El día 30 de Julio de 2012 partió a la Casa del Padre Don Omar Vicente Ferrer. “Hasta su último día, patriota nacionalista y católico apostólico romano. Hombre de fe”, según consignaron sus propios deudos.
En sus años de juventud, había sido formado en el Seminario
Menor, recibiendo una gran cultura que le brindó la Iglesia Católica,
orientándose luego hacia la literatura. Durante su vida, realizó diversos
emprendimientos productivos, incluyendo la avicultura, siendo víctima de las
nefastas políticas para el sector ejecutadas por Raúl Ricardo
Alfonsín como presidente de la Argentina, convirtiendo en antieconómica
la actividad.
Posteriormente supo criticar también al Menemismo y a la trágica sucesión de gobiernos que nos llevaron a este deplorable presente.
Con Omar Vicente Ferrer la Argentina perdió un
lúcido intérprete de las realidades nacionales, quien siempre se ha mostrado muy
dolido por el colapso argentino, puesto que llamarlo decadencia o debacle
resulta insuficiente.
Ferrer había participado junto con Roque Raúl
Aragón, de la difusión del periódico “Independencia”, que conformó la
base del Partido de la Independencia. Un núcleo nacionalista durante el primer
lustro de la década del ’80 logró una importante inserción entre los militares,
que permitió fundar el Partido de la Independencia; algunos de los militares que
adhirieron al mismo, con el tiempo adhirieron al carapintadismo. Este partido
confluyó para la fundación del MODIN, llegando a estructurar una importante
tercera fuerza partidocrática a escala provincial y nacional. Omar Vicente
Ferrer contempló cómo a medida que iba creciendo el movimiento, muchos de los
mejores y auténticos nacionalistas iban siendo desplazados por determinados
personajes que surgían fruto de componendas, y cómo lo que podía haber
constituido una alternativa nacional se extinguió por un banal pacto en el que
corrió mucho dinero.
Ferrer participó también del Centro de Estudios Manuel Belgrano
de La Plata. También, desde los últimos años del Siglo XX y los primeros del
Siglo XXI fue uno de los escritores de la platense Revista Perro Viejo, con
ácidos artículos que llamaban a restaurar la Patria desde la propia identidad
nacional. También participaba de las tertulias que se realizaban en la ya
cerrada Librería Tradición de La Plata. Siempre fue muy irónico, como rasgo de
su propiedad, y no tenía empacho en decir en la cara lo que fuese y como fuese,
en tanto considerase estar afirmando una verdad. Murió aguardando una reacción
patriótica que ponga freno a toda la degradación, y criticando a los “cretinos”
de siempre que habitualmente también rondan en los ambientes nacionalistas.
Ferrer era afín a las ideas del grupo “Forja”, y a su vez
compartía el pensamiento de los hermanos Irazusta, y a pesar de
su pensamiento antiperonista supo también ser afin en los ideales con el Coronel
Mohamed Alí Seineldín, otro cabal nacionalista católico.
Sí: Omar reivindicaba también la política
poética que reclamaba José Antonio Primo de Rivera para salvar a la España caída
en la República. Se emocionaba con el sueño de ver a la Patria restaurada con un
gobierno verdaderamente nacionalista y católico, y también sabía ponerse de pie
levantando su brazo derecho con la palma abierta, recordando la educación de su
infancia.
Dejó en este mundo a su esposa, y la familia de su hijo y su
nieta. Sus restos fueron acompañados al Cementerio Parque Iraola. Que la Virgen
de Luján, patrona de la Argentina, lo haya recibido amorosamente, y que en su
condición de Madre, haya llevado al hijo fiel al encuentro con Cristo.
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