado Nuevo Orden Mundial, nacido justamente, de los escombros del muro de Berlín, de las cenizas del Socialismo Real, pero cuya preparación estaba proyectada desde algunas décadas atrás.
En Argentina esta verdadera operación de falsa bandera ha llegado a su máxima expresión durante estas tres últimas décadas de democracia, disfrazando los deseos y ordenes de los amos de la globalidad con la sensiblería libertaria izquierdista.
Se le suele llamar a la mas importante de las subespecies de la izquierda progresismo. En treinta años esta forma de ver la realidad se ha convertido en una suerte de otro yo del argentino tipo y ha realizado una verdadera revolución en las cabezas de esos argentinos hasta el límite de volverlos ya irreconocibles.
A diferencia de la izquierda insurreccional de antaño que pregonaba un cambio político económico en muchos casos violento, esta izquierda licuada sigue la vía cultural pero hete aquí, que con argumentos y lenguaje supuestamente marxista, el cambio que propone y las pautas que difunde son en última instancia - palabra más o menos – las mismas que está interesado en internalizar en la cultura, el imperio global, o que se encuentra en la agenda de determinadas naciones rectoras de la globalización, u organizaciones no gubernamentales internacionales vinculadas a Bancos y empresas transnacionales: sería algo así como el marxismo capitalista.
Es común de encontrarse en cada rincón donde estemos a un personaje típico de esta ortodoxia cultural defendida actualmente por el Estado, los periodistas, “distinguidos” educadores, psicólogos, sociólogos y demás especímenes profesionalizados y bien rentados de las ciencias sociales, cuando no religiosos en no pocas ocasiones católicos de alto rango.
Los llamados hombres de las palabras. Ese personaje típico – decía - es el “zurdito”, el progresista hecho y derecho, militante sensiblero de las “buenas” causas más diversas, en nombre también de los ideales más apreciados por la sociedad moderna, la liberad, la democracia, los derechos humanos, la facultad de decidir libremente sobre los más diversos temas (decidir sobre absolutamente todo), la creación de “nuevos derechos.
Se trata del sujeto del siglo, personaje formateado en el nuevo sentido común creado por la cultura de la globalidad. Con una visión de la historia tergiversada y maniquea es el típico personaje que defiende el aborto como el derecho de la mujer a disponer de su cuerpo, la homosexualidad como el derecho a “ser diferentes”. Devoto de la mitología descerebrante de los 30.000 desaparecidos, odia a los militares y a la policía y en especial al principio de autoridad.
El zurdito capitalista es así. Sigue lo que el Sistema impone como discurso único en cultura, pero en economía no saca los pies del plato pese a sus protestas “revolucionarias” que no pasan de manifestaciones estudiantiles con estribillos ajados. Después defiende el pago de la deuda externa o hace silencio ante el mismo cuando no lo justifica porque “otra no se puede hacer”. Podría ser un militante de la Campora o un adherente a Lilita Carrió y su troupe. Son simplemente los saldos y retazos del ideologismo bolchevique aggiornado y con metálico capitalista en el bolsillo.
Toda esta ideología por las que fervientemente milita este espécimen, curiosamente con pancartas revolucionarias, jerigonza freudo- marxista y carteles del Che Guevara, hoy en día no son otra cosa que políticas de Estado de los países centrales y de las organizaciones internacionales que las difunden mediante su burocracia y su arrollador aparato de propaganda, del cual los medios locales en muchas casos son meras terminales.
Políticas que nos imponen mediante la persuasión y el discurso melifluohumanista del progresismo y cuando no hay más remedio lo hacen desempolvando el garrote.
1.-Así este personaje prestará un invalorable apoyo al cumplimiento del denominado informe Kissinger que establece como política de Estado de EEUU hacia los países periféricos el aborto y la anticoncepción para reducir la natalidad, incluso utilizará los mismos argumentos del “informe” disfrazado con la terminología pseudo revolucionaria de estilo.
2.-También colaborará con las fundaciones libres de impuestos financiadas por las multinacionales como la fundación de George Soros la Open Sociaty que pretende la despenalización de la droga. En nuestro país esto transita por los primeros pasos con la des incriminación de la tenencia que está llevando a cabo el gobierno actual con el apoyo más o menos entusiasta de sus seguidores y cuyo resultado será la imbecilización colectiva de la población más joven.
3.-El antimilitarismo emanado del mito de los 30.000 desaparecidos, que el zurdito apoya con ahínco digno de mejor causa es en definitiva el sustento de la desmilitarización de la sociedad argentina y del desarme unilateral nuestro, utilitario a los intereses británicos que ocupan nuestro territorio insular expoliando los recursos allí existentes. De hecho ese antimilitarismo es explotado en beneficio de la globalidad, pues para ella debe existir un solo Sheriff mundial…ya sabemos quién o quiénes. Lo hemos visto actuar en Los Balcanes, Afganistán, y posiblemente lo veamos hacerlo en Irán apoyando a la entidad Sionista autodenominada Estado de Israel.
4.- Los mismos que se desgañitaban antaño pidiendo o exigiendo el no pago de la deuda externa hoy aceptan el mismo e incluso lo han aplaudido. Desde el Estado ocupado por el progresismo el cumplimiento se da a como dé lugar matizando el envío de remesas de los espurios intereses con aprontes seudo patrióticos y expoliación de recursos ajenos en teoría a esos fines. En realidad no existen en la práctica recursos ajenos al pago de los usureros.
5.- Son los primeros a la hora de felicitarse por la destrucción de la familia con el denominado “matrimonio igualitario” o sea la unión de los aberrosexuales y la adopción de niño por ellos, otra de las pautas culturales impuestas por la ONU junto con su monserga justificadora dada en llamartemática de género. En esa frecuencia el gobierno kirchnerista se ha dado a la reforma del Código Civil de lo que resultará la dilución jurídica de la familia natural. Uno de los puntos que mas promueve la cultura globalizadora para romper el primer arraigo del hombre. Estos puntos son meramente enumerativos porque esta cuestión es viscosa y maleable. Siempre se encuentran nuevas causas, algunas muy justas por cierto, para convertirlas en fuentes de nuevos y discutibles derechos, o sea convertirlas en nuevos elementos de esta ideología de la globalidad, basada en un falso concepto de liberad y que suele confundir la justicia con mera vindicta.
Todo lo aquí expuesto caracteriza a esta verdadera operación de falsa bandera que en estos últimos treinta años ha logrado cambiar la mente de los argentinos y que a pesar de sus protestas de justicia social, no ha tocado en lo más mínimo los resortes de la dependencia de Argentina, sino que la ha agudizado, ni ha sacado a los argentinos de la pobreza o la indigencia sino que la ha aumentado. Ha desviado sentimientos patrióticos a la nada y fingiendo patriotismo ha destruido la Nación, su política, su economía, su cultura y lo que es mucho peor ha sacado a la Argentina del contexto de las Naciones acabando con su Poder propio.
Ese es el método del enemigo, comprenderlo es esencial. No podemos seguir combatiendo contra fantasmas.
viernes, 10 de agosto de 2012
EL SISTEMA TE NECESITA, ZURDITO
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