“Tan distintos en un mismo
cuerpo”, es el título de la reflexión que monseñor Jorge Eduardo Lozano, obispo de Gualeguaychú y presidente de la
Comisión Episcopal de Pastoral Social dio a conocer como conclusión de la XIII
Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos dedicado al tema “La nueva
evangelización para la transmisión de la fe cristiana” de la que participó como
padre sinodal en representación del episcopado argentinos junto a otros tres
prelados. La nota ha sido publicada por la Agencia Informativa AICA.
Tan distintos en un mismo cuerpo
“Durante tres semanas nos hemos
reunido en Roma obispos de representantes de más de 100 conferencias
episcopales de países ubicados en todos los continentes. Diversas lenguas y
culturas; unas iglesias más jóvenes y otras de larga tradición.
“Experiencias semejantes aunque
de continentes lejanos; y otras con las que nos unen lazos históricos y ahora
no nos parecemos más que en unos pocos rasgos comunes. Por ejemplo, nos resultó
cercano a la experiencia argentina y latinoamericana lo narrado por obispos de
Filipinas o de Corea, y nos resultaba extraño algún planteo de la madre Patria
o países europeos.
“Nos encontramos viniendo de
lugares en que la Iglesia se manifiesta en comunidades florecientes, otros en
los que es perseguida y se vive la fe en la clandestinidad, y también los que
venden o alquilan sus propiedades —salones, casas parroquiales y hasta Templos—
porque la comunidad se achicó mucho y no alcanza a mantenerlos económicamente.
“Me ayudaba a pararme ante esta
situación la descripción que hace San Pablo en la carta a los Corintios: un
solo cuerpo y miembros distintos (I Cor. 12, 12-26). Todos hemos bebido de un
mismo Espíritu, hemos sido bautizados y hechos miembros de una misma familia:
La Iglesia. Tan diversos y tan comunes como el dedo meñique de la mano
izquierda, la quinta vértebra de la columna, el peroné, el hígado, la tráquea o
la muela de juicio. Tan distintos pero todos tan parte del mismo cuerpo.
“Nos reconocemos con un mismo
origen: el amor del Padre, manifestado en la Pascua de Cristo que derrama el
Espíritu Santo. También con un mismo destino: “los cielos nuevos y la tierra
nueva” en que tiene su morada el Espíritu. Aunque los caminos por los que
peregrinamos son diversos, el punto de llegada y encuentro es el mismo, y lo
que palpita en nuestros corazones también.
“Nos mueve el mismo amor a Dios y
a su obra. En el mensaje conclusivo decimos: “Nuestro mundo está lleno de
contradicciones y de desafíos pero sigue siendo creación de Dios y, aunque
herido por el mal, siempre es objeto de su amor y terreno suyo, en el que puede
ser resembrada la semilla de la Palabra para que vuelva a dar fruto”. Tenemos
la certeza: Dios ama esta humanidad en este tiempo concreto de la historia. Y
nosotros —hijos de Dios y de este tiempo— también.
“Este mensaje conclusivo del
Sínodo hace referencia en el comienzo al pasaje evangélico de la mujer
samaritana que dialoga con Jesús. Ella se acerca con su vasija vacía a buscar
agua a un pozo en el desierto. Un relato cargado de imágenes que hablan de lo
obvio y de lo alegórico: desierto, sed, agua, cercanía, diálogo, Mesías,
Salvador, fe...
“No cualquier agua calma la sed.
Hay jornadas duras y complicadas en el desierto. Hermanas y hermanos que
desesperan; que perdieron o quebraron sus cántaros. Muchos también cansados de
correr tras espejismos que prometieron mucho y cumplieron nada. El consumismo
materialista, la fuga de la realidad por medio de la droga o el alcohol, no son
agua fresca en el desierto. Y nosotros que corremos el riesgo de tercerizar el
agua y desligarnos del diálogo con la humanidad sedienta.
“En estos días hemos constatado
que somos testigos y anunciadores de una Buena Noticia: Jesús mismo camina por
las calles de Calcuta, París, Bogotá, Gualeguaychú, Córdoba, Buenos Aires,
Montevideo... “Dios vive en la ciudad” (Salmo 42). Vive entre las casas de sus
hijos.
“Fuimos convocados para un Sínodo
(= del griego: “hacer juntos el camino”). El objetivo es colaborar los obispos
—sucesores de los Apóstoles— con el Papa —sucesor de Pedro— en el gobierno de
la Iglesia Universal. El tema sobre el cual trabajamos: “La Nueva
Evangelización para la transmisión de la fe cristiana”.
“En un clima de diálogo y
oración, reflexión y confianza compartimos estos días. No nos pusimos de
acuerdo en todo. Pero en muchas cosas sí, y sobre esos acuerdos redactamos una
serie de proposiciones que el Papa utilizará para elaborar una Exhortación
Apostólica que nos ayude a toda la Iglesia a asumir con más confianza la Nueva
Evangelización. Otros temas seguirán madurando y necesitan de más estudio, más
oración, más experiencias que muestren signos de luz en aquello que aún no se
ve claro.
“En el corazón de cada persona
hay deseos de verdad, bien y belleza, de justicia, libertad y paz.
“Esos anhelos profundos son como
la sed que desea ser saciada. Jesús nos dice: “Yo soy el agua”.
+ Mons. Jorge Lozano
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