Buenos Aires, 03 de Agosto del año 2012 – 1119
Por Cosme Beccar Varela
La crónica argentina revela un avance implacable de la revolución marxista-leninista. No intentemos atemperarla juzgando los hechos como la demostración de una mera voluntad de poder para lucrar. Lo que está pasando es mucho más grave.
Las noticias de los últimos días son reiteración de otras similares. Entre ellas, están el crecimiento del poder del grupo de jóvenes marxistas llamados "La Cámpora"; el descarado reclutamiento de criminales comunes a los que se les da libertad a condición de que apoyen la tiranía; la confesa intención colectivista de la usurpadora en su discurso del 2/8/2012 en la Bolsa de Buenos Aires ratificada por la estatización de toda la producción de petróleo (ver editorial "La Nación", 1/8/2012, pag. 16); la depravada inscripción de un niño inocente como "hijo" de dos homosexuales juntados en antinatural coyunda en la que está involucrado el mimado de los centristas, léase, Macri; la anunciada huelga salvaje de los subterráneos; las restricciones a la libertad de salir del país mediante la prohibición de comprar divisas creando, de paso, una diferencia de un 50% entre el cambio oficial y el cambio libre que da ocasión a los amigos de la tiranía de hacer pingües negocios; el caos creciente en el orden civil al cual colabora Macri con sus estúpidas restricciones al tránsito; la desaparición de Moyano, supuesto "líder de la oposición"; el fallo de la Corte que declara prescripto el proceso contra Verbitzky y los demás acusados del bombazo criminal en el comedor del personal de la Policía Federal que causó 23 muertos; la desaparición por quiebra de 100 establecimientos de faena ganadera y 400 tambos lecheros; la pérdida de 10.000.000 de cabezas de ganado y varias otras cosas que, "brevitatis causa", omito mencionar porque que son del dominio público.
La tendencia es evidente y el gobierno no intenta ocultarla sino exponerla con descarada soberbia. Los únicos que se niegan a verla son sus víctimas. Mi misión y mi propósito es señalarla una vez más y hacer sonar la campana de alarma. Todavía estamos a tiempo de interrumpir este proceso que acabará con los derechos y las garantías individuales en un Estado socialista.
Quisiera agregar una cosa más, para ver si consigo hacer caer de la luna a mis compañeros de desgracia. Y lo que quiero decir es que hay que advertir que cada día que pasa será más difícil acabar con esta tiranía.
Cuando Mariano Moreno, Secretario de la Primera Junta y furioso jacobino responsable de la muerte de Liniers y de muchas otras personas de bien, fue depuesto, al embarcarse para Londres dijo: "Yo me voy, pero dejo una larga cola". ¡Y por cierto que la dejó, porque la "Sociedad Patriótica" y otros integrantes de la logia a la cual pertenecía el desventurado tribuno siguieron causando estragos! (Si quiere pruebas de esta afirmación histórica, puede leer mi libro "¿Donde está el pueblo?").
Ahora está pasando lo mismo. La tiranía ha conseguido hincar el diente de tal manera en el cuerpo del país que aunque cayera la frívola usurpadora, aquella podría continuar en cabeza de otros de los varios reemplazantes de que dispone el régimen, entre ellos, la senadora Alperovich ubicada en el segundo lugar de la sucesión presidencial, o en el primero, si se suprime el turno del archi-quemado y archi-idiota Boudou, como muy probablemente ocurra.
Pero eso no es todo. Aunque todo el tinglado del poder supremo cayera, todavía quedan los innumerables canallas que han sido ubicados en diversos puestos "clave" desde los cuales están empeñados en la demolición del país.
Por ejemplo, Kicillof, el viceministro de Economía y real gestor de YPF, Hortel, Director del Servicio Penitenciario, la Corte Suprema integrada por una banda de prevaricadores y casi todos los jueces federales, los innumerables militantes de "La Cámpora" que controlan otras palancas del poder y muchos otros aliados de la izquierda que están en los medios de comunicación, en el Congreso, en los sindicatos, en las provincias y en los supuestos "partidos de oposición".
La secta marxista-leninista que gobierna desde las sombras ha tenido casi diez años para desplegar sus fuerzas y reclutar sus adeptos, inclusive en las cárceles, de donde puede sacar incontables expertos en la acción directa.
Cada día que pasa esa "fuerza de ocupación" crece más, se enriquece más y se hace más audaz. Sería ingenuo suponer que dejará el poder que tiene, simplemente porque la Sra. Kirchner o alguno de sus reemplazantes, tuvieran que abandonar el gobierno. Son como un cáncer que ha hecho metástasis, asociado al cáncer moral que ha sido desatado abriendo ancho campo a la homosexualidad, a la droga y al "amor libre". Los que practican esas inmoralidades son feroces aliados de los neo-comunistas que les consiguieron y les garantizan su libertinaje.
Suponiendo que hoy tuviéramos la dicha de conseguir que una Autoridad legítima ocupara la Presidencia de la Nación con el apoyo de la mayoría sana del pueblo, ella tendría que caminar sobre un terreno minado.
Tendría que restablecer el orden enfrentando a innumerables grupos acostumbrados a provocar impunemente el caos. Para eso, tendría que reconstruir las FFAA y la Policía y encontrar la manera de que la campaña de desprestigio que desataría inmediatamente la prensa no le enajenara el apoyo de la opinión pública, y eso sin dejarse impresionar por la "libertad de prensa" que los calumniadores enarbolarían como insignia de su malévola campaña.
Tendría que terminar con el monopolio político de la "dirigencia" corrupta e inepta, modificando la ley de partidos políticos vigente desde 1985 e impedir que la prensa siga ejerciendo el poder no escrito de ensalzar y difamar candidatos, haciendo imposible que la gente de bien pueda ser conocida y elegida, mientras se dedica a promover toda clase de canallas como "únicas opciones válidas".
Tendría que reconstruir todo lo que ha destruido la tiranía para lo cual debería convocar a todos los argentinos capaces y honestos, llamándolos de la obscuridad a que los ha condenado una política que sólo sirve a los malos y a los ineptos.
Con el agravante de que construir es lento y trabajoso, pero destruir es fácil y rápido. Una bomba puesta por uno solo puede destruir en un minuto lo que muchos tardaron años en construir.
Por eso, para que esa reconstrucción sea posible, además de una Autoridad legítima, capaz e inteligente, tendría que haber un número suficiente de gente buena y valiente que la apoyara, sin temer las maledicencias ni las violencias de los malvados.
Eso exige que desde ya esa gente se esté preparando para lo cual tiene que salir de la resignación servil en que ha caído. El silencio y la inacción en que hoy están los "buenos patriotas" hace temer que esa "masa crítica" de gente buena esté desapareciendo y que, por lo tanto, la destrucción que causa la tiranía, sea irreversible.
Por eso es tan importante que los argentinos de bien empiecen a organizarse desde ahora y a interesarse por la política en una forma activa y no meramente negativa, quejándose de lo mal que van las cosas. Hay que aprender "política" como se aprende cualquier ciencia y cualquier arte.
Hay que aprender a argumentar para persuadir a otros de lo que está bien y disuadirlos de lo que está mal. Hay que saber quién es quién para poder elegir a los que habrán de ocupar cargos públicos y principalmente, quien podría ser el Presidente que sea capaz de sacar al país de este caos provocado y maléfico.
Todavía nos queda una cierta libertad de acción. Hay que aprovecharla para aprender, ejercitarnos y conocernos. No tenemos que abusar de ese espacio que la divina Providencia nos conserva. Cuando la tiranía resuelva acabar con esa libertad será tarde. ¿Cree que exagero? Si cree eso, es que Ud. está políticamente muerto.
Cosme Beccar Varela
e-mail: correo@labotellaalmar.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Los mensajes son moderados antes de su publicación. No se publican improperios. Escriba con respeto, aunque disienta, y será publicado y respondido su comentario. Modérese Usted mismo, y su aporte será publicado.