Por Carlos Carranza (*)
Por primera vez la señora presidenta se ha referido a la posibilidad de una reforma Constitucional y su reelección en una prestigiosa universidad estadounidense. Lo ha hecho ante un joven y destacado auditorio que pudo preguntar -lo que no se puede hacer en el país- y se ha expresado, a mí entender, en términos evasivos o ambiguos y hasta llegó a considerar que es una cuestión "abstracta", ya que dijo no estar permitido en su texto. Lo que no ha dicho es si lo impulsa o lo descarta totalmente "en concreto", y de eso se trata; porque no obstante ello, algunos dirigentes oficialistas estarían intentado instalar el tema en la agenda política e impulsan una nueva modificación al texto constitucional, agregando a los mandatos de Néstor Kirchner y los dos mandatos de Cristina Fernández uno más, con lo que serían en la practica cuatro mandatos seguidos y continuados.
Mas allá de lo que hayan dicho dirigentes como Luis D´Elia o Eduardo Sigal, existe un grupo de intelectuales en "Carta Abierta" que están proponiendo el debate como una especie de anticipo o adelanto (tanteo) a la opinión pública que solo obedece a las necesidades personales de algunos representantes del oficialismo, que no son desmentidos o rechazados por las altas esferas del gobierno nacional.
Algunos países prohíben directamente la reelección para siempre como es el caso de México, pero en nuestro país, luego de la reforma de 1994 se establece la posibilidad de una reelección inmediata. Ello obedeció a un proceso que tuvo como protagonistas a Carlos Menen y Raúl Alfonsín que acordaron en el famoso Pacto de Olivos llevar adelante dicha mutación, y así Menem fue presidente 10 años continuos y quiso al final volver a intentar una nueva reforma para continuar en el poder, lo que no consiguió.
En el ámbito del derecho público provincial podemos citar dos ejemplos. Uno es la Constitución provincial de Santa Fe donde no existe la reelección inmediata (artículo 64) y dicho dispositivo se basa en la alternancia en el gobierno para que nadie se eternice en el poder ya que ello es considerado contraproducente para el sistema democrático local, y además para permitir un juego más abierto y plural que permita un desarrollo institucional con tiempo suficiente para que la ciudadanía conozca y acompañe (o no) a los partidos que desde el gobierno o la oposición hagan conocer anticipadamente sus puntos de vistas a la población, a través de sus programas y plataformas para cuando les toque gobernar si son elegidos. El otro ejemplo es la Constitución de Santa Cruz que es la única que permite la reelección indefinidamente, saque el lector sus propias conclusiones.
Consideramos que mantenerse indefinidamente en el poder es nocivo para la democracia y para un debate político-institucional en constante crecimiento, renovación y desarrollo. Lo único permanente y estable debe ser el pleno respeto a las reglas de juego y el acatamiento a la ley; porque someter nuevamente al pueblo de la nación a otro proceso reformista (solo para modificar la cláusula reeleccionista) y a 18 años de haberse cambiado el texto porque solo convenga a una parcialidad o a los intereses de grupo o facción, solo logrará instalar el irrespeto por las normas y la idea de cambiar a cada rato las leyes cuando estas no convienen para satisfacer las necesidades individuales de quienes gobiernan o sus acólitos y querer perpetuarse en el poder, por ese solo hecho, a cualquier costo.
Es por ello que rechazamos todo intento de reformar la Constitución nacional y todo intento reeleccionista que persiga entronizar a una persona en la presidencia de la república más allá de los plazos establecidos en la Carta Magna, por tener un sesgo fuertemente autoritario y faccioso, carecer de un mínimo consenso social, desvirtuar el federalismo y violentar los principios que fueron debatidos y sostenidos por la actual presidenta y su antecesor en la última Convención Constituyente; y para lo cual debería comunicar en concreto al pueblo de la nación sus verdaderas intenciones dejando de lado cualquier tipo de especulación electoral, ya que el silencio ocasiona un grave daño a las instituciones y a los sagrados intereses de la república.
(*)
Diputado nacional del Frente Peronista
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