miércoles, 3 de octubre de 2012

¿QUIÉN LO HUBIERA PODIDO IMAGINAR?





Por Eduardo Sebastián Gutiérrez
gutierrezes@hotmail.com

Dos cuestiones plantean un interrogante, motivo del título.

Por un lado, es de público conocimiento, y por sus propias declaraciones, que la actual etapa en la escalada de violencia en Medio Oriente, comenzada encubiertamente con la promovida necesidad de la “primavera árabe”, ha tenido y mantiene actualmente como sus principales gestores, ideológicos y operativos, a los EE.UU., Inglaterra, Israel, Francia, Arabia Saudita, Turquía y Qatar.

Por otro, la república de Irán, que con aproximadamente 7.000 años de historia, y formando parte de una región que se ha calificado como una de las bisagras de la Historia, tiene establecidas relaciones múltiples, diplomáticas, culturales, comerciales, con Argentina, con aproximadamente 200 años de historia como Patria, desde tiempo antes de ser Estado Independiente. El inicio oficial de dichas relaciones data del año 1.902.

A pesar de los vaivenes por tensiones, producidos en medio de tantos años, escasos y más que nada por malos comportamientos de nuestra parte debidos a los incumplimientos de contratos en las exportaciones, el comercio con Irán ha ido creciendo año tras año, llegando a colocarse incluso entre los principales de las exportaciones argentinas, puesto que estarían rondando actualmente los 2.000 millones de dólares anuales, y que según expresiones de sus representantes diplomáticos, aspiran a superar incluso los 5.000 millones de dólares por igual período de tiempo.

Y todo este escenario promisorio, agregándose aparte de los rubros tradicionales de nuestra producción agropecuaria, otros productos industriales, incluso medicamentos, instalación de plantas productoras de golosinas y chocolates, etc., creciendo en medio de resonantes acusaciones por la supuesta directa participación del gobierno de Irán en los “sucesos de la Embajada de Israel y en la A.M.I.A”.

Cabe aclarar, que la mayor parte de ese comercio entre Irán y Argentina, en donde el primero es claro comprador, vale decir, que la balanza nos es ampliamente favorable, un porcentaje más que importante del mismo, es realizado a través de empresas que tienen relación directa con “empresas de capital judío”, incluso las redes bancarias empleadas responden a este mismo origen y dirección.

Todo esto es de pública comprobación, y ante cualquier duda, simplemente vale relacionarse con quienes desempeñan funciones en este ámbito y demostrar  hasta donde son ciertas estas afirmaciones. Vale decir, que en medio de las campañas permanentes contra Irán por ser el principal acusado por los “sucesos de la Embajada de Israel y de la AMIA”, los acusadores,  mantienen relaciones con los supuestos agresores.

Esto no debiera ahora llamarnos a sorpresa, después de que Hillary Clinton, con absoluto desparpajo mencionara estas relaciones como el paso previo necesario al derrocamiento y asesinato de Muamar Gadafi. 

Tenemos entonces dos momentos de análisis en los 110 años de relaciones con Irán: el primero, con 90 años de normalidad y cordialidad ininterrumpidas con saldos comerciales holgados a favor nuestro, el segundo, los últimos 20 años, donde comienza a actuar e incidir un factor completamente extraño, pues se importa un conflicto distante, ni siquiera del mismo continente, y ajeno por completo a nuestras costumbres y cultura, a nuestras realidades, como el de la confrontación Israelí vs. Árabes, Sionistas vs. Musulmanes.

Es por todos conocido, a pesar de que los medios de comunicación argentinos nada informan al respecto, que la invasión de supuestos rebeldes o disconformes que reclaman cambios al gobierno de Siria,  ha sido plantada en seco y no ha podido progresar en el terreno, a pesar de los inmensos apoyos de todo tipo que reciben, por parte de los países mencionados al inicio. Y esta situación se ve deteriorada día a día, a pesar de las voces en contrario afirmando que la invasión a Siria está preparada para soportar largo tiempo, que algunos sostienen podría durar alrededor de 2 años.

Lo concreto es que la desesperación gana los estados de ánimos de quienes llevan adelante la agresión, y ante los continuos vetos impuestos por Rusia y China a las propuestas de intervención armada directa de las fuerzas armadas de los miembros de la OTAN, comienzan a barajarse diferentes alternativas que sirvan de justificación, de lo injustificable.

Y es justamente en este punto donde irrumpe en medio de la escena, la repentina decisión del gobierno argentino, de querer mejorar el diálogo con Irán, nada menos que en estos momentos, argumentando la necesidad de dar un paso adelante en las relaciones, que por otra parte nunca estuvieron suspendidas ni siquiera observadas, y las exportaciones crecientes sirven de ejemplo concreto. Y se sabe que no pocos de los punteros acreditados del actual gobierno, léase “representantes oficiosos”, han concurrido asiduamente a la sede de la Embajada de Irán, y desde el primer gobierno del matrimonio Kirchner, ¿hace falta acaso dar algunos de los nombres mas conocidos?

Si el gobierno argentino, y los intereses mandantes en nuestro país, responden al poder sionista, como es de conocimiento público, y si tal situación se reitera en los EE. UU., que es igualmente de conocimiento público, y ambos países mantienen una relación directa con el gobierno de Israel, conformando una sociedad harto reconocida, ¿se puede acaso creer que semejante paso dado por el socio menor, el gobierno argentino, habría de darse sin el previo consentimiento de los otros socios mayoritarios? Más aún, la sospecha es que por decisión de estos, los socios mayoritarios, el gobierno argentino ha dado el paso que se le indicó.

A la luz de estas elementales consideraciones,  sí llama entonces más que nunca la atención este paso dado por todo lo que puede representar, puesto que estimamos no únicamente es para acrecentar la participación de los iraníes en la compra de productos argentinos ante el estancamiento de otros mercados internacionales por la crisis que se está viviendo. Sospechamos no sin razón, que todo este movimiento encubre un “algo mas” que salir a tomar dólares o euros de tan lejos para apuntalar “el edificio”, el nuestro, que se resquebraja por todos lados.

En expresión común, esto huele necesariamente a que hay “algo podrido en el medio”.

Y este “olor” se podría medir, dentro del análisis de hipótesis, en dos sentidos: Primero, que es un movimiento para comprometer de manera decisiva a Irán, por medio de un auto atentado tipo magnicidio o similar, que justifique ante la opinión pública mundial, y se fuerce a los mandos militares norteamericanos que se resisten, a atacar  directamente en Medio Oriente; Segundo, siguiendo con la hipótesis del auto atentado, les serviría al mismo tiempo para establecer un estado de excepción tan extraordinario en Argentina, la justificación buscada, como para implantar por medio de las Cámaras Legislativas Nacionales, un estado de sitio con facultades amplísimas para toda la organización que ya tienen montada, y concretar definitivamente la separación de nuestro Territorio Nacional, y llegado el caso y ante las dificultades en concretarlo, solicitar la urgente ayuda militar extranjera, bajo el paraguas de la ONU, es decir la OTAN, como ya lo han demostrado en Afganistán, Irak, Libia, Siria.

Una única operación montada, pero de múltiples aplicaciones, tal cual es su costumbre.

Esperemos que estas breves consideraciones e hipótesis no se transformen en las realidades en el futuro inmediato, y nos hagamos desolados, boquiabiertos, la pregunta del título: ¿Quién lo hubiera podido imaginar?
En la foto: Cristina Fernández Wilhelm reunida con el presidente de Israel, Shimon Peres, en Roma

En la foto: Cristina Fernández Wilhelm reunida con David Rockefeller, uno de los "dueños del mundo"
En la foto: Cristina Fernández Wilhelm reunida con Muammar Ghaddafi, quien fuera asesinado en medio de la revolución de Libia en el marco de la denominada "primavera árabe", mediante agentes extranjeros infiltrados en Libia.

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