Por Silvio H. Coppola
Se acaban de dar a conocer las
últimas decisiones de la justicia de Ghana. Todas ellas contrarias a nuestras presentaciones,
como seguramente se irán dando hasta que termine este triste tema.
Por la primera se
rechazó una petición de “incompetencia” de la justicia de ese país. Era de
esperar, por supuesto.
Pero es por demás
lamentable, que tal petición por lo que informa la prensa, haya sido presentada
fuera de término, por lo que ha sido rechazada in limine, sin siquiera
molestarse los jueces en examinar el asunto de fondo.
Menos mal que
nuestra brillante representación abogadil en aquél país, anunció “que apelará a
un tribunal superior”. No precisó cuál, pero si es en la misma Ghana mejor ni
molestarse.
Más lógico sería
ante Dios Nuestro Señor, pero para eso habría que esperar mucho más tiempo, que
el que va a llevar la confiscación y usufructo del valor del navío.
Pero como una gracia
especial a un pedido del Tribunal del
Mar con asiento en Hamburgo, quien “pidió a las partes que se abstengan de
realizar cualquier acto susceptible de agravar la controversia”, el juez local
decidió ayer postergar “hasta el 6 de diciembre, la decisión sobre el eventual
desplazamiento de la Fragata de su actual posición”.
Mejor que nos
preparemos para ello.
Del otro lado del Atlántico,
nuestro Canciller Héctor Timerman,
opina con desmesurado optimismo, que el Tribunal sobre derechos del Mar de
Hamburgo, ante el que está sometida la cuestión de la Fragata Libertad,
resolverá en juicio sumario, sobre la medida cautelar previa interpuesta por el
gobierno argentino, para que la Fragata pueda salir de Ghana.
Incluso y como
expresión de deseos “fuentes oficiales argentinas manifestaron su
convencimiento de que el tribunal internacional convalidará el reclamo
argentino”. Parece ilusorio esperar tal cosa.
Primero nos van a
rechazar la medida cautelar propuesta, de liberación previa del buque.
Y después y muy
probablemente, también rechazarán el pedido de fondo, sobre el embargo de la
Fragata.
Tienen motivos de
sobra (y los ghaneses dólares casi en el bolsillo), para fallar en tal sentido
y además el aval muy importante, de las resoluciones que viene dictando la
justicia federal estadounidense.
Es evidente a
medida que se van sucediendo los hechos, que lo que correspondía sin ninguna
duda, era haber recuperado la Fragata de inmediato, como sea. Si era pagando,
pagando, que al fin eran deudas existentes y tragarnos el orgullo, porque la
suma reclamada era infinitamente inferior al valor afectivo y al hecho de que
nos tomaran la nave insignia que es casi como la bandera, solamente con un
papel judicial. Pero la señora presidente y su grupo áulico no lo quisieron. Lo
que vendría a ser algo así como la frutilla del postre, para la política de
achicamiento y desvalorización de las fuerzas armadas, donde se confundió y se
confunde, lo transitorio con lo permanente.
Sigue teniendo no
obstante el derecho a la última palabra, el capitán de la nave.
LA PLATA, noviembre
22 de 2012.
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