En la foto: la versión izquierdista de los sucesos del 3 de diciembre de 1990, liderada por el pasquín Pájina 12 (hoy netamente oficialista y sustentador del actual genocidio económico y cultural), donde calificaba de "golpistas" a los carapintadas, falsa acusación desmentida en sede judicial.
Por Carlos Manuel Acuña
En Semana Santa de 1987 y el 3 de
diciembre de 1990, la naturaleza, el alcance y el desarrollo de las crisis
militares producidas en ambas oportunidades, fueron totalmente diferentes a la
actual situación derivada de los planteos efectuados por las Fuerzas de
Seguridad (Prefectura Naval Argentina y Gendarmería Nacional), si bien tanto en
aquellos años como ahora jamás estuvo presente la idea de un "golpe
militar" o en peligro la democracia, como bien lo sostuvo la Cámara
Federal en lo Penal que condenó a los "últimos carapintadas" en 1991.
Pero ciertamente, también en todos los casos, se rompió la "cadena de
mandos".
Previo a los acontecimientos de
Semana Santa fueron los generales quienes en realidad rompieron la cadena
mandos al no cumplir con sus responsabilidades, dejando a la buena de Dios a
sus subordinados frente al embate de una justicia que intentó entonces lo que
logró ahora. Como consecuencia de esa claudicación, un Teniente Coronel (Aldo Rico) materializa con su actitud
la ruptura de esa cadena.
En el levantamiento del 3 de
diciembre de 1990, la causa fue la complicidad de los altos mandos (Balza y Cia.) con el
"menemato", para profundizar el proceso de deterioro y destrucción de
las Fuerzas Armadas, como lo denunció el Coronel Mohamed A. Seineldín (jefe de
la rebelión) durante el juicio que lo condenó a cadena perpetua. En esta
oportunidad también se rompió la cadena de mandos.
Además en ambos episodios fueron
oficiales superiores, jefes y oficiales subalternos los que hicieron sentir su
reclamo y se pusieron al frente, acompañados por los suboficiales que se
sintieron representados genuinamente por aquéllos.
Hoy en la Prefectura y la
Gendarmería no sucede lo mismo. La causa es otra: salarial, lo que no le quita
dignidad, ya que con los magros salarios percibidos mal pueden sostener a sus
familias y desempeñarse como corresponde en sus funciones profesionales. Si se
consiguen los aumentos pretendidos, los oficiales van a tener que agradecerles
de por vida a los valientes suboficiales de ambas fuerzas de seguridad. Los
verdaderos mandos en estos casos, aunque protocolar u oficialmente se disimule,
son los que hicieron sentir su voz y se pusieron a la cabeza de los reclamos.
Triste realidad. Ruptura de cadena de mandos de difícil solución.
En estos días de zozobra e
incertidumbre escuchamos políticos y periodistas temerosos y preocupados por un
posible "golpe de estado". Como en los '80, nada de eso persiguen
estas situaciones críticas generadas por los uniformados. Preocúpense, al igual
que el resto de la ciudadanía, por lo que
puede pasar si los reclamos no son satisfechos el día martes como aseguró
el ministerio de seguridad, o si a los suboficiales los siguen
"ninguneando" desde dicha cartera política, como la no concurrencia
de funcionarios a la reunión prevista para hoy, viernes a la tarde, con los
representantes de los prefectos y gendarmes. La ausencia anticipa, en buena
medida, cual será la estrategia de un gobierno preocupado.
¿Qué puede ocurrir? No lo
sabemos, pero al menos existen tres posibilidades:
1. Que los prefectos y gendarmes
admitan su fracaso, se desinfle el conflicto y vuelvan a sus actividades
normales.
2. Que mantengan su actual
actitud, lo que ocasionará un natural y progresivo desgaste que terminará,
posiblemente, como señalamos en 1.
3. Que se escale el conflicto.
En este último caso, ¿cómo
sería?, no lo sabemos. No podemos afirmar nada sobre la forma en que
evolucionaría la crisis. Acaso, ¿pasarán
a autoacuartelarse?, ¿abandonarán el servicio de seguridad que prestan, hoy
disminuido, para el jolgorio y algarabía de los delincuentes?, ¿subirán la
apuesta?, ¿habrá más oficiales superiores escupidos y golpeados como hemos
visto por TV durante estas jornadas de tensión en el edificio Guardacostas?
Las dudas carcomen a los analistas pero mucho más al oficialismo que siempre
fue sensible ante presiones peligrosas.
Esta crítica situación, que no
sólo viven las Fuerzas de Seguridad sino también las Fuerzas Armadas, se
alcanza con la complicidad activa o pasiva de los altos mandos. Para ello el
ejecutivo se encargó oportunamente de ascender a aquéllos que por su particular
perfil profesional - o simplemente por su carácter y personalidad - fueran
funcionales a los intereses de los terroristas hoy encumbrados en el poder
político. Por cierto, no les decimos terroristas sino otra cosa.
Es así que muchos que jamás
pensaron llegar al grado de coronel o su equivalente en otras fuerzas, se vieron sorprendidos con las "palmas
de general". Algunos, que
demostraron presencia y honraron su uniforme, grado y cargo, fueron echados.
A esta situación lamentable se llega únicamente con comandantes estilo
almirante Godoy, general Bendini
u otros que operan como socios comerciales de políticos o políticas, o que
cautivan a la clase gobernante con sus atributos "lobbistas", o lo
que es peor, reniegan de sus camaradas
otrora defensores de la Nación frente a la agresión terrorista y que por eso,
hoy son presos políticos. Todo un símbolo.
La cadena de mandos está rota, pero acaso ¿no la rompen también los
jueces prevaricadores, permeables a la presión del poder ejecutivo y con
evidentes prejuicios ideológicos, cuando establecen la misma responsabilidad y
culpabilidad a un teniente o un cabo en el mismo nivel que le corresponden a un
general? Y además, con aberrantes irregularidades jurídicas y violaciones a la
Constitución Nacional, condenan a miembros de las FFAA, de Seguridad y
Policiales con la misma pena. Esto no ocurrió ni en Nüremberg.
Los diputados y senadores se manifiestan preocupados por la
democracia. No parecieron estarlo cuando se aumentaron sus dietas en un 100%. Esto es un insulto frente a los
tres mil pesos que cobraban los gendarmes que murieron en Cerro Dragón. Hasta Cristina Kirchner misma valoró la
vocación de servicio de los gendarmes en ese episodio. Por cierto, los olvidó
rápidamente, prefiriendo que ganen más los presos comunes y los miembros del
"Vatayón Militante" ("Batallón Combatiente") que aquéllos
dispuestos al máximo sacrificio en defensa de la sociedad a la que se deben y a
la Patria.
Políticos en general y gobierno en particular: no busquen fantasmas
"golpistas o destituyentes" donde no los hay...ustedes sáquense la
sábana blanca que los cubre, porque son ustedes, con sus actitudes, los únicos
que ponen en riesgo la democracia y la República. Esperemos que no deban
aprender cómo serán las cosas si profundizada, persiste la ruptura de la cadena
de mandos.
QUÉ CLARIDAD EN ESTE ANÁLISIS!! NECESITAMOS GENTE DE BIEN Y PARECE QUE NO ABUNDA EN LA ARGENTINA Y EN EL MUNDO EN ESTOS TIEMPOS.
ResponderEliminar¿CÓMO SE HACE?!