sábado, 1 de septiembre de 2012

HACIA EL PODER TOTAL 18. HACIA LA SUMISIÓN TOTAL, SIN LÍMITE



 Por Silvio H. Coppola

            Muchos saben, y especialmente los ligados al gobierno nacional, que su disfrute de cargos, prebendas y privilegios, durará probablemente sólo el tiempo en que la señora presidente se mantenga en sus funciones. De ahí la importancia de que esta permanezca en el cargo el mayor tiempo posible, y en consecuencia los movimientos políticos producidos en diferentes ámbitos para lograr una nueva reelección, que desde luego irá atada a una próxima reforma constitucional. Todo con la sonrisa cómplice de la homenajeada, todavía no abiertamente manifestada, ya que significa el procedimiento de cumplimentar adecuadamente su egocentrismo y vanidad.
             Cualquier método es bueno para ello, no importa cuál. Y así vemos la existencia de un proyecto de ley presentado ante la Cámara de Diputados, fogoneado desde la presidencia de la Nación, por el cual podrían acceder al voto los mayores de 16 años (actualmente 18 años). Esto se debe a que desde el gobierno se piensa, después de hacer continuamente propaganda de todo tipo por todos los medios y en especial la televisión y la intromisión en las escuelas públicas por grupos afines, que con el nuevo caudal de votos que se estima en aproximadamente tres millones, la mayoría de los nuevos votantes se volcaría por el oficialismo. Entonces, no importan los motivos que se aleguen para lograr esto, hay que seguir adelante e imponerlo. Y además pone a cualquier opositor en la disyuntiva de disentir, por lo que inmediatamente se pondría en contra a los futuros votantes y en consecuencia debería callar y atarse al tren de la obsecuencia para no perder eventuales votos. Entre Scilla y Caribdis. Una maniobra que sólo puede interpretarse por el beneficio que cree el gobierno que recibirá eventualmente de los nuevos votantes, en un país donde la adolescencia llega a los treinta años y en donde la inimputabilidad penal se extiende a los 18 años. Todo un contrasentido, justificado sólo por el afán desmesurado de mantener el poder a todo trance. El conocido psiquiatra Miguel Maldonado, afirmó que “. . .este proyecto no tiene sustento científico alguno y responde a una especulación política del gobierno”. Pero los motivos reales, indudablemente surgen a la vista.
            Y acorde con ellos, la señora presidente manifestó que “esta es una Argentina de libertad, en la que cada uno dice lo que piensa”. Claro, muy bien, pero se podría excluir a los funcionarios del gobierno y a todos aquellos que disfrutan de cargos, prebendas y privilegios, para los que el silencio es salud. Agregó además que todo esto sucede “porque no somos un país fascista, sino un país profundamente democrático”. Desde luego, aunque usó la palabra fascista no como sustantivo sino como adjetivo, lo cual le permite en cualquier situación con su uso, mágica palabra, acallar cualquier discrepancia o crítica.
            Y en el tema de la obsecuencia, los aplaudidores y la sumisión, el gobernador de la provincia de Buenos Aires, Daniel Scioli se ha superado y bate aún sus antiguos records al respecto. Así ha afirmado que el proyecto “es muy interesante”  y que “es sorprendente ver a los jóvenes comparados con otras épocas...”  (?????) (sic). Y varias frases parecidas sin contenido alguno. Y entonces, uno no puede menos de hacer ciertas reflexiones: si este es uno de los probables candidatos presidenciales, es evidente que poco se puede hacer para esperar que las cosas cambien, con o sin la asistencia de la señora presidente. Pero muchos afirman que nunca es más negra la noche, que cuando comienza a amanecer.
LA PLATA, agosto 31 de 2012.

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